Primero que nada,muchas gracias como siempre por leer mi historia y segundo,puede que el ritmo de publicacion no sea constante,como dije ya en el prologo,por temas de estudio,sin embargo,hare lo posible por hacerlo semanal,sin mas por el momento me despido
KIranRIvera
Primero que nada debíamos saber por dónde comenzaríamos nuestra búsqueda, así que pensamos que lo más óptimo sería ir a por la ciudad, buscando a los otros cataclismos, era sencillos detectarlos, ya que albergan tal cantidad de energía vital que puedes diferenciarla de la de una persona normal, y aunque eso nos será útil ahora mismo, deberemos aprender a mantenerlo junto con el nivel de la gente común para que el asesino no pueda distinguirnos de manera tan sencilla en caso de que este por ahí, buscando a su próxima víctima, debemos ser más astutos que él, ir un paso más adelante y prevenirnos.
Ariadna dijo que era buena idea comenzar buscando en los barrios bajos, ya que la mayoría de cataclismos al crecer quedan rezagados debido a que sus oportunidades se ven muy limitadas por el descontrol que pueden ocasionar algunas actividades y el caos que este generaría, yo solo la mire preocupado, era mala idea ir sin tener con que defendernos ya que lo único que les importa es ver a alguien a quien puedan sacarle aunque sea unos centavos, para mi suerte, mi padre me había enseñado una cosa o dos acerca del uso de las dagas, y como los familiares de Ariadna tienen ascendencia oriental sabe utilizar la catana lo suficiente como para poder defenderse a sí misma, me sorprendí al escucharlo y le sugerí que nuestra primera parada fuera algún lugar donde encontrar nuestras respectivas armas, como ya éramos considerados mayores de edad no había ningún problema, además de que ese tipo de armas son bastante comunes por aquí. A medio camino ella se detuvo y me hizo señas para detenerme-¿Qué pasa?-pregunte claramente confundido, ella solo se quedó en silencio, lo que me asusto un poco, después solo siguió caminando y yo la mire extrañado, ella sonrió y negó con la cabeza-no te preocupes, no es nada importante-oírla decir eso hizo que me sintiera más tranquilo, aun estábamos un poco lejos de la herrería donde conseguiríamos nuestras armas y el calor era algo inusual, por lo que nos detuvimos un momento bajo una sombra a descansar, limpie el sudor de mi frente y ella hizo lo mismo.
De la nada escuchamos un grito de horror que venía de unas cuantas calles atrás, decidimos volver y averiguar qué era lo que estaba pasando y lo que vimos fue algo impresionante y horroroso al mismo tiempo, el asesino de cataclismos había atacado de nuevo, no lograba entender como era que lo había hecho en mitad de la calle a plena luz del día, además de que el cuerpo no presentaba marcas en ningún lado, por lo que esta vez no se utilizó un catalizador, lo que lo volvía más extraño aun, es que había un pequeño papel que había sido doblado cuidadosamente de manera uniforme, en él se leían las letras “CS” la gente solo miraba horrorizada el cuerpo del cataclismo sin vida. Ariadna y yo supimos que debíamos apresurarnos o nos quedaríamos sin opciones para combatir contra este enemigo por lo que apuramos el paso hacia la herrería, al llegar el tendero nos saludó alegremente y acto seguido le pedimos nuestras armas, el con una amable sonrisa las entrego, la daga era bastante pequeña pero afilada, útil para golpes sorpresivos y letales, la catana era bastante larga y curvada, buena para mantener las distancias y dar ataques rápidos, el herrero nos dio fundas para nuestras armas y las guardamos. Después de pagar salimos presurosos hacia la zona más peligrosa de la ciudad en busca de ayuda, a medida que nos acercábamos los edificios se veían mas y más deteriorados hasta el punto en que algunos estaban totalmente desmantelados incluso, con las ventanas rotas en su totalidad, las paredes dañadas y más rastros como ese de que habían sido totalmente banalizados.
Caminábamos lentamente por la zona, preocupados y alertas por cualquier signo de energía vital que fuera más alto que de costumbre. Paso un buen rato hasta que detectamos un nivel altísimo de energía vital, corrimos, pensando que si se eleva mas podría desencadenar un descontrol y ocasionar estragos a toda la ciudad.
Cuando llegamos a la zona de donde provenía el signo de energía vital buscamos desesperados hasta que por fin vimos a que se debía, una joven que parecía por lo menos uno o dos años menor que nosotros estaba a punto de ser atacada por varios hombres mucho mayores y por ende más fuertes, le hice señas a Ariadna para que me siguiera, desenfundamos nuestras armas y caminamos con cuidado, una vez estábamos cerca de allí seguí caminando y clave mi daga en la espalda de uno de los hombres, en ese mismo instante Ariadna llego a gran velocidad lanzando un tajo, con el cual hirió el brazo de otros dos hombres-Déjenla tranquila!!- grite empuñando mi daga listo para el combate, los únicos dos hombres que aún quedaban ilesos sonrieron y empuñaron barras de metal, se abalanzaron sobre nosotros, por suerte pudimos bloquear sus ataques a tiempo aunque no tuvimos oportunidad de contraatacar por lo que retrocedimos, esta vez fuimos nosotros quienes se lanzaron al ataque, optando por cambiar de lugares para después atacar rápidamente a nuestros objetivos, Ariadna logro herir a su objetivo en el estómago, incapacitándolo al instante pero yo falle haciendo que mi arma saliera disparada al otro lado de la zona y llevándome un buen golpe en la rodilla que me dejaría en el suelo-Manu!!-gritaba Ariadna desesperada mientras se lanzaba lista para herir letalmente al único hombre que quedaba en pie, lanzo un grito cargado de odio y rabia, pude percibir como su energía vital se disparaba y su velocidad aumentaba, en un abrir y cerrar de ojos ya había cortado el abdomen del hombre haciéndole caer y morir desangrado. Ariadna corrió a donde me encontraba yo, guardo su katana y me ayudo a levantarme, me apoye en ella para ir por mi daga, la recogí con dificultad y después ambos nos dirigimos a donde estaba la chica, su energía vital se encontraba un poco más estable dentro de los parámetros de un cataclismo, la pobre chica lloraba desconsoladamente y ambos la abrazamos.Después de que se tranquilizara un poco le explicamos cual era nuestro motivo para luchar y le preguntamos si quería unirse a nuestra causa ella asintió llena de determinación y valor, la llevamos con nosotros a mi casa, ahí era donde planearemos todo lo que tuviéramos que hacer, nuestra aventura había comenzado a penas y el futuro era incierto y aterrador, pero fuera lo que fuera, lo enfrentaríamos juntos.
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Silencio Mortal
RandomUna historia intrigante que explora las capacidades humanas desde un punto de vista algo diferente