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Octubre 13, 2016, 6:37 pm.
Kiamica, Canadá.

Siempre he pensado que el bosque de nuestro pueblo es tetrico y misterioso, pero no como cualquier otro bosque, este... Simplemente tenia algo que no cuadraba, empezando por los pequeños letreros que la policia habia colocado en ciertos arboles visibles, saque mis manos de los bolsillos de mi chaqueta y tome uno de los letreros entre mis manos; incluso el ambiente se siente mas pesado aqui, pensé.

"Amate a ti mismo, piensa en tu familia y amigos. ¡NO ENTREN AL BOSQUE!", despues de leer esto, un escalofrio recorrio mi cuerpo, extrañandome.

Alcé mi vista, viendo los árboles y pinos, algunos con muchas y otros con escasas ramas, que hermosa es la  vista en este sitio, que lastima que este bellisimo lugar tenga una aura tan inusual, los pensamientos en este momento eran vagos en mi cabeza, como si el frio hubiera congelado mi mente.

Volvi a poner el letrero en su lugar e inmediatamente meti mis manos en mis bolsillos, tenia guantes, pero aun asi, la temperatura de aqui era insoportable, suspire, sacando aquel característico humo frio, para despues dar vuelta y volver por donde vine, pero antes de llegar a donde el pueblo se empieza a poblar un horrible dolor de cabeza se apodero de mi, haciendo que me detuviera, tomando mi cabeza entre mis manos, debio ser el repentino bajon de temperatura, supuse.

Cuando me senti un poco mejor, segui mi camino, decidi recorrer el pequeño pueblo, era tan pequeño que nos conociamos casi todos.
Salude tanto a los ancianos como a los jovenes que se encontraban sentados afuera de sus casas, o que simplemente jugaban algun juego de mesa, llegue a la ultima casa del pueblo, la cual era la mas alejada de todas, mas sin embargo tambien estaba abandonada, casi destruida.

Si no mal recuerdo, tan solo hace 3 años una famila de 4 personas vivia aqui, pero debido a un incendio todos murieron, o eso se quiere creer, pues en la escena solo se encontraron 3 cuerpos, por lo que el unico que quedo vivo fue un chico de 17 años, una parte cree que la madre, despues de cocinar, dejo por accidente la llave de gas abierta y al momento de volver a cocinar, la casa comenzo a arder, y el unico que logro salir fue el joven, pero la teoria perdia fuerza, por que, si el fue el que sobrevivio, ¿Porque no pidio ayuda? El nunca acudio a la comisaria o algun otro sitio.
Y la otra parte del pueblo piensa que el fue el causante de tal catastrofe, pues segun algunos de los vecinos mas cercanos, la peste a gasolina era muy fuerte, pero muchos creen que esto era mentira, por que el era una persona carismática, un poco reservada, pero aun asi amable con todos, hasta con sus padres, es mas, siempre se mostraban felices, parecian una familia muy unida. En caso de que el haya sido el causante; ¿Qué lo motivo a hacerlo?, quizas las apariencias engañan.

De repente mi mente se puso en blanco, literalmente, y un sonido de estatica hizo que me cayera sobre mis rodillas, obligandome a taparme las orejas, pero aun asi no se detenia.
Cuando por fin termino, un intenso dolor de cabeza se manifesto, este era incluso peor que el anterior, haciéndome llorar, lo unico que atine a hacer en esos momentos fue recargar mi cabeza en el suelo.

Permanecí asi unos minutos hasta que una voz me saco de mis pensamientos.

-¿Elizabeth?

Di un brinco en mi lugar, voltie rapidamente y me le quede viendo, sus ojos eran marrones y su cabello era castaño, llevaba una sudadera naranja junto con unos jeans y unos guantes negros, pero tanto su chamarra, como sus zapatos, estan manchados de rojo, pero tambien tenia un poco de verde y azul, probablemente le guste pintar, fue lo unico que cruzo por mente en ese momento.

-¿Estas bien? ¿Por que estas en el suelo?

Su voz era grave y un tanto rasposa, por lo que me dio un severo escalofrio, el se agacho hasta quedar a mi altura, acariciando mi cabeza, pero su semblante... Era serio, parecia inumano, su piel era tan palida que sus ojeras se resaltaban aun mas.

-Elizabeth, ¿me estas escuchando?

-¿Disculpa?, l-lo siento no te preste atención, ¿podrias repetir lo que me dijiste? -Mi voz salio casi como un susurro, juntado con unos pequeños sollozos.

-Que como te sientes, ¿te caiste u algo por el estilo?, ¿Por que estas aqui?

-No lo se, solo... Escuche como interferencia, y la cabeza se me puso en blanco... y me cai.

-Ya veo, deja que te acompañe a casa, porfavor, si algo malo te pasa me voy a sentir mal, ¿si?.

-Esta... Esta bien, vamos.

El sonrio, pero por mas que intente buscar el porque, no me dio confianza alguna.

Empezamos a seguir al camino por que ya habia pasado, habia un silencio incomodo, o por lo menos para mi, y mas desde que el saco un cigarrillo de su bolsillo y lo encendio.

-¿No te molesta, verdad?. -El me miraba de reojo mientras seguiamos caminando, esperaba mi respuesta.

-No, para nada... ¿Fumas muy seguido? -Pregunte, esperaba que asi se rompiera un poco ese silencio que habia entre los dos.

-Para nada -El le dio una calada poco profunda al cigarro y despues saco el humo en mi cara- Se lo robe a un amigo, para salir un poco de la rutina, ya sabes. -El dio una pequeña risa y volvio a meterse el cigarro a la boca.

-Ya veo... -Infle mis cachetes, no sabia que mas decir para romper el hielo.

-Oye Liz, ¿cuantos años tienes?.

Liz, hace mucho que no me dicen asi.

-Diecinueve.., ¿y tu?.

-Veintidós primaveras. -Me hizo reir un poco, el tambien parecia hacerlo, pero sus ojos seguian tan serios que daban miedo. -¿Ya terminaste la universidad?.

-¿Eh? No, acabo de entrar, medicina.

-¿Y que especialidad piensas hacer? Yo queria estudiar para ser forense, pero no pude pagar mis estudios, asi que estoy trabajando.

-Pues hay dos que me encantarian, pero aun no me decido, neurologa o pediatra. -Dije tocando mi barbilla, como pensando.

-¿Y por que no estudias para neuropediatra?, son las cosas que mas te gustan, ademas, pagan mucho, ¡hasta me podrias mantener!.

-¡Seria genial!, lastima que por ahora apenas y me pueda mantener yo misma. -Me pare y señale la casa del frente. -¡Ya llegamos, muchas gracias por acompañarme!, ¿gustas una taza de chocolate caliente?, me permití por esta vez comprar un poco, por el frio, je. -¿Porqué lo estoy invitando a mi casa?, pensé.

-No, gracias, creo que sera para la proxima, cuando seas doctora podras darme mil tazas de chocolate caliente si gustas. -El me sonrio, y yo solo pase mi mano por mi cabeza, supongo que me contagio un poco de su risa.

-Claro, muchas gracias, otra vez. -Me acerce a la puerta y la abri, pero antes de entrar volvi a voltear. -Ojala que pronto nos volvamos a ver. -Despues de eso cerre la puerta detras mio, y me recargue ahi, quitandome los zapatos, pero luego me quede con la mirada clavada en el piso, y un escalofrío me recorrió toda la espina dorsal.

¿Quien era el?

Nunca he tenido mala memoria, pero a el, nunca lo habia visto, ni en el pueblo, ni en la universidad.
Me fui lentamente deslizandome hasta quedar sentada en el piso, intentando buscar una respuesta razonable.

Mientras que del otro lado, aun se encontraba aquel chico, sonriendo.

-¿Volver a vernos? Ja, eso no lo dudes, Elizabeth.

Dijo aquel, para despues dar vuelta y adentrarse al bosque.

En el bosque de los perdidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora