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Kook no mencionó sus fantasías incestuosas durante las siguientes salidas, pero Jimin tampoco esperó a que lo haga. Siempre tan educado, demasiado hombre para un cachondo como él que solo buscaba ser follado.

Fue el día de la despedida de soltera de Iseul, cuando Jungkook lo esperó después del trabajo con un bolso de viaje y una pose de piernas infernal para apreciar lo que colgaba de entre ellas.

- Usurparon mi departamento -no se detuvo a preguntar, una rápida señal sirvió para que lo siga.

Jimin pensó en todas esas damas de honor que habrán insistido para que se uniera a ellas.

- Hoy es la celebración de los delegados del mes -comentó, recordando la invitación que recibió desde temprano.

- Oh -Jungkook miró hacia lo profundo del estacionamiento y supo que lamentaba haber llegado sin avisar.

- Podemos ir juntos -se encontró hablando, antes de que el pelinegro ideara otro plan. Aún con sus miserables sentimientos, disfrutaba de sus experiencias amistosas.

- ¿No habrá problemas?

- ¡Claro que no! -la noche se iluminó prospera- Nos divertiremos de los chismes que correrán, comida y bebida gratis, un ambiente relajante y nadie te conocerá -Jimin tomó otro vistazo- Además, ya estás listo. Iremos directo.

- ¿Se reúnen en un club? -al preguntar, ya lo tenía dentro.

- No, la secretaria de administración presta su casa. Pasaron su dirección por e-mail, estamos cerca.

- Está bien.

Jimin sonrió. Sus ropas no estaban a la altura de Jungkook, un simple pantalón negro y una aún más simple remera blanca, pero tomaría con ambas manos cualquier noche con el pelinegro (soñando en secreto presentarlo como su pareja frente a todos). El frio de la noche rompió su burbuja y resignado, tomó su feo pullover color marrón que la lana fue cediendo y estirando.

Al llegar, reconoció a casi todos los autos en la cuadra. Mantenía una relación estable con sus compañeros de trabajo, así que al entrar los saludaba sin compromisos. Jungkook se mantuvo a su lado con las manos en los bolsillos.

- No eres el único. Veo a gente que jamás me la crucé por el edificio -tranquilizó.

Lo vio durar, pero Ye-Jun los detuvo a medio camino.

- ¡Jimin! Pensamos que no vendrías -el rubio pertenecía a su pequeño grupo social, quién Jimin podría considerar como un amigo talentoso- Mira, por allá estamos, pero también se prepararon cubículos para no perder la costumbre y por si tú y tu amigo buscan algo más privado -Jimin enrojeció. Sabía que muchos pensarían tal cosa al traer a Jungkook, pero no que lo expusieran de frente.

Ye-Jun gritó algo de buscar bebidas ya doblando el pasillo sin darle tiempo a nada. La música se alzaba a un volumen aceptable y la iluminación precaria regalaba esa combinación de intimidad.

Jimin se animó a mirar a Jungkook, pero el hombre estaba más interesado por el lugar. Suspiró, siquiera habría notado el malentendido de Ye-Jun.

- Hey -acomodó el gorrito- ¿Te apetece saludar a mis compañeros?

- Sí, vamos -su atención volvió y se sintió como la obtención de cinco estrellitas.

Por lo general, sería Jungkook el que mejor los guiara dentro de espacios célebres, pero estos eran sus amigos del día a día y sería bastante fácil ser de guía por lo que aceleró su encuentro.

- Buenas noches -saludó ingresando al círculo de apenas cinco personas.

- ¡Jiminie! -la primera en recibirlo fue una acalorada Roseanne- ¡Viniste!

Besa tu sangre. [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora