Capítulo 20

10.4K 1.4K 1K
                                    

Moví el pie con inquietud, esperando a que abriera la puerta. Yo sabía que se encontraba dentro de su apartamento, pues era lunes y Moon-jae no tenía ningún compromiso entre semana. Mientras el silencio se apoderaba de mi nerviosismo, percibí sonidos en el interior que me indicaron que en cualquier momento abriría.

Mi estómago estaba revuelto, mis manos empuñadas para poder controlarme. Aunque no solía hacerlo, conté mis respiraciones queriendo encontrar calma.

No pude dormir después de la confesión de Jonah. Incluso escuché a mi vecino llegar en la madrugada, como cada domingo. Aunque me pesasen los párpados durante las últimas veinticuatro horas, terminé mi trabajo y pensé de nuevo en aquella revelación.

Todavía estaba debatiéndome entre enojarme con él, llamar a la policía o hablar como personas civilizadas. Era probable que lo último no sucediera, pues llevaba bastante tiempo deseando explotar contra él y contra el mundo por lo que me sucedió.

Escuché un clic del seguro de su puerta. Después de abrirse muy por lo ligero, él asomó uno de sus ojos vacíos y rasgados. Sus ojeras y cabello poco arreglado también estuvieron ahí para recibirme. Al principio me miró como solía hacer todo el tiempo, pero juntó las cejas y retrocedió un poco —tal vez para encerrarse de nuevo— cuando vio también a Jonah a mi espalda, de pie, serio.

Lo miró más tiempo que a mí.

—Necesitamos hablar, Moon-jae —dije, manteniendo la calma como mejor podía.

—¿Acerca de qué? —Curvó una ceja, fue cerrando muy lentamente la puerta.

Pude escuchar los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos. El nudo en mi garganta me impidió tragar saliva adecuadamente. Aunque quisiese hablar, me fue complicado, así que callé más tiempo del debido.

—Sobre el dinero de Luke —contestó Jonah en mi lugar, con voz gruesa—. Hay cosas que no le has dicho.

Durante nuestra estadía en el mirador, Jonah me brindó muchos detalles sobre lo que aconteció esa noche en la que me embriagué, fui drogado y robado. Como amigo y abogado capacitado, me sugirió que permaneciera en el mayor silencio posible, que realizara las preguntas más necesarias y que intentase estar tranquilo. De lo contrario, no podríamos llegar a nada y hasta las cosas acabarían peor.

Moon lució muy sorprendido. No esperaba en lo absoluto que nosotros llegásemos para conversar sobre eso.

—Creo que será mejor que abras y hablemos antes de que llame a la policía —continuó mi mejor amigo, amenazante.

Quise voltear para verificar que estuviera diciéndolo en serio, ya que jamás mencionó algo así durante nuestra conversación previa a la visita. No obstante, tuve que mantenerme firme y con la vista fija en el asiático.

Moon soltó un pesado suspiro antes de quitarse de la puerta para dejarnos entrar. No presentó ninguna objeción o resistencia, lo que me indicó que cooperaría tal y como Jonah lo pronosticó.

Las cosas en su apartamento continuaban en los mismos lugares. Seguía con aquel desorden, las cajas y los kimonos, aunque solo dos de ellos. El tercero yacía en el suelo, arrugado y posiblemente sucio, como sus pocos platos de comida.

El balcón y las cortinas estaban cerrados, resguardando un poco más el calor, pero también la humedad. Deseé abrir la ventana antes de sentarnos sobre el suelo a conversar, pero tuve que callarme esas innecesarias inquietudes para ir directo al grano.

Jonah y yo nos sentamos de un lado, Moon frente a nosotros. Nos quedamos en silencio por unos cuantos segundos larguísimos antes de iniciar con el interrogatorio. El chico se hallaba cabizbajo, quizás nervioso o aturdido. Podía entenderlo en cierto porcentaje.

El balcón vecino [BL-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora