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25 de Abril del 2018

El periódico era el único recurso de Gun para conseguir trabajo, su única estabilidad era los empleos que encontraba ahí.

Eran cientos de los cuales había sido despedido por el hecho de tener tantos, y llegaba tarde a uno o llegaba tarde al otro, a veces no dormía por tal, a veces no tenía ni tiempo de comer.

Marcaba con un rotulador amarillo los trabajos que podría llamar, con rojo los que eran más un no que un sí y los verde eran lo que tenía que llamar en ese mismo momento o en unas horas.

Y vio uno muy peculiar, demasiado a decir verdad, necesitaba un joven o señorita "modelo" para ser dibujado entre 18 a 25 años y de buen cuerpo.

Gun no tenía baja autoestima ni tampoco le disgustaba su cuerpo, él estaba bien, no estaba marcado como alguien que va al gimnasio 24/7 o un luchador profesional, pero tenía algo ahí, y estaba orgulloso de poder conservar su figura a pesar de no tener tiempo.

Era un hecho, iría a la dirección que indicaba, era la hora pico, y ya que lo habían despedido de su trabajo de la mañana tenía tiempo para todo.

Salio rápido de casa porque aunque tuviera horas libre, no tenía todo el día.

Se dio el lujo de ir en taxi, el metro andaba demasiado lejos y no era momento de perder el tiempo, necesitaba un trabajo ya.

No pasó ni quince minutos cuando ya estuvo frente al edifico que indicaba el periódico, se adentro y había una secretaria castaña sentada detrás de un escritorio.

Al acercarse le sonrió, y eso le dio más confianza.

—Buenas tardes, ¿Viene por el aviso de trabajo de modelo? —dijo aquella mujer que al parecer se llamaba Alice.

—Buenas tardes —sonreí—, sí, ¿tengo que esperar aquí?

—Oh, no, no —seguía con su sonrisa—, el penúltimo piso, puede tomar el ascensor.
El Sr. Jumpol saldrá de su oficina y le indicará a cualquiera que le llame la atención, no hay de elegir.

—¿Quiere decir que hay muchas personas en espera? —preguntó Gun algo desalentado.

—Si —dijo—, pero debo decirle que usted es uno de los jóvenes más lindos en presentarse aquí, además de las chicas, claro— le guiño un ojo y se hundió en el portátil que tenía sobre el escritorio.

—Gracias —dijo el azabache, la mujer sólo asintiendo aún inmersa en su portátil.

Gun con más seguridad fue hacia el ascensor y comenzó a subir al penúltimo piso como le había indicado aquella mujer y se apoyó contra el muro.

Tal vez la escritura le decía eso a todos los chicos y chicas que se sentían inseguros, eso era muy amable de su parte, porque ahora Gun si se sentía más seguro de sí.

Cuando por fin el ascensor abrió pudo ver muchos chicos y chicas soltando sensualidad por los aires, eran hermosos, algunos más que otros.

Pero Gun no se quedaba atrás, el era una joya total, como muchos en esa sala, camino hacia un asiento vacío que estaba cerca de muchos chicas y se sentó sin hablar con nadie, aunque lo miraran como bicho raro o tal vez lo miraban porque era demasiado atractivo.

Adonis [OffGun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora