Capítulo 1

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En una época en la que el romanticismo se desdeña y se valora más el pragmatismo y el placer efímero aquí estoy yo, esperando a que se cumpla mi cuento de hadas. No es mucho pedir, digo yo: un hombre de esos que quitan el hipo; nuestras miradas cruzándose y el tiempo deteniéndose a nuestro alrededor; él pidiéndome salir de un modo extravagante y memorable; nuestro maravilloso noviazgo de pocos meses; una noche estrellada, él arrodillado frente a mí con una cajita de terciopelo rojo; él nervioso y yo llorando; una espectacular boda de cuento de hadas, dos hijos fantásticos... y vivimos felices y comemos perdices.

Pero el tiempo pasa y mi cuento no se realiza, y pasa más tiempo y el puto príncipe no aparece. Sigue pasando el tiempo y yo me hago más mayor. Y ahora tengo 33 años y sigo soltera.

No me malinterpretes, sí que he tenido alguna que otra relación, pero ninguno era mi príncipe azul, todos eran o muy imbéciles o muy raritos. Puedo soportar que uno coleccione insectos en su tiempo libre, pero que me pida hacer un trío con una lavadora ya son palabras mayores.

¿Por qué me costará tanto encontrar a alguien? No lo entiendo. Soy lista, atractiva, divertida, cariñosa, generosa, fabulosa...y otra serie de adjetivos acabados en "osa" que me da pereza citar. Incluso pensaría que el problema es mío si no fuese tan...ya sabes ...tan perfecta. Sí, sé que debería ser humilde pero, te contaré un secreto, la humildad está sobrevalorada. Yo prefiero ser sincera y reconocer mis virtudes, siempre es mejor ir con la verdad por delante. Precisamente porque sé cómo soy y lo mucho que valgo me niego a conformarme con alguien inferior.

-Deberías rebajar tus exigencias si quieres encontrar a alguien- me aconseja a menudo con condescendencia mi amiga Lianna, lanzándome una de esas miradas de "¡oh pobrecita!" y regalándome un sonrisa falsa solo para restregarme su perfecta dentadura.

Te voy a dar un consejo gratis -persona que estás tan aburrida para leer esto-: nunca, óyeme bien, nunca rebajes tus exigencias. Debes aspirar siempre a lo mejor, si cedes y empiezas a conformarte con cualquiera acabas siendo el juguete sexual de algún idiota inmaduro o la quinta esposa de un mormón (o algo peor).

El caso es que, harta de esperar a que el destino haga su trabajo, he decidido coger el toro por los cuernos y apuntarme a una de esas apps de citas. Sí, sé que puede parecer poco romántico y, hasta cierto punto, un poco patético, pero necesito hacer algo para precipitar mi final feliz, ya que está visto que Cupido se está tomando su tiempo conmigo, y eso es algo que yo ya no tengo. Si quiero seguir con el escrupuloso plan de vida que tracé tendría que haber conocido ya a mi príncipe azul y haberme casado hace cuatro años.

Y lo peor no es que siga soltera, créeme, eso puedo soportarlo. Lo peor es que las zorras de mis amigas ya están casadas con hijos o con pareja estable. Se pasan el día hablando de pañales, de niñeras, de fechas de boda, de fiestas de compromiso...Algunas de ellas no sé ni cómo han conseguido pareja: a Jennifer le huele el aliento a cebolla, Zoey tiene once gatos y no para de hablar de ellos, a Leonor le crecen las uñas demasiado rápido y Lianna...esa zorra es la peor, con sus dientes perfectos y su piel de porcelana siempre creyéndose mejor que el resto.

Estoy harta de ser la solterona del grupo y de aguantar los "¡oh, pobrecita!", los "tranquila, ya encontrarás a alguien" y los "deberías adoptar un gato". ¡Necesito un novio ya!

Como iba diciendo, me he apuntado a la app con esa intención. He desplegado toda mi pasión en la descripción de mi perfil, he puesto algunas fotos en las que me veo fabulosa (y alguna que otra picantona) y me he sentado a esperar.

Para que no parezca que estoy desesperada me pongo a trabajar, ya que estoy en la oficina y se supone que para eso me pagan.
Abro mi correo electrónico y veo la lista de tareas pendientes que me ha enviado Sofía, mi secretaria. La leo y no comprendo ni la mitad de lo que dice: frases a medias, palabras sueltas, falta de coherencia... ¡Dios, no me extraña que solo haya llegado a secretaria!

LilibethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora