XXIII.

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Ahora mismo creo que es el momento justo para escribir.

Ha pasado un tiempo desde la última vez que hice esto, el diario llegó a 200 vistas, cuando me enteré, en lo único que podía pensar es en cuántas personas saben sobre mi, cuántas personas se les puede facilitar acabar con mi cordura y estabilidad mental si así lo desean. Igual, no temo a nada, no porque sea "Valiente" solo porque ya me resigne a llevar un estilo de vida "Peligroso" y corro peligro de que está caiga a pedazos en cualquier momento.

Muchas cosas han pasado desde el último capitulo. Actualize mis gustos musicales, me enamore por una noche, hice papel de detective, tuve una novia, etc. Ese tipo de cosas que llenan la ansiedad de cualquier humano sobre saber algo de otro.

Vamos por orden. Recuerdo haber estipulado en el capítulo pasado, que cuando tuviese la inspiración a flote, escribiría continuando lo que deje a medias. Así que, empezaré por ahí.

Lo que sucedió en mi anterior institución, fue lo siguiente.

Mi mejor amigo en ese momento tenía la maravillosa fortuna de ser bien parecido. Estando en primaria gracias a su apariencia física tenía amigos por todo el colegio, y para mí que había tenido problemas sociales antes, saber que era el mejor amigo de un chico que estaba en boca de la mayoría del colegio era maravilloso.

Esto claro facilito que yo hiciera más amigos, y si no buen en todo el colegio como el. Puedo asegurar que estaba agusto con el círculo social que me rodeaba en aquel entonces.

Fue por esos momentos cuando descubrí dos cosas. Descubrí el anime y que soy un poco más inteligente que el promedio.

Ahhh, el anime, que nostálgico me pongo cuando recuerdo aquellos momentos de alucinación con historias facinantes inimaginables, ponerme en los zapatos de sus protagonistas y tener una experiencia única sintiéndome agusto y acompañado por los personajes de tan maravillosas narraciones. Un gusto que conforme el paso del tiempo fui aumentando y ahora mismo es uno de mis grandes soportes emocionales.

Luego, me di cuenta de lo segundo. Soy más inteligente que el promedio, y logré deducir entre un momento espontáneo de melancolía, que esa felicidad, no duraría mucho.

Logré ver ante la ceguera de un amigo perfecto, que nos estábamos distanciando, que cada vez el aumentaba su número de amigos, y que yo estaba quedando a la sombra, cómo un trámite séquito incompleto que puede ser reemplazado en cualquier momento.

Afortunadamente logre darme cuenta de esto y pude prepararme psicológicamente para lo peor. Que en todo lo que cabe en la definición de la palabra, me llegó. Pero, aunque lo pensé, no estaba preparado para algo así.

Mi abuelo acababa de morir por esos días, a decir verdad fue un duro golpe, ya que la relación que tenía con el era especial, yo era su nieto favorito, con mis defectos el me veía feliz y sonriente siempre. Por eso, cuando me enteré que él no había muerto feliz como me hacía creer me sentí traicionado, pero más que traicionado, estaba dolido, porque aunque me estaba dando cuenta que era un inútil, podía hacer todo lo que estaba a mi alcance para tratar de ayudar.

Así que, ver como todos se alejaban. Más la muerte de mi abuelo... Él sentimiento, mi propia definición de depresión, empezó a surgir y propagarse en mi mente como si de un incendio forestal se tratase. Cómo si no fuese suficiente, un pequeño grupo de chicos decidió empezar a matonearme. ¡Pero no era tan malo! «Al menos ellos no me golpean» Pensé. Y en cierta parte tenía razón, llegar del hambiente en el que estaba a un bullying relativamente más pasivo no debería afectarme tanto, pero. No era el momento en el que yo estaba dispuesto a soportar algo así. Las cosas con mis padres empeoraban, los maestros decidieron no "perder tiempo" conmigo, todos con los que hablaba diario en aquel entonces se desvanecian de mi rutina, el pequeño grupo de matones aumentaba sus insistencia y por mencionar más la muerte de mi abuelo.

Ahí surgio la primera vez que trate de acabar con mi vida. Algunos chicos del colegio se dieron cuenta, estuve en coordinación, mi salón me tacho de psicópata (Ellos aún no tenían definiciones claras) Mi madre se enteró y ahora tenía que tratar conmigo también. Me sentía horrible.
Y decidí que sería hora de acabar con todo.

Pero, una pequeña luz de esperanza surgió de las profundidades de las sombras que me arrastraban a su devastador destino del que aparentemente no podía escapar. El anime, descubrí series asombrosas con personajes que habían pasado por cosas mucho peores que yo, y que salían adelante con la frente en alto y una sonrisa engreída pero tranquilizante a la vez.

Luego de algunas visitas al psicólogo y cambiar de colegio de nuevo, logré reintegrarme. Era una persona nuevo dispuesta a vivir y lograr mis metas tal y como los personajes a los que tanto admiraba.

Pasó un año en este nuevo colegio, logré íntegramente bien y encontré algunos amigos con los que podía congeniar, y si bien el nivel educativo era un poco más bajo, yo era feliz.

Luego, debido al cambio de salones por modalidad (Esto creo que ya lo explique en un capítulo pasado, si no es así agradecería que me lo hicieran saber en los comentarios) Encontré un nuevo salón, un salón en el que los chicos se parecían más a mi, y era aún más feliz, el nivel educativo subió, y encontré el amor. De ahí en más, ustedes ya saben que pasó.

¿Recuerdan a la chica de la que he escrito varias veces? Recuerdo que en un capítulo escribí que la ví a los ojos, pero que no podía besarla. A lo que quiero llegar, es que hace medio mes aproximadamente, ella y yo fuimos invitados a el cumpleaños de una amiga en común, unos 15 años para ser más específicos (Es una seremonia donde se conmemora el cambio de una chica a una mujer). Ahí sucedió algo que no crei que pasaría jamás. Yo desde hace unos meses me había estipulado no sentir de nuevo, ya saben, para no lastimarme. Y créanme cuando digo que lo logre. Esto no lo hacía para parecer a los chicos de mi edad, eso de hecho es lo que menos me importaba. Pero esa noche, ella, revivió mi muerto y penumbrante corazón. No quiero entrar en detalles, pero leí algo escrito por ella que me haría sonreír de felicidad, sonreír de verdad, llorar de felicidad y hablar siendo feliz. Fue casi como si una parte de mi que estaba enjaulada hubiese salido para renacer y mostrar a todos sus sentimientos frescos.

Eso no duró mucho, pues yo sabía que a lo que mi mente estaba acostumbrada no iba a aceptar algo así. Es como un resfriado, es temporal, pero las células se encargan de regresarlo todo a su estado habitual. Así que, a la mañana siguiente, desperté más frío que de costumbre. Cómo si nada hubiera pasado.

Ahora mismo la depresión me gano, me quito las ganas de todo, estoy tumbado en mi cama, me cuesta respirar y ni siquiera me puedo mover, y no porque este cansado, solo que estoy demasiado triste como para moverme.

Me quedé con ganas de escribir más cosas pero lo dejaré para la parte siguiente, estoy cansado, después de todo soy humano.

Espero no quedarme solo otra vez.

Hasta la otra.

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