¿Qué Les Has Dicho Marinette?

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Hoy por mensaje me dijiste que querías pasar tiempo con tus amigas durante el horario de clases, así que no tuve que ir a esperarte debajo de las escaleras para almorzar juntos.

Yo también pasé tiempo con mis amigos que de igual manera sospechan que salgo con alguien, pero no indagan de más.
Hablando del tema, cuando estaba guardando mis cosas en mi casillero, mi oído reaccionó ante el sonido de tu suave y dulce voz. Pero no sólo era eso, era tu risa nerviosa también.
Solo que no era la misma risa que haces cuando te hago algún cumplido o cuando te beso la nariz. No, esta risa la pones cuando intentas engañarme con una excusa tonta pero al final no te resistes y me dices la verdad.

Me asomé al final de la hilera de casilleros y vi que estabas en medio de un círculo que habían formado entre todas tus amigas.

— ¡Anda! ¿Qué te cuesta decirnos? — Dijo Alya, pero pareciese la líder de esta conspiración en contra tuya, porque más que hablar contigo, parecía que te acorralaban para decir algo.

Y yo deduzco que puede ser.

Juleka piensa que no me doy cuenta, pero noto que está más al pendiente de mi, ahora cada que salgo me pregunta a dónde voy y con quién voy; cuando veo algo lindo que puede gustarte por una tienda, me pregunta varias veces qué a quién se lo pienso dar.

En fin, mi hermanita de pocas palabras se ha vuelto un fastidio.

Y por lo que hemos supuesto, Alya ha sospechado de nosotros y ha convencido a todo tu grupo de amigas a obligarte a sacar la sopa.

Lindo.

Digo, por mi parte no hay ningún inconveniente en que les digas que llevamos más de tres meses y medio saliendo y que después del primer mes ya eras tú quien me besaba a mi sin vergüenza.

¿Pero que les dirás sobre mi? ¿Les dirás que soy meloso contigo y no paro de decirte lo mucho que me encantas? Porque si es así Juleka se llevaría una gran sorpresa por eso, ya que ninguna otra chica me hizo expresarme de la manera con la que lo hago contigo.

Te lo dije en un principio, yo no soy bueno con las palabras, pero teniendote cerca es como si  estas me fluyeran al natural.

¿O acaso les dirás que soy algo raro? Tal vez porque me pinto las uñas, pero tú nunca las has mirado con extrañeza ni dicho nada al respecto. ¿Mi forma de vestir? Lo dudo, pues desde que perdiste la pena conmigo me has dicho bastantes veces que adoras mi estilo, y tengo que admitirte que eso me hace sonrojar. Leve, pero lo hace.

Incluso ya te descubrí pequeña, cuando vamos a mi casa no  llevas  suéter porque te gusta que te preste algunas de mis chaquetas.
Pero creeme, no me quejo en lo absoluto, es más, me derrite de ternura el ver como sonríes cuando te las pones y luego te acurrucas en mis brazos y estamos recostados sobre mi cama.

Tal vez les digas eso, pero te delatarias pues estamos en mi casa cuando Juleka no está, que es prácticamente la mayoría del tiempo.
Aún así, ellas descubrirían que les das demasiadas excusas tan solo para estar conmigo a solas.

Y bueno, he estado muy poco tiempo con todas tus amigas pero sé perfectamente que Alya y Rosita querrán saber todos los detalles. Incluso los más íntimos.

Me pregunto si se los dirás.

Pues si por mi fuera, les diría a todos cada vez que me robas el aliento... Que con cada beso te estoy entregando de poco en poco mi corazón y mi alma.
Y es que... Dios... ¡Eres tan linda!  últimamente te ha dado por besarme todo el tiempo, por dejar beso tras beso por todo mi rostro y luego bajar a mi cuello, incluso si por un momento estoy distraído con la guitarra o con los audífonos puestos.
Tal vez suene ligeramente egocéntrico, pero sé con certeza que te encanta mimarme; aparte de tus lindos besitos, me acaricias el cabello, que te gusta despeinarme más de lo que de por si ya estoy, acariciar mi cara y bajar por mi torso...

¿Ya les contaste, Marinette? ||LUKANETTE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora