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Yoongi intentó dejar de precipitarse en cuanto entró a la habitación del pelinegro. No se han hablado desde hace una semana, fue su primera alerta roja. Estaba desordenada, cama deshecha, cajas con regalos y algunas cartas que él mismo había escrito, desperdigadas. Algo demasiado inusual, segunda alerta roja. Su corazón palpitó con inmensa rapidez al leer las primeras palabras escritas, con líneas irregulares. 


Lo siento, Yoongi. 

Justo ahora no entiendes nada, no comprendes el por qué escribí esto. Perdón, te prometí que no me separaría de tu lado ni te haría sufrir, y no es lo que pretendo. Pero tengo miedo. De tantísimas cosas que no tienes ni idea, pero preferí cerrarme para no traerte las inseguridades a flote de nuevo; me prometí a mí mismo hacerte feliz lo máximo que pudiese, porque es lo mínimo que mereces.

No me creo capaz de tal cosa. 

Me reconozco por causar daño a las demás personas sin importar qué haga: por mi cobardía, mi poco atrevimiento, mi auto sabotaje; al final del día yo termino siendo el veneno. Termino siendo aquella persona que no aporta nada a nadie, siendo el tóxico, todo aquello que odio y no permito que se acerque a mis seres queridos. ¿Cuál es el punto de defenderlos si el riesgo soy yo? Hay tantas cosas que te prometí, y por la euforia me creí capaz de realizarlas y atravesar cualquier adversidad presentada, pero la realidad es diferente. Me abofeteó un buen día, y me hizo ver las cosas a través del cristal correcto.

No es correcto que me ames. No es seguro para ti que yo sea la persona a la que le des todo de ti.

No me malentiendas. Fue sincero todo lo que te contaba, todo lo que sentía; fue sincero mis proclamaciones de adoración hacia ti, mi admiración hacia ti. Pero no puedo permitirte amarme, sobretodo después de todo lo que he hecho y de lo que sé que soy capaz, sea consciente de ello o no en el momento. Soy un agujero negro y en algún punto, si sigo con esto, te terminaré arrastrando hasta desintegrarte. No quiero hacerte algo así, es mi naturaleza asfixiante, asquerosa, tóxica.

De todos modos, sigo preguntándome, ¿por qué yo? Me has visto infligir daño, durante mucho tiempo, incluso a ti. ¿Por qué a pesar de ello vienes hacia mí? ¿Por qué clamas que soy el amor de tu vida? ¿Por qué me permites añorarte y adorarte a pesar de lastimarte? No te merezco. No me merezco ninguno de esos títulos en absoluto, mis acciones me impiden aceptarlo como realidad, porque bajo el ojo de la moralidad está mal para ti. No debes de tenerme, porque está asegurado que salgas con rasguños.

Estoy tan aterrado de que llegue a un punto de no retorno, que no puedas volver a confiar en alguien más, que te desgarre hasta tu raíz, y te perjudique de por vida. Ya arruiné la mía en mil maneras distintas, no me puedo permitir hacerlo con la tuya, no ahora que tengo una oportunidad de apartarme a tiempo, hacer que me odies, lo que sea, menos amarme. No puedes amarme. Te lo repito, reitero, y no escucharé ninguna réplica tuya. Lo siento, amor, pero prefiero apartarte que pudrirte como lo hice conmigo.

Todas las personas a mi alrededor las he engañado, mentido, herido, actuado a sus espaldas, no les he prestado la debida atención; les fallé, y para el karma todo acumula. Todo se vuelve un torbellino de agua que termina arrasando todo a su paso, ahogándolo. Pero tengo la oportunidad de salvarte, y no puedo dejarla pasar, debo salvarte.

Es lo que debo hacer, me prometí y te prometí... nos prometí que te haría feliz, que las cosas resultarían bien, porque es todo lo que mereces. Y no podrá suceder mientras yo esté a tu alrededor, no está destinado a pasar. Es un acto homicida, de puro egoísmo de mi parte el no alejarme porque te quiero a mi lado, porque te amo; faltaría a mi palabra de tantas maneras que no consigo sacármelo de la cabeza desde el día que nos confesamos que nos amábamos.

No puedo dormir con este peso sobre mis hombros, siento que cargo tu vida en mi espalda. Estaba dispuesto a llevarte en mí todos los kilómetros que fueran necesarios, hasta donde quisieses, pero no puedo hacerme cargo de algo tan preciado como tu vida, tu futuro. No puedo ser parte de ello, porque lo fragmentaría, se jodería todo.

Por ello es que debo evitarlo antes de siquiera desviarnos por aquel camino. 

Ya antes sucedió. Ya antes te hice pedazos, ahora yo seré el que se desvanezca y por fin se ahogue en el pozo. Lo merezco.

Si lo que te hago es miserable, y por mi naturaleza repudiable mi destino es lastimarte, debo terminar conmigo. No merezco ni la vida. No te merezco a ti, tú eres mi vida entera. Debo privarme de ella. Sino, me convertiré en tu infierno. Y está decidido. Lugar. Momento.

Hubiese querido al menos besarte una última vez, pero conociéndote no me hubieses dejado ir. Yo también hubiese flaqueado. No podría verte a los ojos sin querer quedarme entre tus brazos el resto de la eternidad. Así como lo hicimos por primera vez en nuestro antiguo bachillerato, luego de que pudimos confesarnos.

En parte desearía que nunca hubiese sucedido.

Lo siento tanto, amor...

KTH.


Cayó desplomado en la cama. 

¿Qué había sido eso?

Releyó, una y otra vez, a toda velocidad. Quince veces en total sus ojos paseaban por cada oración, tenía que ser una broma. Un nudo ajustando su garganta y un asomo de lágrimas ya danzaba en el borde de sus ojos oscuros. Tenía que encontrar a Taehyung, hablarle, hacerle ver que nada de lo que creía tenía lógica alguna. Era su pasado atormentándolo de nuevo, algo que podían superar juntos, Yoongi se proponía. Regresarían a casa, tomarían té verde; podría convencerle de recibir atención profesional y visitar el consultorio, lo había logrado antes. Lo salvaría, él no necesitaba ser el salvado aquí. 

Los recuerdos se agolpaban en su mente como un tren descarrilado, las lágrimas resbalando hasta reposar en su barbilla. Su rostro ardía en rojos, las manos temblaban, la cabeza dolía, costaba pensar claramente. Su único objetivo claro era encontrarlo y regresarlo a él; tenía que encontrarlo. Corrió lo más rápido que le era posible, recorrió las calles y pasillos sin importarle si quedaba sin aliento luego. 

No era creyente, pero estaba rogando porque lo hallara a tiempo.

[...]

Ambulancias, sirenas policíacas, pasillos vacíos. Un cuerpo desparramado en el suelo y el agua del lavabo desbordándose. Lágrimas, un corazón roto, y otro que dejó de palpitar.

Se podía oír una conversación de dos detectives a lo lejos, era como escuchar un borrón.

"Entonces, ¿qué tenemos acá?"

"... Kim Taehyung, diecinueve años. Creemos que ingirió más de cuatro tabletas de codeína por los empaques vacíos en sus bolsillos. Parece ser paro respiratorio, pero aún tenemos que hacer la autopsia para tener la información completa. Según el forense, todo apunta a sobredosis."

"Suicidio, eh."

"No. Sacrificio."

Fue lo único que Yoongi pronunció en meses.

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who said that i was an angel? | ## taegi one shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora