Ya casi tengo la maleta hecha. Mañana temprano, he quedado con Lucas para la entrega de llaves.
Al fin voy a salir de esta casa, desde que he vuelto de Francia, hace apenas dos meses, he estado de alquilada en pisos viejos, que se caen a cachos, ahora he podido ahorrar, e invertirlo en el piso de Lucas, es una buena opción.
Consigo cerrar la maleta y me tumbo en la cama. Aún estoy escuchando los infernales ruidos de los aviones justo pasando por encima de mi techo. Menos mal que me voy de aquí.
Lucas es mi salvador, ese amigo adorable que te saca de los problemas. Pero aún así, aún que me fío de Lucas, no consigo dormir, y doy vueltas sin que la noche mejore. Ya quiero que sea mañana y salir de aquí, Lucas me está devolviendo la vida. Es un buen amigo, le conocí en un centro comercial, y fuimos amigos inesperadamente. Es como la amiga que nunca he tenido, un homosexual loco por las compras, dos horas que le aguanto cada vez que le acompaño.
Sufrió mucho cuando salió del armario, le echaron de casa cómo a mí. En parte le puedo entender, a mí también me echó Carrik, creyendo que me gustabas. - Creía bien. - Pero tu y yo nos queríamos, eso creía, sin embargo me culpasté y mintisté diciendo que no me querías, en mi cara, ante Carrik.
Una vez pasó todo esto, Carrik vino a mi habitación, pero por suerte interrumpiste no siendo consciente de lo que quería hacerme. Me dejó en paz, nunca hizo nada, pero me echó por si abría la boca, y también por los favoritismos por tí.
Siempre eras el favorito, tanto para Carrik cómo para Grace. De mí pasaban, aún que Grace intentó acercarse a mí y no quise. Estaba traumatizada por la muerte de mi madre, me consolasté. Encontré consuelo entre tus sábanas, sin despegarme de tus abrazos nocturnos. Eras lo único que lograba devolverme las ganas de vivir.
Mi madre nunca ha sido mi mejor amiga. Pero la quería, me cuidaba a su manera. Aún la echo de menos.
Cuando me fuí, te ofreciste a llevarme al aeropuerto, me dejaste en la terminal correspondiente y empezaste a gritar- ¿Por qué te vas? - Ese día no eras tú. La rabia te estaba cegando, Christian.
- Porque uno de los dos sobra, y esa soy yo. - Cogí mi maleta, me detuviste.
- No puedes, tienes que quedarte. - Te ví tan debilitado, tan demacrado, y con unas ojeras tan profundas...
Me matasté, no soportaba verte así.
Desde que Carrik te dijo que me iba a estudiar fuera, y eso había sido decisión mía, te dejaste por completo. No te culpo, yo también lo hice. Diez kilos que perdí.- No me dejes, te necesito. - Parecías sincero. Pero en realidad me iba por tu culpa. Aún así te seguía queriendo.
- Vente conmigo, ya sabes que no puedo seguir aquí. - La ilusión de que aceptaras era lo único que me quedaba, aún recuerdo las ganas que tenía de irme contigo, y la gran decepción porque no lo hicieras.
Juntos, tu y yo, hasta el fin del mundo, a ninguna parte, pero de la mano.- Ana, quédate, si no lo haces te odiaré, te lo juro.
- Pues odiame entonces, yo no puedo quedarme. - Estaba siendo sincera, no podía quedarme.
- No quiero que te vayas, si lo haces, puedes darte por muerta. - Me agarraste del brazo con apenas fuerzas. Ibas en serio, me estabas odiando.
- Pues entonces, olvidame. - Me giré para no verte. Sabía lo que estabas haciendo. Estabas llorando.
Nunca te había visto llorar, tras catorce casi dieciocho juntos, nunca ví una lágrima en tu rostro. Ni ninguna muestra de afecto con nadie, salvo conmigo.
¿Lloraste por mí?
Lo dudo, porque no te viniste.- Ana...- Apenas te salió la voz.
