I
No nos hablábamos, cada día que pasaba era una apuñalada a mi orgullo, sabia que tenía que hablarle. Lo pensé, recogí fuerzas y cuando iba a lanzar una palabra... Desperté.
II
Ella estaba abrazada de ese tipo, de aquel ser repugnante y maloliente, yo no podía hacer nada, nadie me veía, no salían palabras de mi boca y el la besó. ¿Y saben algo? Era mi sueño, y yo era el creador de aquel momento.
III
Las nubes soltaban lo que tenían guardado, como las lagrimas que estuvieron guardados en aquellos ojos, al ver como recorrían su rostro y la tinta lo manchaba lentamente, tuve que compartir su dolor, y lo mejor era irme. Y me marché.