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La noche se estaba llenando de tragos a una velocidad alarmante.

Jimin no solía beber después del trabajo, pero la semana parecía haberse convertido en un mes y la necesidad por alguna distracción los llevó a un café-bar.

Culpando al cansancio, vació tres jarras de cerveza; mientras Jungkook, con una paciencia de envidia y la mitad de su malta intacta, mantenía conversaciones triviales. Jimin agradecía tal gesto, su amigo solo se sentaría allí y lo acompañaría sin juzgarlo.

No obstante, Jungkook sabría dictaminar límites si lo encontrara necesario y los pantalones de Jimin apretarían ante la imposición.

Ver a esas manos entretenerse con una cajita de escarbadientes y en un acto de valentía descarado llevarlas a un mejor uso eran una clara advertencia para que dejara de beber.

Él no solía comportarse sumiso, de hecho odiaba serlo dentro o fuera de la cama. Su temperamento huraño se lo prohibían, pero por ese hombre podría morder almohadas y no tenía por qué saberlo.

- ... fue egoísta -en algún momento y como venía sucediendo desde hace meses, Jimin perdió el hilo de conversación por estar mirándolo- Desde que SeokJin lo confirmó no es igual y eso me molesta.

Gracias a que Jimin conocía la historia entre el jefe de Jungkook y su secretario, pudo guiarse para seguir.

- Debió tener un motivo -intentó- Taehyung no es malo.

- No, por supuesto que no. A lo que quiero llegar es al cambio radical que dieron a su relación. No debería ser así, es lo mismo que tú y yo salgamos y trate para la mierda a todos.

- Uhg, sí, una mierda -lamentó sus últimas gotas de cerveza, jura que solo fue por eso.

- Hombre, no quiero volver -Jungkook tiró su cabeza hacía atrás en un acto dramático y Jimin levantó la mano para otra ronda. La sequedad en su garganta al ver ese cuello expuesto y venoso fue inmediata- Y para completar -siguió hablando, mirando al techo-, Iseul convirtió mí departamento en su depósito de regalos.

- Puedes venir a casa. Mamá amará hacerte el desayuno mañana -ofreció como de costumbre. Desde que la hermana menor del matrimonio Jeon se comprometió no dejaba respirar a cualquier persona cercana.

- Sí, eso estaría bien. Gracias -volviendo a su posición inicial le sonrió, pero mostró el primer indicio de desacuerdo al encontrar la jarra rebosante- Jimin -llamó con un color de ojos oscuros.

A Jimin le gustaría presionar para verlos aún más oscuros... con lujuria.

- Iremos juntos, no tengo que cuidarme -"cuídame tú". El pedido tras esas palabras estaba más que claro y no importaba.

- Sí, pero luego harás una escena caprichosa hasta el auto porque no quieres ayuda.

¡Por supuesto que la quería! Pero le encantaba hacerse de rogar hasta cansarlo. Fantasear con ser arrojado y follado contra la superficie de algún auto era ardiente.

- Es la última -prometió.

Ninguno contó con que, media hora después, Namjoon, Yoongi y Hoseok aparecieran. Otra ronda surgió y la charla se enriqueció, como también las risas y el razonamiento de Jimin perdido.

Las anécdotas de trabajo se desviaron a un debate de películas, también a la incomprendida generación de ahora, a sus mascotas y terminó en la nueva sex-shop a cuadras del apartamento de la pareja.

- ... la fantasía de Yoongi incluye orejas de perro.

- ¡Eso no es nada!

- Entonces podrías tú, o gran Jimin, deleitar a estos simples mortales -Hoseok interpretó una reverencia bastante exagerada que hizo reír a todos.

- Estaré borracho, pero no estúpido para dar esa confesión -les sacó la lengua y volvió a reír.

- Y esa es nuestra señal para irnos -Jungkook se puso de pie y Jimin se retorció ente la altura.

Por favor, por favor, por favor, quería estar entre esos brazos.

A sus expensas despidió a todos, saldó su cuenta y se tambaleó hacía la salida. Jungkook lo siguió a una corta distancia, pero no lo tocó.

- Orejas de perro -sin ceremonias, tomó el asiento del copiloto de su propio auto. Había buscado a Jungkook hoy temprano y eso fue bueno así ninguno tendría que dejar su coche aquí- Aburrido.

- Pero es su fantasía y está bien -a su lado, Jungkook verificó los controles antes de salir.

- ¿Y tú crees que todas lo están? -acusó Jimin, repentinamente enojado. El hombre siempre utilizaba esa energía laxa, como si no tomara verdadera importancia a sus charlas.

- Mientras no hagan mal a nadie, sí. No es un gran tema para debate, Jimin -y allí estaba, esa mirada aburrida que deseaba despedazar.

- Si supieras la mía no dirías lo mismo -importándole poco la brusquedad de sus palabras, irguió su espalda y cruzó de sus brazos.

- Si supiera, como has dicho, pero no la sé y está bien. No tienes porqué contármela.

- No te interesa, dilo como es.

- Tal vez ya la sé.

¡Tuvo la decencia de sonreír!

- Tú no sabes nada -desafió, aunque se inclinó alerta.

¿Fue demasiado obvio con sus sentimientos?

- Jimin-ah, me gusta hacerme el tonto, pero no lo soy -volvió a sonreír para sí mismo.

No, ya hubieran existido dos posibles acontecimientos: jodían o lo rechazaba. Jungkook era un hombre de tomar o dejar, nada de jugar al gato y ratón. Entonces, desconocía totalmente su enamoramiento. Tal vez tendría leves sospechas y debía quemarlas a todas para no terminar en la hoguera.

Sí, salir de este terreno y confesar de una buena vez sus gustos podría servir. Después de todo era Jungkook, ¡Vamos!

- ¿Entonces me conseguirás un hermanastro?

El auto se desvió a la banquina con un rechinar horroroso y allí se apagó.
Jungkook, que mantuvo la vista todo este tiempo al frente, soltó el volante y lo miró.

- ¿Qué?

- Dijiste que sabías -lo enfrentó- Me interesa el incesto.

- No jodas.

- No lo hago -ese valor petulante de hace segundos empezó a dejarlo, pero suspiró ya rendido- Fantaseo con personas que me gustan siendo parte de mí familia y luego todo ese cliché intenso de amor prohibido.

Jungkook seguía mirándolo sin decir nada y Jimin no pudo parar.

- Es el morbo de hacerlo con esa persona y mi inclinación la tengo hacia los hermanos. Joder -decirlo en voz alta frente a su segunda fantasía andante era demasiado-, me encantaría -admitió al fin.

- Fuerte -reflexionó- Y eso si causaría daño a los demás.

- Jungkook, por favor no, no empieces con tu moralidad -no era un rechazo directo, pero así lo sentía de cierta manera- ¿Crees que no lo sé? Pero ahora estoy borracho y déjame decirlo, mañana puedes mirarme mal.

- No lo haría. Quieres eso y aunque no esté bien, es tuyo.

- En otras palabras, es mí problema. Perfecto -dio por terminada la charla- porque malditamente lo quiero.

No volvieron a cruzar palabra hasta las "buenas noches", Jimin desde su cama y Jungkook desde el suelo.

Besa tu sangre. [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora