Unique

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— Oh, mierda, no. Esto no puede estar sucediendo.

Sus ojos se cristalizaron mientras su corazón latía desbocado. En su mano aún estaba la maldita prueba, la décima prueba de embarazo y al igual que las nueve anteriores había dado positivo.

— ¿Por qué tiene que pasarme esto ahora? — sollozó.

El omega se incorporó, quedando frente al espejo y lavándose el rostro, borrando el rastro de lágrimas. Igualmente debía ir al hospital para confirmar su embarazo completamente, aunque las probabilidades de que le dieran un "no" eran nulas.

¿Por qué?

Había conocido al mejor alfa apenas un año atrás. JungKook era un hombre maravilloso, le había ayudado en su celo y habían pasado de cita en cita hasta al final expresar sus sentimientos. Ambos se enamoraron desde el primer momento, pero se conocieron lentamente, dejando que el pasar del tiempo asentara sus emociones y se volvieran más fuertes.

JiMin tocó la marca en su cuello, en su último celo le había pedido al castaño que le marcara, acoplándose de una vez. Lo que no había esperado era que quedara embarazado. Suspiró pesadamente, nunca antes, en ninguno de sus otros celos había tenido que tomar ninguna pastilla, ya que no se había dado la oportunidad, no se había quedado embarazado, que lo hiciera esa vez solo podía ser debido al acoplamiento.

Manteniendo la compostura, salió del baño. No estaba seguro de qué hacer. Deshacerse del o los bebés aún era posible, pero una parte de él no quería, su parte más instintiva aferrándose a la idea, la emoción de ser padre. Pero la incógnita era aún mayor respecto del alfa. ¿Cómo encajaba un o unos bebés en sus vidas apenas un año después de que se conocieran? ¿No era demasiado pronto? JungKook nunca se veía molesto cuando JiMin no quedaba embarazado.

¿Quizás no quiere hijos?

La duda le carcomía por dentro, no sabía que esperar cuando le dijera, los nervios el consumían de solo pensarlo. ¿Y si Jeon le rechazaba? ¿Y si le pedía abortar?

JiMin se golpeó levemente las mejillas, no podía pensar en aquello. JungKook le amaba y siempre había sido muy comprensivo, incluso ni siquiera él mismo sabía si era el momento para ser padre.

Solo tenía que esperar a que el alfa llegara y le diría.

El día lastimosamente pasó lento y tortuoso. Tenía el día libre, pero JungKook había llamado para decirle que tardaría en regresar. Para cuando lo hizo, el omega ya se había acostado, algo que extrañó al castaño, pero que dejó pasar, dejando un pequeño beso en la frente de su pareja.

En la mañana, JiMin se despertó, su estómago rugiendo y el lado contrario frío. Podía escuchar al alfa moverse por la cocina, preparando el desayuno.

— ¿Cómo está el omega más hermoso e inteligente del mundo?

— Ahora que estás aquí, mucho mejor. Siento haberme quedado dormido— murmuró aún adormilado. — Buenos días.

— Buenos días. — respondió girándose para un corto beso. — Hoy saldré antes. ¿Qué te parece si a la vuelta paso por tu restaurante favorito y pido algo, cenamos en el salón. ¿Una película?

— Suena perfecto.

El omega se acurrucó más y aspiro el dulce aroma a chocolate de su alfa, sin recaer en lo que tenía que decirle, su mente demasiado nublada por el sueño.


* * *


CapuccinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora