One shot

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Una reunión, solo eran una pequeña junta, rápido y sencilla para aclarar unas cosas, contestar un par de preguntas, actuar normal, educados, estaban en cierta forma trabajando. Estaban alrededor de una mesa, sentados cada quien de un extremo. Pero a diferencia de el, estaba tan cerca, demasiado cerca.

-Bueno si no hay más que decir- hablo el joven de traje blanco, cabello negro y ojos azules  -gracias por venir… esperamos vernos nuevamente con mejores noticias - hablo a todos, pero de entre toda esa gente, podía sentir que alguien con intensidad le miraba.

En la mañana había negado debido a que tenía que prepararse para la reunión, y ese alguien que lo observaba, ya no podía esperarlo. Era momento de finalizar la charla y salir de ahí, pues ahora a duras penas podía reaccionar al sentir a uno de sus compañeros tan cerca de él, y como solo se froto un poco, solo un poco contra él.

-Gracias- contestaron, sonrieron y se despidieron. Oídos sordos tenía ahora Bruno Bucciarati después de la reunión, y por pausas seguía experimentando, gozando de una torpe fricción entre sus piernas, bajo su pantalón. Su compañero, su subordinado, Leone Abbacchio, le estaba mirando ahora, de un extremo de la habitación, dando una fuerte mirada de deseo, de pasión.

Estaba cruzado de brazos, solo lo estaba mirando, no hacía más y ya lo estaba provocando. Se apartó de su rincón, camino hacia el, ignorando a la gente que en parte se retiraba h otra más aún se quedaba, y suavemente, una vez que estuvo cerca de el, Inclino su rostro contra su cuello

-En el baño…- susurro suavemente, y de manera directa -Te esperare solo- hablo Abbacchio  rápidamente al oído de Bruno, mientras se apartó lentamente y simulaba despedirse de cierta gente con quien cruzaba. Se despidió Bucciarati, de mano una vez más, con personas que quisieron hablar un poco más, pero Bruno ya estaba demasiado tentado. Había roto récord en esperar tanto tiempo. Recordó como Abbacchio  se deshizo de ciertas personas y a él era el único a quien estaba esperando en el baño.

-Me disculpo, tengo que retirarme  los dejo en buenas manos- hablo Bruno, disculpándose de un par de hombres que querían hablar muy animados, dejando los con Giorno y Fugo, mientras Mista solo escuchaba y Narancia reacciono.

-Oh, ¿a dónde vas solo?- pregunto el menor, deteniendo a su superior -Puedo ir contigo- le contesto y Bruno rápido reacciono.
-No, así esta bien…ahora vuelvo- hablo Bruno, evitando que le temblará la voz
-Pero Bucciaratti…-
-Estaré bien, estamos en nuestro territorio, no hay porque alarmarse  ¿recuerdas?- respondió Bruno, tratando de dejar al muchacho tranquilo -Mejor revisa que todos sean bien atendidos- ordeno al joven, quien solo con una sonrisa triunfal sonrió.
-Yo me encargaré que los meseros hagan bien su trabajo- contesto, y Bruno sonrió, para después con cautela y disimulo, trato de caminar a paso apresurado en busca de esa dichosa puerta que señalaba los baños. Donde a su sorpresa solo miro al joven, con los audífonos puestos, reclinado contra la pared.

Bruno lo miro, él le vio, Abbacchio  sonrió y lentamente entro a otra pequeña habitación, justo antes de la puerta del baño, mientras Bruno con cautela volvió la vista atrás, nadie le miraba así que rápidamente camino al interior del lugar y atravesó la puerta, que él lentamente cerro. Sabía a donde iba, que pasaría, y a veces se preguntaba, ¿Por qué le gustaba?

-Tardaste mucho- oyó el susurro de su voz grave y firme, mientras detrás de las paredes se oían las voces de poca gente pasando y Bruno solo contenía su respiración, el latido de su corazón se estaba acelerando. Y sentía finalmente las manos de su compañero deslizarse por su cintura, escalar bajo su camisa hacia su estomago, las manos estaban algo frías, pero suaves, que poco a poco se calentaban, tocaban su cuerpo, acariciaban su piel.

Bruno no podía creer la sensación que experimentaba, al ser tocado por un hombre.

-Lo siento- murmuro, mientras cerro los ojos y lentamente un beso se plantaba bajo su cuello, su espalda se apretaba contra su pecho y finalmente sentía aquel cosquilleo recorrer cada centímetro de su cuerpo.

-Estamos en un sitio muy pequeño- sonrió Abbacchio, besando una vez mas bajo el cuello de Bruno, detrás de su oído. El joven de cabello negro, suavemente suspiro, sintiendo también como se cortaba su respiración y controlaba aquella tentación, sentía como las manos, los dedos de Abbacchio torturaban con pellizcos su pecho, subían y bajaban, despacio, travieso, doloroso apretón sobre cada pezón y el beso se repetía una y otra vez, tratando de humedecer su piel.

-Abba… Abbacchio - gimió Bruno, apretando las piernas, cerrando los ojos con más fuerza y sujetando torpemente la pared, mientras el chico pinchaba una vez más, sonriendo suavemente y con descaro detrás de su oído y apretaba su cadera contra su trasero. Despacio, fuerte, duro. –Abbacchio – repitió, como si tratara de imponer autoridad en vano.

-¿Qué sucede?- pregunto, tratando de besarle la mejilla y Bruno lentamente giraba su rostro hacia el suyo, sintiendo finalmente un beso ligero sobre sus labios. Todo por tan sencillo que fuera, le estaba gustando.

-¿Puedes cogerme ya?- pidió, repitiendo aquel beso sobre los labios, Abbacchio  no pudo negarlo –No soportare mas- confeso, dejando que Abbacchio  apartara las manos de su pecho, abrieran con frialdad y facilidad el pantalón, hundiendo sus manos debajo del bóxer, sintiendo la dura erección del joven de piel blanca –Por favor- suplico, sintiendo sus mejillas rojas por tanto calor.

-Solo si me dejas cogerte de nuevo, cuando estemos en la cama, solos tú y yo…- accedió su fiel subordinado, quien rápidamente recibió la aprobación de su superior, dejando que Abbacchio  le bajara sin mucha resistencia su pantalón.
Bruno apoyo su frente contra la pared, se mordió los labios y guardo silencio mientras las manos de Abbacchio  estrujaban, apretaban con delicadeza y fuerza su trasero, dejando que sus pulgares lentamente se deslizaran dentro de esa línea oscura, haciendo que el muchacho se aferrara contra el muro.

-Shhh- susurro Abbacchio, mientras con cautela y suavidad deslizaba los pulgares lento y despacio alrededor de aquel espacio, donde poco a poco fue apretando. Bruno no se daba cuenta de como o cuando, Abbacchio ya había mojado los dedos, solo sentía como invadían ese hueco que le llenaba poco a poco por dentro, provocando que se retorciera su cuerpo –Silencio Bruno… silencio- sonrió, y hundió una vez más.

-Du-duele- confeso, tratando de mantenerse de pie, Abbacchio  hundió sus dedos una vez más, aun no tocaba fondo y Bruno parecía que no iba a soportar. –Hmma...maahn...-
-Shh- repitió, Abbacchio , cortando aquel suspiro que no pudo evitarlo, le gustaba escucharlo sin embargo el lugar donde estaban no era nada privado. Sin embargo, ¿Cómo reaccionarían los invitados, si tan solo se enteraban, que entre ellos había algo más que amistad, entre los dos? Seria divertido, ¿o no?

-Muerde- ordeno Abbacchio , extendiendo un pañuelo morado, que saco de entre sus prendas, al detener su labor, pero el joven rápidamente negó. –Si te oyen nos jodemos, muerde el maldito pañuelo- ordeno de nuevo, mientras Bruno se revelaba, tratando de recordarle quien tenía, entre ellos dos, la autoridad. y Abbacchio  evitaba perder con el joven la paciencia.

-Bruno-
-¡Solo cógeme!- ordeno su superior, el se molesto. Jalo a Bruno del pelo, le miro frente a frente, directo a esos ojos azules,  Bruno no se asusto.
-Si te oyen, yo no parare aunque vengan- le contesto Abbacchio , Bruno no se intimido, simplemente le beso los labios, tomo su aliento y se atrevió a descargar la molestia contra el muchacho en semejante caricia de boca a boca, robando su respiración y dando media vuelta el joven, para quedar frente a frente, Abbacchio no le rechazo.

Bruno se enredo en él, así como Abbacchio  le levanto un poco contra la pared, simplemente para deslizar, sin aviso, su entrepierna, contra el cuerpo del muchacho.
Si Bruno gimió, no se supo, si hizo algún ruido, no se dieron cuenta. El solo besaba una y otra vez a Abbacchio , callando su dolor en besos repetidos que su subordinado no negó. No hubo necesidad de quitarse las prendas, solo se habían bajado el pantalón.

Sudaron con mayor facilidad, se excitaban y se tensaban con la adrenalina de que había gente afuera y que pasaba sin descanso. Pero no pararon, siguieron, Abbacchio  arremetió a Bruno contra la pared, deslizando con fuerza su erecto dentro del cuerpo de su enamorado, separando finalmente sus labios del joven para morderle bajo el cuello.
Bruno se mordió los labios, Abbacchio  le siguió penetrando, no paro, solo se oían los jadeos de los dos.

-Ma-más- repitió y pidió Bruno, sintiendo la frente bañada en sudor. Uno, dos, tres apretones más, hasta el fondo, sin descanso, sin delicadeza, solo descaro. Ya no pudo soportarlo, solo el orgasmo fue capaz de aplacarlos a ambos. Se reclinaron contra la pared, y Bruno solo oyó sonreír a Abbacchio , mientras volvía a besarle bajo el oído, y se deslizaba con delicadeza fuera de su cuerpo. ¿Cuántos minutos habían pasado? No lo sabia, solo esperaba que no les estuvieran buscando.

-Me encanta que estas tan tenso como una chica virgen- se burlo Abbacchio , mientras se cerraba el pantalón y al final abrazaba a su dueño tras la espalda. Bruno tenía que arreglarse el peinado, o al menos limpiarse.
-Cállate- ordenó, sonriendo en su interior. Abriendo un cierre en la pared, para caminar hacia el baño seguido de su subordinado.

-Bésame- le contesto Abbacchio , mirando a Bruno tras el espejo. Trato de dar media vuelta, y sin ningún rechazo, Bruno hizo lo que le habían pedido. –Nos vemos afuera- se despidió con una sonrisa, volviendo a pintar sus labios morados, y salió rápidamente del baño.
Bruno se quedo de pie, solo unos segundos, se acomodo de nuevo el pelo, hurto el bolsillo de la ropa y encontró el pañuelo que Abbacchio le había dado.

-Hey Abbacchio , ¿Dónde te habías metido, has visto a Bruno?- le preguntaron, él rápidamente reacciono mirando a Narancia
-¿Acaso no te ordeno a hacer algo?- contesto indiferente, haciendo sonreír al chico, mientras volvió pasos atrás y golpeo suavemente la puerta del baño – ¡Bucciaratti ya es hora de irnos!- alzo su voz, y camino por el pasillo, dejando a Narancia  solo, quien solo le miro alejarse y Bruno abrió la puerta.

-Ya voy- contesto, topando a la salida a alguien que no espero. –Narancia…-
-Abbacchio  esta desesperado por salir,  ahora que todos se han ido, será mejor que nos vayamos. Los chicos nos están esperando- comento Narancia, Bruno sin saber que decir asintió, cerrando la puerta del baño, seguro tenían algo planeado que hacer. Lo que no espero, fue que el Narancia entre sus manos, noto un pañuelo morado, sin embargo ya no pregunto nada y siguió sus pasos.

¿Qué hacia Bruno con algo morado, si ese era el color de Abbacchio ?
...

End.

A solas. (One Shot BruAbba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora