Una gota de sudor recorre su frente por el calor que generan los focos de la sala. Unas cadenas le rodean las muñecas y le obligan a permanecer de rodillas. Ha pasado los últimos meses en esa misma habitación, solo, sin apenas dormir por la intensa luz que lo mantiene controlado. Solo, con su mente que hace tiempo se rindió ante la idea de no salir de allí con vida.«Si al menos oyese su voz, solo para asegurarme de que estará bien.»
Incontables veces se ha hecho esa promesa en su cabeza, la de que volverá a escuchar aquella voz.
La última vez que la escucho gritaba su nombre, y también quería ver sus ojos, azules, losque se deshacían en lágrimas mientras la arrastraban a una celda de retención. Como habían hecho con él minutos después. A plena luz del día. Como habían hecho con su hermano y el resto de ellos.
Rememoró aquella voz en su cabeza, y de pronto encontró nuevas palabras fluyendo en su cabeza.
«¿Me oyes? Soy yo, necesitamos tu ayuda.»
La voz sonaba exactamente como la recordaba, fuerte, y segura, cansada. Y con un atisbo de preocupación que solo mostraba cuando hablaba con él o su hermano.
«Si me oyes dame una respuesta, se que hace mucho que no te hablaba así, dime que estas bien.»
Recordó imágenes lejanas en su memoria, recuerdos de tardes a la sombra de un árbol, de primeros besos y celos. Escucho su voz diciéndole que le quería minutos antes de ser separados seis meses atrás. Y entonces ordenó las palabras en su cabeza. Era tan simple como cuando te imaginas a ti mismo diciendo algo a alguien pero lo callas, solo que liberando esos pensamientos para que ella los escuchase.
«Han pasado seis meses desde que pude escuchar tu voz»
Un grito ahogado sonó en su cabeza, y una media sonrisa se dibujo en sus labios cortados.
«Yo también te echaba de menos. Pero pronto podrás verme, escucharme y besarme todo lo que quieras.»
Abrió los ojos de la sorpresa, encontrándose con una cegadora luz azul. Terapia de luces, intentaban controlar sus emociones a través de aquella luz. Pero la luz solo causaba un efecto en él. Debilidad.
«¿Que?»
Ella le hablaba de encontrarse, pero ambos estaban prisioneros. Y él estaba débil, no podía hacer nada para escapar.
«Tu hermanito nos va a sacar de aquí. Al parecer se ha ganado la confianza de algunos, entre ellos el nuevo director.»
El alivio de poder salir de allí fue colapsado por el odio hacia el director. Durante un mes les había vigilado, y una mañana había simplemente aparecido y los había encerrado.
«Ese capullo nos encerró a ti y a mi durante seis meses en una celda, ¿me éstas diciendo que mi hermano se ha hecho su colega?»
Casi notó como ella hacia una mueca de asco.
«No es su colega, pero piensan que lo tienen controlado, tiene incluso libertad como para recorrer la zona y encontrar la forma de liberarnos. Una libertad de la cual ni tu ni yo disponemos ni dispondremos nunca.»
«Y tú tienes un plan.»
«Exacto. ¿Quieres escucharlo?»
Habia algo de diversión en sus palabras, como si hubiera descubierto un secreto vergonzoso sobre alguien a quien odiaba. Y deseaba descubrirlo, pero antes necesitaba saber algo.
«¿Porque no me has hablado en estos seis meses?»
«Me tuvieron sedada los primeros cuatro meses. Además, no sabia si te controlaban de alguna forma. He preferido no arriesgar el plan hasta ahora.»

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Not Humans
Fiksi RemajaAtrapados. Nos tienen aquí desde hace años. Con crueles pruebas y una falsa libertad. En un refugio convertido en cárcel. Un paraíso que se convirtió en pesadilla. Estamos alejados del resto de la humanidad. Solo por ser diferentes. Por ser un pelig...