La Historia de Noru

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Muchas veces he soñado con tener el poder...

El poder para ver lo invisible. El poder revelarme a mí mismo la razón de ser de los misterios de la naturaleza, lo que se oculta al ojo entre las sombras, y encontrar de frente a aquellos entes que nadie recuerda conocer, pero que saben que alguna vez han visto en alguna parte. Nada de eso existiría en una realidad normal, en la que no es común ver algo "extraordinario" o "fuera de toda lógica", lo único de lo que la gente no quiere saber, por el simple hecho de no ir a meterse con lo que no pueden entender por más que lo intenten. Aún así, anhelan en el fondo poseer la respuesta a todas sus dudas. Aquella pasada ocasión en la biblioteca de Ridley Peak, donde escuché hablar por primera vez sobre la excéntrica teoría del abismo sin vida y la filosofía de la oscuridad, no me imaginaba que en realidad significarían algo.

Toda la vida de los seres funciona buscando no hallarlos desprovistos de sentido, en esencia, totalmente vacíos. Y así es como he llegado a pensar.

Mi nombre es Noru Ramsley. Considero mi vida como una común y corriente, nada especial. Tengo 15 años. Vivo en Creenwald, una ciudad perdida en el mapa, reconocida apenas por poseer las sedes de dos importantes industrias de fabricación de materiales y, en términos un poco más ortodoxos, ser particularmente aterradora. Mi casa se encuentra en un área suburbana en las afueras, verde de arboledas en las calles, tranquila, alejada de un ruidoso y agobiante centro urbano donde tantas historias se han oído ir y venir.

Es realmente lujosa. La verdad, nunca me ha sentado tan bien la idea de vivir en una residencia de tal lustre magnífico. Tres pisos, con estructura de sólido hormigón, recubierta de mármol en las paredes y cuarzo en los suelos, sistemas eléctricos de avanzada, iluminados de tecnología LED, acabados dignos de palacio real y ventanas de vidrio cromado por cada centímetro disponible para ponerlas. Tan moderno es su diseño que ni siquiera los drenajes se deterioran, funciona con energía de paneles solares y hasta está rodeada por reflectores en varios puntos. Sin embargo nunca los usamos, porque ya con estar ubicada en un espacio amplio, ocupando un ámbito propio de mansión de páramo en una alameda silenciosa, la casa de por sí llama mucho la atención.

Pero la verdad, sabiendo que mis padres, que ya no están aquí con nosotros, trabajaron muy duro para darnos este espléndido hogar y una buena vida, no tengo de qué quejarme. Y hablo de mí y de mis hermanos, cuando digo nosotros.

Britney es la mayor, tiene 23 años y es particularmente ingenua; casi nunca entiende nada de lo que ocurre y varias veces dice cosas sin sentido, pero es la más alegre y animada, y sin lugar a dudas la más afectiva de todos. Marou, la de sonrisa serena y seria, tiene 21 años, y como ningún otro una compostura y madurez que la hacen parecer la mayor sin duda. Reese, de 17, es el genio caótico y perspicaz que molesta a todos con casi todo lo que dice; es usualmente orgulloso y a veces hasta me trata como un niño pequeño.

Luego de ellos y de mí están los menores. Hazell, quien a sus 13 años ya actúa como una completa depresiva adicta al rock emo y nunca deja ver sus ojos, ocultos bajo su espeso cabello decolorado en magenta oscuro. Sadie, la otra chica, pelirroja ruda, cuyo carácter fuerte, aparte de no encajar con sus escasos 10 años, tiene marcado el terciopelo áspero en cada centímetro de su ser. Y por último, están los pequeños Jack, Josh y Jerry, problemáticos trillizos de al menos 7 años, que no dejan de ocasionar destrozos por donde pasan y son la principal causa del modo de ser de Sadie, quien todo el tiempo tiene que mantenerlos bajo control con una responsabilidad obstinada, a veces casi hasta maternal.

Convivo con ellos en el mismo espacio, en todo momento, y nunca he logrado entender muy bien cómo llegamos a ser tantos miembros en esta familia, pues la historia no está del todo clara, aunque es muy evidente que mi vida nunca es aburrida. Al menos era normal, hasta lo que ocurrió ese día...

Nether SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora