Mil y un historias

💔🅓🅔🅙🅐🅛🅞 🅐🅢🅘💔

"Sé que no es una manera de despedirme o de terminar algo, pero no me veo con el valor suficiente de mirarte a los ojos. Siento culpa y vergüenza conmigo misma por haber permitido que la amistad que una vez hubo entre nosotros se convirtiera en algo más.

Siempre estuviste ahí cuando te necesité, siempre tan dispuesto en cada una de mis necesidades. Eres el chico perfecto para cualquier chica, pero mis sentimientos son diferentes a los tuyos. Yo no te amo, nunca te amé y siento mucho no haber podido hacerlo, porque merecías que te ame con la misma pureza e intensidad con la que tú lo haces.

Después de estos cinco años juntos no quise seguir más, lo siento. Lo siento porque no podré cumplir nuestras promesas, lo siento por haberte hecho perder tiempo, lo siento por lastimarte después de que leas esto y no me encuentres en casa. No te preocupes por mí, si no tenía a donde ir ya lo tengo, reuní dinero y saldré de viaje. Por favor no me busques. Si tú eras feliz conmigo yo era infeliz, y quiero ser feliz.

El amor es algo maravilloso... Enamórate de una chica linda y que te ame como yo no pude.

No busques explicaciones, sólo déjalo así."

No había querido abrir ese libro, para mí ya era historia terminada.

La demolición de mis sentimientos fué como un cadáver que fuí arrastrando por durante cuatro años, era un dolor tan inmenso y lastimero que muchas veces no me dejaba respirar. Una pena por lo que deseé que fuera y que no fué, una triste melancolía de los recuerdos que significaron mucho para mí, sin embargo nada para ella.

Cuando un alma pierde su cuerpo vaga sin rumbo alguno, así me sentí yo cuando ella me dejó; un alma sin cuerpo. ¿Cuánto puede amar un ser humano como para llorar una pérdida por tantos años? ¿Y cuán vil algunos pueden ser al decir te amo en palabras muertas a alguien que en verdad lo hace?

Ahora esos días se estaban convirtiendo en espejismos.

Ya del chico accesible, dócil y confiado no quedaba nada, mi corazón estaba sanando, mi alma se había cicatrizado de las heridas que en un momento pensé serían mortales. Sellé sus caricias con tinta negra en mi piel, suplanté el sabor de sus besos con el licor y la reemplacé a ella con atracción al paso. Yo ya no sabía amar, para mí ya no existía el amor.

Pero aveces en la soledad de mi vida me preguntaba si en verdad era cierto, si en verdad la había superado. La respuesta llegó un día, cuando por cosas del cruel destino me la puso de nuevo en el camino. En mi rutina de entregar delivery fué ella quien no abrió la puerta de la casa número treinta y tres de la residencial Los Álamos, en la colonia peruana de Seattle, pero que sin embargo sí quién me enfrentó por su amiga.

—Cuando mi amiga me dijo que Pizza hot daba buen servicio no se equivocó —sonrió con picardía la pecosa chica de cabellos rizados rojos, cogiendo la pizza de mis manos y dándome a la vez el pago. Firmó la entrega cuando se lo pedí, y cuando esperé porque me devolviera la carpeta no lo hizo, jugando así conmigo y con mi paciencia—. ¿No sonríes?