BLACK FLOWER - Dawn

EPISODE IV - LIFE

"el llanto que la gente escucha, le es algo placentero, pero si el público es el que sufre. No se dice nada"

02/OCTUBRE/5017 1:09pm

Después del estallido que se produjo hace más de una semana en Torhua, al este, en Chiwoo, cerca al río Kokomo, tres maestros de magia, ancianos llenos de sabiduría, localizaron a un joven que estaba en medio del bosque, el muchacho estaba mal herido, lleno de llagas, llevaba un pantalón gastado.

—Pero si este es el joven —pasmado— el joven que desapareció hace más de una quincena, Jordán K. Inochi.

—A que te refieres Wolfder.

—Hace un tiempo atrás la cuarta persona con más poder en el mundo, ordeno que se buscara a este muchacho, pues la madre de este niño insistió en que la apoye. — dijo con inquietud.

—Pero que le ha paso. — Toma la mano del muchacho y mira sus heridas— pobre muchacho.

—Lo único que está a nuestras manos, es llevarlo a la aldea Cofuk, para tratar sus heridas, tal parece que sigue con vida, pero está en riesgo de perderle. —menciono Trewair, jefe de dicha aldea, y padre de la magia.

A unos 4 kilómetros de altura se observaba un punto negro, que caía con gran velocidad, un veterano, alguien que había vivido más que nadie en la tierra, el inmortal, el hombre más sabio, su cabello carmesí se movía con los vientos que temblaban, los tres maestros se percataron y detuvieron su recorrido. Y algo se precipitó contra los suelos, alguien que no tendría temor de luchar, alguien que controla el fuego desde las cenizas.

—Que es lo que llevan en sus hombros, sabios maestros. —pregunto con respeto y seriedad.

—Mi señor, no puedo comparar vuestro poder con el mío, y perdón por ser yo quien arruine su paseo por el inmenso mundo, pero, encontramos a un joven con graves heridas, según esta dicho es aquel de quien se le buscaba sin descanso. — Se arrodillaron los tres maestros en presencia del linaje especial.

—Déjelo tendido, voy a curar sus heridas abiertas; parece que mentalmente es un desastre.

Mi nombre es Jordán, aun no sé nada de lo que me compete, tampoco sé de donde vine, olvide un montón de cosas, a mi parecer, quizá la vida no sea un paisaje.

—Quien... yo... mis manos... donde están mis dedos... no puedo sentir. — dije jadeando.

03/OCTUBRE/5017 3:00pm

Desperté en una enorme fiesta, mi estómago tenía algún desagrado, mis ojos me arden un poco, todo está un poco opaco, no puedo sentir mis brazos, no puedo oler el aire que ingresa por mi nariz, no puedo oír tan claro el sonido del festival, estar vivo puede ser una bendición. Me siento como si hubiese olvidado algo, la señorita Naomi, Dock, parece que no están. Me perdí en medio de un desperfecto, una confusión. Mi mente se apoya solo en la posibilidad de que aún no ha sucedido nada nuevo.

—Aún no he acabado— escuche una voz siniestra dentro de mi cabeza, como si algo deje de improvisto.

A qué viene tal terror, porque se me revuelve el estómago al escuchar su voz.

—Comencemos con la tortura de hoy. — otra vez.

Mi entorno se distorsiona, mis extremidades tiemblan. Mi cabeza me duele.

—Saneko, ¿Qué es estar enamorado?— un tono femenino, algún timbre nostálgico, dentro de mi conciencia.

¿Y de quien es esa voz?

No recuerdo haberla oído antes, es algo familiar, pero no sé, el fondo fusco no me deja percibir. Me acomodo en el cobertor.

—Ya era hora. — una voz grave—no te preocupes, no muerdo— mientras tomaba el un trago de una botella de vidrio color verde pantano, con una etiqueta dorada. —mi nombre es John Orlanz, y pues es un alivio que ya ha despertado, el pueblo estaba impaciente, y se pensó que ya habías estirado la pata. — dijo Orlanz risoteando.