¿También se te desgarró el corazón?
Yo me sentí morir.No me giré para verte, si lo hacía te secuestraría.
Y después de un tiempo, lo olvidaste todo, empezaste a salir con chicas, colgando tus juergas por las redes sociales.
Entonces, me hundí de verdad, no signifiqué nada para tí. Absolutamente nada.Mi móvil suena, devolviendome a la realidad. Es Lucas.
- Ana, ha surgido un contratiempo. - Dice, antes de que pueda si quiera saludarle.
- ¿Qué pasa Lucas?. - Me asusto, espero que no sea por el apartamento.
- Es por el apartamento. - Mierda. Lo sabía.
- Lo necesito, ¿es qué no lo alquilas? - Empiezo a sentir un enorme sentimiento de desesperación. No puedo seguir en esta casa, se cae a cachos, y el casero es un maldito monstruo.
- Si, pero no sólo a tí, un amigo mío está tan necesitado como tu, y no le importa compartirlo, te va a caer genial...
- Vale, espero que estés en lo cierto. - No me agrada compartir piso, ya no podré pasear en bragas, ni tener cierta intimidad.
Me sobresalto cuando uno de los marcos colgados en la pared se cae, y empieza a temblar todo el piso. - ¿Sabes qué?, me lo quedo, así hago un nuevo amigo.- No lo dudes, es mi mejor amigo, le adoro casi tanto como a tí. - Lucas es un pelota. Eso me gusta. Me anima cuando estoy decaida.
- Pues nos vemos mañana, o en un rato. - Contesto, mirando la hora en mi teléfono. Son las cuatro de la madrugada, él está despierto porque se ha graduado hoy, y aún seguirá de fiesta.
- Te espero, Ana.
Cuelgo el teléfono, y sigo dando vueltas hasta quedarme dormida.
Estoy impaciente. Ya estoy donde el piso de Lucas, he tenido que arrastrar la maleta a duras penas, y además me han pasado cosas muy gores de camino.
¿Síntomas de qué algo va mal?Cuando llega Lucas, le sonrío, y me tiro a sus brazos. Me está salvando la vida, es lo menos que puedo hacer.
- Dichosos los ojos Ana, andabas muy desaparecida, cuando me llamaste para alquilar mi apartamento, no lo podía creer, casi después de un año sin verte, ¡mirate!. - Me hace darme una vuelta para el postureo. - ¡Estas guapísima!, lo que me preocupa.
- ¿Por? - No sé que es lo que le preocupa. Mi aspecto es muy normal. No me tengo en alta estima.
- Mi amigo, le vas a encantar. - Sonríe, no borra la sonrisa en ningún momento.
- No son esas mis intenciones. - Le aclaro. En ningún momento se me ha pasado esa idea por la cabeza.
- Bueno, aquí tienes las llaves, cuidamelo, y llámame a menudo, estaba preocupado por tí.
Siempre lo está. Es el único ahora que intenta cuidarme, y la verdad que a veces me agobia, sobre todo cuando chatea conmigo sólo para preguntarme si he comido.
Por otra parte lo agradezco, me encuentro sola muchas veces. Te perdí.Lucas se despide, y me dirijo de nuevo a la puerta del apartamento. El edificio es enorme, hasta tiene piscina comunitaria, y no hay ni un solo ruido molesto. Todo esto es un lujo.
¿Qué puede ir mal?
Saco las llaves de mi bolso, pero recuerdo que me he olvidado de comprar algún refrigerio. Tengo que ser amable con el amigo de Lucas, quiero serlo. Vamos a vivir juntos, todo es mejor si nos llevamos bien.
Voy tan distraída en mis pensamientos que mis pasos son detenidos por un musculoso pecho. Lo sé porque ahora estoy abrazada a él. Es reconfortante.- ¿Estas bien?. - Pregunta esa voz que tanto me ha estado hablando en sueños.
Quiero levantar la mirada, pero no puedo sabiendo que...es la tuya.
E inmediatamente me pregunto...
¿Quién coño te ha invitado?