I - Flashback's
A los 14 años - cuándo se supone que un adolescente comienza a vivir de manera plena su etapa - sufrí lo que recordaré como mi primera angustia, la que marcaría de manera definitiva mi vida.
Mis padres, quienes estaban cerca de los 50 años de edad y llevaban más de 10 años de matrimonio, decidieron que fuera a estudiar a un instituto de bases técnicas, distante a más de dos mil kilómetros de la ciudad donde vivíamos. Para llegar a ese lugar debía atravesar prácticamente todo un país.
Mi tío, quien era dueño de una pequeña agencia de viajes en microbús, me envió al colegio con uno de sus chóferes. Llegamos a eso de la madrugada, unas semanas antes de que empezarán las clases.
Ese año fue especial, jugué en un equipo de voley, hice amigos, aprendí a vivir lejos de mis padres, comencé a sentir que era independiente. Nada me faltó, nunca, en lo mas mínimo.
Cuando llegaron las vacaciones de verano, tome rumbo a mi hogar. El viaje fue lleno de expectativas, la posibilidad de ver a mi familia nuevamente y pasar el tiempo con ella me llenaba de una alegría inmensa. Cuando por fin había llegado, mis hermanos me recibieron como si llegara luego de una guerra, fue un lindo reencuentro después de un año entero lejos de casa. No me esperaba, ni siquiera llegaba a imaginarme que eso era sólo el preámbulo de una enorme tormenta.
Esa misma noche mis padres habían invitado a más familiares para que pudiesemos hacer una parrillada, todo para que yo pudiera pasar tiempo con ellos. Al llegar lo primero que hicieron mis primos fue saludarme con sus habituales golpes amistosos y burlas, le siguieron los abrazos de la tía Ana y unas palmadas por parte del tio Sam.
Como olvidar al tío Sam.
A la mañana siguiente todo fue maravilloso, los primos estábamos en un lugar apartado de nuestros padres quienes se ocupaban de la parrilla mientras que nuestras madres se hacían cargo de las ensaladas y el postre. Todo fueron charlas y risas, alguna que otra broma o pequeñas indirectas para hacer molestar a alguno de los primos.
Luego de almorzar habíamos quedado en ver todos juntos una película por la televisión de la sala. Habíamos puesto una de terror.
Mi hermano menor de 11 años se había puesto su chaqueta de su equipo de fútbol, con las llaves de la camioneta de papá en mano nos aviso que iría con el tío Sam a comprar las cosas para lo que sería el budin de chocolate y nueces de la tia Ana.
Esa misma noche la Policía tocó a nuestra puerta, comunicándonos que el tío Sam había sido detenido intentando ocultar algo a orillas de la ruta de camino a casa. Los vecinos habían llamado a la policía al ver esto pensando que simplemente se trataba de basura o algún animal muerto, sin embargo, cuándo el tío Sam hecho a correr y los policías se acercaron a la bolsa, descubrieron el cuerpo de mi hermano.
Fred había sido estrangulado con un cable hasta la muerte, el culpable, el tio Sam. Me costó asimilar que después de lo que había sido un día tan especial, había pasado eso, y mas aún teniendo en cuenta que se trataba de mi hermano más pequeño.
Frederick ya no volvería a casa, mis padres no volverían a ser los mismos, ya no aguantarían estar juntos y se divorciarian a los pocos años de la muerte de su hijo menor. Mis primos ya no volverían a hablar con nosotros, mucho menos la tía Ana.
Mi hermano y yo ya no podríamos pasar por la puerta de la habitación del hermano al que solíamos molestar todos los días sin sentir un vacío enorme y al mismo tiempo rabia.
Me costó tiempo poder seguir con mi vida, pero me di cuenta de que no podía seguir sintiéndome como me estaba sintiendo, no era sano seguir con tanta rabia y odio dentro.
Fue asi como empecé a buscar entre los rostros de mis alumnos a alguno que pudiera ocupar el lugar que Fred habia dejado en mi corazón.
Pase semanas enteras socializando, conociendo y haciéndome amigo de mis alumnos para luego lograr lo mismo con sus padres, pero ninguno de esos niños parecía poder ocupar el lugar de Fred, ninguno era como él.
Estaba perdiendo mis esperanzas, llegando a cuestionarme el haber cursado la carrera como educador; hasta que vi a un niño con pecas y cabello castaño claro, tal y como lo solía llevar mi pequeño hermano.
Agustín había llamado por completo mi atención, comencé a hacerlo notorio poco a poco, demostrando interés por que participará en mis clases, después de todo es lo que debía hacer como profesor, intentar que el chico nuevo pueda adaptarse al curso y a poder sentirse seguro de participar abiertamente, sin miedos o vergüenzas entre sus compañeros.
No paso mucho para que pudiera conversar con Agustín fuera de las horas de mi clase, era un joven completamente encantador, no parecía tener la personalidad de mi Fred, pero tenía un gran potencial para ser merecedor de su lugar.
El físico lo tenía, le hacía falta unas pequeñas charlas "motivadoras" para poder moldear lo que sería su personalidad. A parte de ser encantador, era un chico solitario e inseguro que había encontrado confianza y un amigo en mi.
Que mejor que poder ayudarlo a ser lo que alguien como yo necesitaba, el tendría un amigo al cual poder acudir y yo por fin tendría alguien que pueda llenar el vacío que dejó el tío Sam hace años.
Hey, espero puedan disculpar que haya cambiado por completo la historia, pero como dice en la descripción esto se trata de un "borrador" por lo que era de esperarse que cambiará.
Si tienen algún comentario, ya sea una sugerencia o queja por favor haganme saber al final de cada capítulo para poder ir mejorando y traerles algo que sea de su gusto como también del mío.- Geraldine

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Mi Mentira
Misterio / SuspensoAlex tragó saliva, quería gritar, pedir auxilio pero sus gritos se quedaron atascados en su garganta. Algo pareció fallar con su cuerpo, sintió como si su sangre ya no circulará por sus venas, un gran peso encima; un súbito mareo lo convirtió todo b...