Extra nº2

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El viaje al hospital había sido más rápido y loco de lo que hubiera imaginado. Las contracciones cada vez eran más poderosas, pero por suerte aún no era lo suficientemente tarde para que la inyección mágica fuera colocada, aliviando los insufribles dolores. Aún así había estado agotado para cuando terminó el parto. Hora tras horas se había visto sudando y llorando mientras traía a su pequeña la mundo. JungKook no había dejado su lado, sosteniendo fuertemente su mano, diciéndoles tiernas palabras de apoyo y amor.

YoonGi se había encargado de tomar un vídeo de todo el asunto, mientras HoSeok se había quedado fuera, agazapado sobre sí mismo y conteniéndose ante el olor a sangre que le mareaba. Yoon le había amenazado ruidosamente en el pasillo. Le cortaría las pelotas si cuando ellos tuvieran su propia familia el alfa se desmallaba dejándole solo por horas.

Cuando su hija lloraba en los brazos de un efermero, había logrado suspirar, cansado, pero feliz de poder sostener por unos minutos a la pequeña, antes de que se la llevaran para limpiarla. No fue hasta horas después que cuando abrió los ojos, pues del agotamiento se había dormido, divisó el pequeño cuerpecito envuelto en los firmes brazos de su padre.

La escena sobrecogió el corazón del omega. El castaño tarareaba en dirección de la adormecida bebé, meciéndola con suavidad y un cuidado que provocó lágrimas de felicidad en su rostro.

— Kook — le llamó, su voz un poco rasposa.

El alfa le hizo un pequeño gesto para que permaneciera callado mientras depositaba a la cachorra en su cuna, ya completamente dormida. Sin soltar palabra, JungKook se le acercó dejando un beso en su frente y tendiéndole un vaso de agua.

— Gracias.

— ¿Cómo te encuentras?

— Aún estoy algo cansado, pero mucho mejor. He dormido por horas ¿no?

— No te preocupes, merecías descansar. Me encargué de todo mientras, has hecho un gran trabajo. Estoy tan orgulloso de ti. YangMi es preciosa, tiene tu rostro, con esa nariz de botón tan besable, y esas manitas tan adorables que solo me dan ganas de sostenerlas entre las mías.

— ¿Y de ti?

— Sus ojos son como los míos, enormes y oscuros. Cuando me miró... fue tan... es indescriptible Minie.

JiMin sonrió acariciando la mejilla del castaño y acercándole para un profundo pero lento beso. Todo era perfecto. Su hija, su alfa, su familia.


* * *


YangMi descansaba en los brazos de YoonGi mientras HoSeok cargaba todo lo necesario, lo cual la parecer era bastante.

— ¿Tenéis todo? Espero no se olvide nada.

— Sí, JiMin — bufó algo molesto Yoon. — Ya hemos repasado como unas mil veces. Por favor, JungKook, jódelo hasta devolverme a mi amigo un poco menos amargado y pesado. — suplicó al castaño.

— Es una promesa.

— ¡Oye! — se quejó el pelinegro, propinándole un codazo a su alfa.

— Pórtense bien.

YoonGi salió y cerró la puerta con un sonoro portazo, sin darle tiempo a la pareja para responder. Observó a HoSeok reír a su lado.

— ¿Crees que llegarán a la cama?

— Apuesto a que no llegan más lejos de la sala.

— Sí, no dejaban de comerse con los ojos a cada momento.

— Y apestaba a dulces y chocolate — fingió una arcada. — Al menos esta pequeña huele a café. Delicioso aroma de café. ¿Verdad que sí, preciosa? — arrulló a la bebé quien se meció feliz.

— Aún tenemos una conversación por delante. — comentó el alfa mientras dejaba todo en el maletero.

— Solo leí unos cuantos libros de paternidad ¿ok? Al menos yo me informo y no voy a la deriva como JiMin — suspiró — Mierda casi puedo oír sus gemidos desde aquí.

HoSeok rió. — Salgamos de aquí. Tenemos una sobrina que cuidar.

— Y luego quizás podremos hacer nuestros propios bebés.

El más alto observó de reojo a su pareja quien había soltado aquello tranquilamente, serio y sonriéndole a la bebé en sus brazos.

— Sí, hagamos eso.


F I N

CapuccinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora