<<Las Leyendas.
Pov escritora.
— ¿Han escuchado hablar de aquel pueblo serca del Monte Ebott? Existen muchas leyendas ahí, algunas son muy interesantes, otras simplemente exageradas, pero hay dos que son las más populares.— Contaba un chico de trece años aproximadamente a un grupo de niños, <en el cual estaba su hermano menor> , causando curiosidad en algunos y extrañeza a otros.
— ¿Porque dices "aquel pueblo serca del Monte Ebott"? Si este es ese pueblo. — Cuestionó confuso uno de los pequeños.
— Por qué así suena mejor.-— Confesó tranquilo. — ¿Quieren escuchar las leyendas o no?. — Los pequeños asistieron repetidas veces ante aquella pregunta.
El muchacho sonrió y comenzó a contar las dos leyendas "Más conocidas"
— La primera, dice que tiempo atrás, dos razas reinaban la Tierra: Los Humanos y los Monstruos. Un día, una guerra se desató entre las dos razas y tras una larga batalla, los humanos salieron victoriosos. Como castigo, los mejores y más grandes magos humanos sellaron a los monstruos bajo tierra en el Subsuelo con una barrera mágica.
Las leyendas dicen que quienes escalan el Monte, nunca regresan.— Esa ya la había escuchado. — Habló otro de los pequeños, ganándose de respuesta "por eso son las más connosidas" del mayor. — ¿Y cual es la segunda?. — Interrogó.
— La segunda es más aterradora, dise que en el bosque serca del pueblo había un laboratorio escondido, en donde hacían experimentos con niños que se atrevían a adentrarse en el bosque solos y de noche, una niña fue la siguiente víctima para los desalmados del laboratorio, en las noches algunos decían que se escuchaba los gritos de la pequeña pidiendo que pararan.
Nadie nunca supo cual eran los experimentos, tampoco que fue de la niña, pero la leyenda dice que aun se escuchan sus lamentos y sus pedidos de ayuda, y que también buscaba venganza.— Heheh.., deve de ser una mentira, solo inventan esas historia para que este pueblo sea más popular y vengan un montón de turistas. — La voz de una de las niñas del pequeño grupo sonaba nerviosa y asustada, intentando creer en sus propias palabras.
— A...Ayuda... P-por favor... —Se escucho una voz femenina proveniente del bosque, causando que el grupo de pequeños pegara un grito y se abrazaran entre ellos. — Pfff ¡hahahah, tenías razón, esto es divertido!. — Detrás de uno de los árboles salió una joven de la misma edad que el muchacho que contó las leyendas.
— ¡Le diré a mamá!. — Dijo el hermano pequeño del muchacho mientras se retiraba con todos sus amigos.
Lo que ninguno de todos aquellos espero o noto, fue que una joven de cabellos (c.c) escuchará su conversacion, esta se encontraba en la entrada del bosque.
— Volvieron a cambiar la historia...— Murmuro con los ojos cerrados.-— Pero son solo cuentos creados para asustar, simples historias... — Abrió sus ojos, mirando por unos segundos más aquel lugar. — O en su mayoría...— Colocó sus manos en sus brazos, acariciando con tristeza las cicatrices que yacían en estas junto con algunos rasguños que parecían recientes.
La historia de ella la han cambiado demaciado, primero era que los científicos agarraban a los niños que no hacían caso a lo que decían sus padres, después que secuestraban a los pequeños que salían muy tarde de casa, otra que no era un laboratorio, sino una cabaña en el bosque, pero por más que la cambien, nadie sabía la verdad de aquella historia, excepto ella.
El dolor que sintió, los gritos que dió, los recordaba perfectamente, también recordaba con claridad el día que logró escapar, pero por más que deseaba que ese instante saliera de su mente, no lo conseguía.
¿Podria decirse que era un pasado oscuro? Cada persona tienen uno, quizá no lo recordaban, lo dejaban de lado o simplemente no querían hablar de ello, pero a expectativa de ella todos lo tenían, puede que no sea tan oscuro, pero lo tienen.
Siempre escucha las historia de los habitantes de pueblo sobre sus propios pasados, unas más tristes, otras más felices, ¡he incluso pensaba que algunas eran peores que la de ella!.
Lo único que decía, era que su pasado no era tan triste como todos han de pensar, hubo risas, sonrisas, felicidad, sercanos amigos que se convirtieron en família, el recordar aquellos momentos siempre le sacaba una sonrisa.
Su historia, en la que...
— Jovencita.
Sus pensamiento fueron disipados cuando escuchaco la voz de alguien, al parecer llamandola, volteando a ver de quien se trataba.
Pov Reader.
— Jovencita, es peligroso que este tan serca del bosque. — Habló una señora de cabellos largos azabaches mirándome, la conocía, era la dueña del orfanato que se encontraba serca de aquí. — ¡Oh Dios mío! ¿Que fue lo que le sucedió?. — Se me acercó tomando sin prebio aviso mis brazos sacandome un pequeño quejido de dolor.
Dolía, ¿hace cuando fue que me caí asiendome esas heridas? No lo recordaba con exactitud, solo sabía que eran recientes, la señora del orfanato me dijo que me curaria pero debía de seguirla.
Desconfianza, fue lo único que se apoderó de mi en esos momentos, miedo, fue lo que prosiguió al recordar, eran las mismas palabras que me dijeron ellos al llevarme. Me aleje de ella rápidamente unos pasos.
— ¡L-lo lamento! No quería lastimarla.
Pero... Había algo diferente entre esa situación y ahora, la mirada de la chica si era de preocupación ¿por que le preocupa una completa desconocida como yo? Ya recuerdo, he visto esta situación varias veces con diferentes personas, pero con la misma mujer, ella se preocupaba por todos los del pueblo, era alguien buena.
— Venga, puede confiar en mi. — Me extendió su mano con una sonrisa, una sonrisa que reflejaba sinceridad, y que repartía confianza a quienes la vieran, pero todos pueden darla, sin que esta sea de verdad.
De igual manera la seguí, pero sin tomar su mano, si ella intentaba algo no dudaría en atacar.
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Fin del capítulo.
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