Baila para mí

prólogo √

No podia ni creerme lo jodidamente bien que le quedaba ese vestido.

No quería apartar mis ojos de ella, no queria perderme cualquier mínimo detalle. Dios, me encantaba como se movía.

Ava se deslizaba sobre el escenario, a ritmo de la suave música. Con los ojos cerrados, el ceño fruncido y los labios. estirados. Disfrutando, sintiendo lo que bailaba.

Me volvía loco verla así. Me sentía tan jodidamente orgulloso que lo único que quería hacer es subir allí arriba y quitarle el vestido para después comermela a besos.

Pero la actuación término y la sala se llenó del caótico ruido de los aplausos. Me quedé en mi posición, al fondo del pabellón, recostado en la pared, esperando a que empezara la siguiente actuación.

Y entonces fui a verla.

Corrí más desesperado que nunca por volver a tenerla junto a mi, aunque solo fuese un rato, y entré en los camerinos.

Allí estaba ella junto a su familia, sonriendo y abrazando a todos. Feliz.

En cuanto me vio su sonrisa decayó.

-¿Qué haces aquí?

Su voz, fría, cortante y distante, se me clavó igual que un puñal. Instintivamente el resto de gente que quedaba salió del lugar, dejándonos solos con una inquietante intimidad.

-Vine a verte, Ava. Has estado increíble, enserio.

-Vete.

Cerré los ojos y los abrí rápidamente, como asegurándome de que en realidad había dicho eso, y me intenté acercar a ella.

-Que te vayas -insistio alejándose de mi.

No podía, no quería irme.

-No puedo. Yo... -trague saliva- perdóname, por favor.

Ava, quien estaba guardando cosas desinteresadamente en su mochila, se dio la vuelta y se acercó desafiante a mí.

-No te atrevas a pedir que te perdone. No mereces ni que te mire a la cara - Su sorprendente ataque de valentía se reduce y da un paso para atrás - No quiero volverte a ver. Separate de mi, Athan.

Algo en mi se accionó cuando dijo mi nombre. La furia me invadió y terminé acorralandola contra una de las mesas de los camerinos.

-No te enteras de que no puedo separarme de ti. No quiero alejarme de ti más de lo que estamos ahora. Te quiero Ava, te quiero de verdad. Entiendelo de una puta vez.

Subió la barbilla, nada avergonzada. Valiente, decidida. Y habló:

-Eres un maldito mentiroso.

-No miento, joder. Te quiero.

Dios, la quería. La quería de verdad y me odiaba por haber estropeado lo que fuese que teníamos. Ella era tan... especial. Dios, no podía dejar que acabara así.

Me acerqué a sus labios y respiré su aroma. La echaba tanto de menos.

-Entiendelo, Ava. Te necesito... -murmuré en sus labios.

Puso sus manos en mi pecho y me alejó un poco de ella. Me miró a los ojos, y con una sonrisa se volvió a acercar a mi boca. Y vacilante, susurró:

-Me has jodido Athan. Yo no te necesito, ya no.

Y se fue. Dejándome solo en aquel sucio camerino. Con un corazón que creía invencible, rompiendose en pedazos