DESASOSIEGO

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Aún no soy capaz de descifrar los variados sentimientos que provocas en mi persona. El más positivo debe ser el amor, aunque por el otro lado, el más negativo debe ser la envidia. Me alejas de quien verdaderamente soy porque no logro alcanzar la aceptación propia, esto se debe a que cada vez que te veo se desarrolla una emergente rabia, en síntesis, te envidio.
Tu piel es muy pálida, alrededor de tu cuerpo cuentas con unos lunares que forman complicadas constelaciones, cada una bastante separada de la otra, esto lo hallo peculiar. Tus manos son las más hermosas que he visto en alguno de nuestros semejantes, desconozco si quiero que estén sobre mi cuerpo o reemplacen las manos con las cuales nací. He de suponer que tus finas manos representan la gracia con la cual siempre se te ha caracterizado.
Tu cabello es de un calor caoba, similar al más caro barro y tan sedoso como una costosa tela de la lejana península itálica. Utilizas productos sintéticos en él y esto me entristece, ya que cuando me acerco, tu verdadera esencia es muy débil e incapaz de consumirme por completo, dejándome siempre en busca de más. Desconozco el valor de tu perfume en el mercado, sin embargo, tiene un altísimo valor para mí porque es el único olor que cuenta con el poder de brindarme una paz y plenitud, solo me permito sentir esto con tu cercanía.
Tu eres alto y esbelto, tanto que a veces me preocupa y me cuestiono si será sano serlo. Suelo verte siempre directo a los ojos aun cuando ni siquiera me miras, la ausencia de contacto me causa intriga y desasosiego. Pero esto no es mi culpa, resulta tortuoso no ver a aquellos ojos que lucen como un exquisito café recién molido, capaces de hacerme sentir extasiado y si estuviera en un sueño donde yo soy ligero, esto creando una delicada nube alrededor de nosotros. ¿Será igual para ti?Siendo honesto, dudo de que la respuesta sea afirmativa. Tienes la habilidad para disipar aquella nube con una amarga realidad, que con suerte será suavizada con palabras que derrochan lastima.
Sospecho padecer del mismísimo complejo de Electra. Eres a quien más deseo que me abrace y deje acurrucarme en tu tibio pecho, eres tan delgado que podré escuchar el latido de tu corazón muy detenidamente. Talvez cuando esto suceda, seré feliz, dado que finalmente habré completado uno de mis más oscuros anhelos, sentirme protegido.
Mi parte favorita del día se reduce a cuando nos despedimos, sueles acercarte con una mirada despreocupada para que nadie sospeche, esa debe de ser la razón. Tomas mi mano y la besas enternecido, eres reacio a soltarla o puede que sea yo quien no la mueve, no puedo estar seguro. Todas estas acciones son migajas de

un cariño que te sobra, pero es suficiente para ser de los momentos más íntimos que comparto contigo.
Mientras meditaba acerca de nuestras circunstancias y los sucesos que nos acontecieron a ambos, llegue a una conclusión. Quiero ser como tú, es una fuerte admiración que puedo consolidar al ser vinculado románticamente hacia ti, deseo que me hagas tuyo y de esta manera convertirme en algo más cercano a quién eres. Eres una caja de pandora que alberga todos los males del mundo, y yo soy un antiguo libro imposible de leer ya que fue redactado de manera en la que solo el autor sea capaz de comprenderlo. Ambos somos incomprensibles, desafortunadamente se tiende a tachar de negativo a todo lo que no solemos entender.
Estoy desesperado por vincular cualquier acción que realices con algún tonto sentimiento mío. Solo tú puedes acabar con el martirio que sufro, arráncame el corazón y pisotéalo, al verlo así de destrozado inclusive cabe la posibilidad de que entiendas como se siente tu indiferencia. Aún te sigo observando desde un rincón, no has vuelto a notar mi mirada. Las sonrisas, charlas y miradas picaras viven en un pasado cercano, ojalá fuese el presente.
Cuanto añoro las traviesas caricias que dejabas al recorrer mi piel con aquellos fríos dedos, quisiste consumir mi hirviente sangre para convertirte en una persona de noble corazón. Quiero que me despedaces, pero primero deja una marca en alguna parte de mi alma, aquel purísimo oro con el que me sonríes en medio de besos es capaz de cometer semejante grieta.
El vino que serviste en dos copas antes de consumir nuestros cuerpos en los deseos más carnales que la imaginación llegue a concebir, era de una extraordinaria calidad. Fue tan embriagador como tu mirada, esta lucía como un pozo en el que me quería sumergir, y así hice. La única forma de salir de aquel pozo fue aferrarme a los rizos que nacían de tu cabeza, aquellos hilos color chocolate amargo fueron estrujados por mi mano para sujetarme y no volver a caer en la unión que nuestros cuerpos realizaban, el sudor que escurría mi propia cabellera y frente, dudo que fuese mío.
Caímos dormidos después de haber cometido una prueba de amor, o un pecado, según la perspectiva. A mi despertar, estaba yo solo en una blanquísima cama sin ningún rastro de alguien cerca, esto se debe a que siempre sueño con un antiquísimo recuerdo contigo, esto me obligo a volver a la realidad de ser yo mismo, aquella azulada mañana.
Tengo bastante presente que algún día no me levantaré de este lecho, sino que iré al cielo. Aunque me aterra el solo pensar vivir en un paraíso en el que no estás a

mi lado.En ese caso, el infierno no debe de ser tan horripilante como se nos ha pintado. Si es necesario iré hasta donde la luz no alcanza para vivir junto a tu ausencia.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2019 ⏰

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