INGREDIENTES:
25 chiles poblanos 8 granadas
Chiles en nogada
100 nueces de Castilla
XII. Diciembre
100 g de queso fresco añejo 1 kilo de carne de res molida 100 g de pasas
¼ kilo de almendras ¼ kilo de nueces ½ kilo de jitomate 2 cebollas medianas 2 acitrones 1 durazno 1 manzana comino pimienta blanca sal azúcar
Manera de hacerse:
Las nueces se deben comenzar a pelar con unos días de anticipación, pues el hacerlo representa un trabajo muy laborioso, que implica muchas horas de dedicación. Después de desprenderles la cáscara hay que despojarlas de la piel que cubre la nuez. Se tiene que poner especial esmero en que a ninguna le quede adherido ni un solo pedazo, pues al molerlas y mezclarlas con la crema amargarían la nogada, convirtiéndose en estéril todo el esfuerzo anterior. Tita y Chencha terminaban de pelar las nueces, sentadas alrededor de la mesa del comedor. Estas nueces se utilizarían en la elaboración de los chiles en nogada que se servirían como platillo principal en la boda del día siguiente. Todos los demás miembros de la familia las habían dejado solas desertando de la mesa del comedor con uno u otro pretexto. Sólo estas dos ilustres mujeres continuaban al pie del cañón. La verdad, Tita no los culpaba. Bastante la habían ayudado ya durante toda la semana y ella entendía muy bien que no era fácil pelar mil nueces sin agotarse. La única persona que conoció que podía hacerlo sin mostrar signos de cansancio en ningún momento fue Mamá Elena.
Ella no sólo podía partir costales y costales de nueces en pocos días, sino que gozaba enormemente practicando esta labor.
Prensar, destrozar y despellejar eran algunas de sus actividades favoritas. Las horas se le iban sin darse cuenta cuando se sentaba en el patio con un costal de nueces entre las piernas y no se levantaba hasta que terminaba con él.
Para ella hubiera sido un juego de niños el partir estas mil nueces, que tanto trabajo les habían costado a todos ellos. Esta descomunal cantidad se debía a que como para cada 25 chiles se necesitan pelar 100 nueces, lógicamente a 250 chiles les correspondían 1.000 nueces. Habían invitado a la boda a 80 personas entre parientes y amigos de los más íntimos. Cada uno podría comer, si así lo deseaba, 3 chiles, lo cual era un cálculo muy decente. Se trataba de una boda íntima, pero de cualquier forma Tita quería dar un banquete de 20 platos, como los que ya no se daban, y por supuesta no podían faltar en él los deliciosos chiles en nogada, pues la memorable celebración así lo ameritaba, aunque esto representara un trabajo tan intenso. A Tita no le importaba tener los dedos negros después de haber desollado tanta nuez. Esta boda bien valía el sacrificio, pues tenla un significado muy especial para ella. También para John. Él estaba tan feliz que había sido uno de sus más entusiastas colaboradores en la preparación del banquete. Justamente, él fue uno de los últimos en retirarse a descansar. Se merecía un buen descanso.
En el baño de su casa, John se limpiaba las manos muerto de cansancio. Le dolían las uñas de tanto pelar nueces. Se dispuso a dormir experimentando una intensa emoción. Dentro de unas horas estaría más cerca de Tita y esto le satisfacía enormemente. La boda estaba programada para las 12 del día. Revisó con la mirada el esmoquin que reposaba sobre una silla. Toda la indumentaria que se pondría al día siguiente estaba meticulosamente acomodada, esperando el mejor momento para lucirse. Los zapatos brillaban como nunca y la corbata, de moño, la faja y la camisa estaban impecables. Sintiéndose satisfecho de que todo estaba en orden, tomó una larga respiración, se acostó y en cuanto puso la cabeza sobre la almohada se quedó profundamente dormido.
En cambio Pedro no podía conciliar el sueño. Unos celos infernales le corroían las entrañas. No le agradaba nada tener que asistir a la boda y soportar ver la imagen de Tita junto a John.