Él idiota del café

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Lucía

Charlie indagó en el casillero de Kim encontrando algo de maquillaje y una blusa bastante llamativa para mí gusto, casi me dio un infarto cuando él me la mostró teniendo una enorme sonrisa en su rostro. No me preocupaba por él, hace mucho que había descubierto su enorme amor hacia los hombres algo que me agradaba ya que prefería mantenerme fuera de una relación sentimental con alguien.

— ¿Qué mierda es eso? Apenas va a cubrirme mis pezones

— Es un top y te quedará fabuloso, no tienes los pechos más grandes del mundo ni tampoco los más pequeños. Son perfectos para esta blusa, seguro que se te verá mejor a ti que a la vulgar de Kim. — Nunca le había agradado Jim, siempre lo había demostrado con su rostro y yo, aunque no me cayera bien simplemente tenía una barrera con ella en la que consistía en no cruzar alguna palabra a menos que sea necesario y no mirarla. Me evitaba de muchos problemas

— No sé cómo me convences de hacer esto — Le quite la blusa de las manos y el sonrió aún más satisfecho por verme casi desnuda.

Al llegar al lugar se podía escuchar la música hasta afuera, tuvimos que hacer fila ya que la gente era mucha y al ser un lugar nuevo la entrada era gratis llamando así la atención de muchos.

Cuando entramos el poco oxígeno que se podía respirar apenas me ayudaba a mantenerme viva aunque en realidad era una mezcla del calor de los cuerpos de los que están bailando tal cual si estuvieran a punto de coger, el humo del cigarrillo invadía también el lugar junto con un poco de sustancias ilícitas que conocia a la perfección tanto el sabor, olor, textura y nombre.

Era mi primera vez desde que había salido de prisión que había venido a uno de estos lugares, tuve que tener cierta distancia con el alcohol para no hundirme en él porque algo que no quería era que si volvía a encontrar al idiota de Matt sería demostrandole que pude salir de toda esa mierda sin él.

No me detuve a bailar y disfrutar de la música o de las personas que estaban estrechando sus cuerpos unas a otras, simplemente me deje guiar por la sed de querer beber. No fue difícil pedir algo que beber, al principio los hombres que estaban en la barra me miraron los pechos cual si fuera algo nuevo pero cuando vieron mi rostro con las cicatrices que cabe recalcar que la más grande era la de mi mejilla, se alejaron dejándome el paso libre con el único hombre que me importaba. El bartender.

Perdí a Charlie de vista pero no me molestó, quería borrar unos momentos lo estúpida que se ha vuelto mi vida, lo cotidiano que vivo a diario e incluso el infierno por el que paso cada que recuerdo a Matt.

Se que es estúpido recordar a una persona que conocí en mi adolescencia, pero él se llevó todo de mi. Mis sueños, esperanzas e incluso mi juventud porque si no fuera por él, habría estado disfrutando cada etapa de mi vida.

— No, Matt — Reí en cuanto las manos de Matt tocaban mi abdomen haciéndome cosquillas — Sabes que odio las cosquillas — Aferré mis piernas en su cadera y de un rápido movimiento hago que quede debajo de mi tomando sus manos y poniéndolas por encima de su cabeza.

Eres muy fuerte para mí — Me muestra una de sus sonrisas encantadoras

Eres tú el que se deja ganar — Lo miro a los ojos y me siento tan afortunada de tenerlo a mi lado a pesar de la inconformidad de mi familia hacia él — ¿Qué quieres hacer en el futuro?

Su expresión se vuelve dura ante mi pregunta

Quiero irme lejos de aquí, conocer el mundo y sus alrededores. Empezar desde cero y lo lograré cueste lo que cueste — habla tan firme que por el tono en el que lo dice puedo creerle.

¡Cuidado! Mujeriego EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora