—¡John Hellfrost! ¿Cuántas veces te he dicho que no te alejes de mí?
A la vez que su madre lo regañaba, el pequeño John no daba crédito a lo que sus ojos le mostraban. La agitada Nathalia Hellfrost se acercó más a su hijo, y se aseguró que el resto de sus hijos también estuvieran con ella. Era madre de 5, los quintillizos Hellfrost, aunque 2 de los 5 eran niñas. Los pequeños tenían 6 años y siendo 5 eran la pesadilla de toda madre a la hora de salir de casa, en especial cuando su esposo se encontraba en un viaje de negocios.
Axel, William y Lauren estaban en silencio observando a su hermano que había estado perdido. Solo una empezó a hablar de él, o a reirse.
—Mamá, Jhon tiene cara de tonto—dijo la pequeña Samantha con una risa burlona.
—Por favor Sam—le reprochó Lauren sosteniendo un abanico ajustado a su tamaño con el que cubría su boca— no seas así de vulgar, somos señoritas, comportate como tal.
Samantha hizo un puchero ante el reproche de su hermana, la cuál siempre insistía en corregir el comportamiento del resto. A Lauren siempre le ha gustado hablar y actuar con elegancia, lo que le desagradaba un poco a Sam (Como le dicen sus hermanos), que insistía en copiar a sus hermanos varones, lo que la hacía parecer toda una brabucona.
—John, contestame.
La madre en cambio ignoraba la pequeña pelea de sus dos hijas y se concentró en el recién encontrado John.
John por su parte se hallaba hipnotizado ante lo que veía. Se había perdido en el banco por cinco minutos debido a que le pareció ver algo raro y se fue en aquella dirección.
Vió un par de lineas negras, delgadas como un hilo, flotando en el aire, parecían danzar como si lo llamaran. Al seguir el rastro de aquellos hilos por un pasillo largo llegó hasta una puerta en el fondo del solitario rincon al final del pasillo. Tenía un letrero con las palabras: [Sólo personal autorizado]. Las pequeñas lineas se deslizaban por debajo de la puerta, de ahí provenian.
Su madre se dió cuenta de que él no estaba a su lado y atravesó todo el banco buscándolo desesperada hasta que logró dar con él.
John siguió observando la puerta, y vió a través de ella, por un segundo, como si lo que se encontraba detrás deseara que John se diera cuenta de que estaba ahí.
—Mamá, ¿no ves eso?—Preguntó asustado a su madre señalando a la puerta.
—Sí, veo que estaremos en problemas si seguimos aquí.
Tomó a su hijo del brazo y con palmaditas fue empujando al resto mientras a él lo jalaba para salir de ese pasillo antes de que el personal de seguridad se diera cuenta.
—Pero mamá
—Pero nada, vámonos de aquí.
John volteó su mirada y observó que las lineas se volvían más gruesas, se movían más, cómo si lo llamaran, o como sí... Como si lo amenazaran, como si le pidieran que se fuera. Entonces entendió que estaba en peligro, el origen se encontraba detrás de la puerta y esos hilos le advirtieron y ahora querían que escapara.
«No lo entiendo del todo—Dijo para si mismo— pero supongo que tendré que hacer algo.»
Al voltear al frente vió una linea roja pintada en el suelo, era gruesa como si la hubieran pintado con una brocha, estaba seguro de que antes no se encontraba ahí. La linea estaba un poco más lejos de donde acababa el largo pasillo.
Debía llevar ahí a su familia de inmediato, de cualquier forma. Supo que tal vez su madre lo castigaría en caso de que estuviera alucinando, pero no se quedaría a comprobar si son alucinaciones o no.
Soltó su brazo de la mano de su madre y corrió hacia Samantha, por su experiencia molestando a su hermana dedujo que ella no tardaria en quejarse y comenzar a seguirlo si le hacía una broma. Le dió un Jalón de pelo y...
—¿Por qué no te lo cortas? Así todos creeran que eres un niño normal y no una marimacho.
Emprendió su carrera antes de que su madre lo alcanzara con un manotazo y escuchó como su hermana, su madre y el resto de sus hermanos lo seguían. Estos últimos, para no quedarse solos y ver como lo castigaban.
—¡De esta no te escapas John!
Su hermanita enfurecida no paraba de gritarle, su madre solo le decía como lo iba a castigar y el resto de hermanos se reían de su cruel futuro.
«Ya casí»
La linea roja estaba más cerca, vió como se hacia más delgada, supuso que al desaparecer, el chance de su familia de escapar del peligro se iria con ella... O sus días como un niño libre.
«Al fin»
Después de pasar la linea corrió un poco más y se volteó para ver si su familia también lo lograba.
—En cuanto te atrape te dejaré tan mal que no querrás salir en público de nuevo—lo amenazó enfurecida su hermanita.
Samantha cruzó...
Axel Cruzó...
Will Cruzó...
Lauren Cruzó, corriendo como damisela delicada...
Y su madre... Apenas lo logró. En cuando puso un pie fuera de la zona de peligro, la linea roja desapareció y...
Bit bit bit bit bit
En la habitación, sin que nadie pueda oirlo, una pequeña alarma sonó.
Kaaaabooooom
La habitación explotó, las paredes y el techo del pasillo se derrumbaron y pedazos de escombro y vidrio salieron volando debido a la explosión.
Y Nathalia Hellfrost quedó atrapada por los escombros, la mitad de su cuerpo quedó enterrada. Se habia roto varios huesos y por la hemorragia interna causada por los enormes pedazos de concreto aplastandola comenzó a escupir sangre.
—Jo...hn...
Vió a sus hijos a salvo y miró a John a los ojos, supo entonces que él salvo a sus hermanos y a la mitad de su cuerpo. Se mareó y mientras perdía la consciencia sonrió y le agradeció a su hijo en sus adentros.
ESTÁS LEYENDO
Five sense - El Devorador
Science FictionVista, oído, olfato, gusto y tacto, los hermanos Hellfrost poseen la habilidad de burlar a la muerte anticopando el peligro a traves de uno de sus sentidos, pero no lo sabían hasta que a la edad de 6 años sus habilidades despiertan evitando que sus...