¿Alguna vez tuviste en tu vida a alguien que odiaras o que te hiciera daño? Y si es así, ¿harías cualquier cosa para acabar con ella? ¿pagarías cualquier precio para hacerle daño? Si es así te recomiendo que vayas a la ciudad sin luz. Yo ya lo hice y esta es mi historia.
Yo era un adolescente estudioso al cual no le gustaba la violencia, ni tampoco pensaba en ello como un camino para librarse de los que me acosaban. Tampoco me gustaba la idea de ver como a otros les maltratan o insultan. Cualquiera pensaría que soy un modelo a seguir. Un día quedé con unos amigos para jugar con las videoconsolas cuando un grupo de cinco chicos me rodearon. Me preguntaron qué adonde iba. Yo no respondí y eso les cabreó tanto que me pegaron, cogieron mi consola y la partieron contra el suelo. Después de aquello fui corriendo a casa, llorando por lo que me había pasado. Estaba a unos metros de casa cuando un extraño me paró y me preguntó si quería vengarme de ellos, a lo cuál le contesté que no merecía la pena. El hombre me dio un sobre y me dijo que realmente necesitaba vengarme, pero que debía odiarle de verdad. Sin rechistar, cogí el sobre y me quedé mirándolo un buen rato.
Volví a casa y subí a mi habitación. Abrí el sobre y saqué lo que había dentro. Era una nota con unas instrucciones escritas para llegar a la ciudad sin luz. El primer paso era ir a un callejón que tuviera en mi ciudad y que fuera por la noche, cerrara los ojos y susurrara sin que me vieran las palabras de ciudad sin luz y que viera lo que viera no los abriera. Cuando se vuelva negra tu imagen, abre los ojos. Yo pensaba que era una estupidez el hecho de que funcionase aquello, pero aún así fui directo al callejón que quedaba a unos metros de mi casa. Me metí sin que nadie me viese, cerré los ojos y susurré "ciudad sin luz". Al momento de que esas palabras salieran de mis labios, empecé a ver como unas siluetas pasando delante de mí, pero eran luminosas, como si de ángeles o algo parecido se tratase. Después empecé a ver imágenes de animales deformes, lo que me hizo pensar en parar, pero seguí con los ojos cerrados, como decían las instrucciones.
De repente todo se volvió negro, a lo cual abrí los ojos y al abrirlos la ciudad en la que estaba era la misma, pero a la vez, diferente, ya que no había ni una sola luz ni en la ciudad ni en el cielo. Seguí con ello ya que no había marcha atrás y me dispuse a leer de nuevo la lista. El siguiente paso era caminar sin ningún rumbo ni dirección, pero que tenía que hacerlo en silencio ya que en la oscuridad habitan criaturas que si te oyen irán a por ti. Debes ir hacia las afueras de tu ciudad. Seguí las instrucciones tal como decía el papel y llegué a las afueras, donde vi a un niño sin ojos delante mía. Leí el papel y me dijo que tendría que compartir mi luz con el niño. Me preguntó si quería compartir mi luz con él, a lo cuál le dije que sí. Entonces se acercó a mí y me arrancó el ojo derecho. Sentí mucho dolor, pero no sangré, lo que me pareció raro. El niño me dio las gracias y se fue.
Seguí mi camino y un hombre alto se acercó y me preguntó que de quién era la luz que deseaba tomar. Miré el papel y contaba que debía decir el nombre y los apellidos de esa persona que me hacía daño. Entonces recordé quien me pegó del grupo que me destrozó la consola y le dije su nombre y apellidos. El hombre preguntó si estaba satisfecho, a lo cual no sabía responder, así que recurrí al papel y había dos opciones.
Si contestaba con un sí despertaría en el mismo callejón en el que empecé y la persona a la que dije se quedaría ciego, pero si contestaba que no debería seguir caminando. Estaba entre la espada y la pared, ya que por un lado yo ya estaba bien, pero por otro lado un sentimiento despertó dentro de mí. Ese sentimiento era la venganza, la cuál me hizo contestar que no estaba satisfecho. Seguí mi camino y volvió a aparecer otro chico sin ojos. Me preguntó que si podía compartir mi luz con él y yo le respondí que sí. Se acercó a mí y me quitó el ojo izquierdo. Estaba completamente ciego, pero seguí mi camino. Guiándome por el sonido me di cuenta de que el hombre alto volvió y me pregunto que de quién es la vida que quieres que la oscuridad reclame. Le dije el nombre de esa persona y él me contestó que lo había conseguido. Me dijo que esa venganza ya había acabado pero que ya no podría volver a ese callejón.
Esta es mi historia. No sé que te pareció, pero ahora me toca vagar en la oscuridad, ciego , con solo el oído como compañía, aunque eso para muchos es suficiente.