El destino del amor.

¿Ana Stell?

Mientras ella miraba forzaba su vista para decifrar el nombre de la calle donde ella estaba situada un cuerpo se acerca a ella con una voz gruesa tocándole la parte del hombro  y le dice:
"Parece que andas perdida ¿te puedo ayudar en algo?"
A lo cual ella con la cabeza y sin voltear se niega sin decir ninguna palabra.
"No te robare nada y no pido nada a cambio solo que he visto que has estado rondando por todo estas calles, yo trabajo en aquel puesto de frutería y me interesa ayudarte" él responde.
Ella voltea lentamente para no ser descortés, mirando los zapatos del él mientras comienza a subir su mirada hasta llegando hasta sus ojos, la chica comienza a mirarlo fijamente a sus ojos color café, esos ojos que sabía que le quitarían el sueño , mira sus labios humedos y su cabello medio rizado de color castaño, ella  queda paralizada al verlo mientras que el desconoce lo que ella estaba sintiendo.
Él muchacho con una camisa blanca y su pantalón que sujetaba un cinto negro, en su cara se podía ver su sincera amabilidad.
La muchacha nerviosa contesta : "No,no, puedo hablar con desconocidos, perdón"
-" Entiendo, me llamo Mike ¿y tú?"
La chica tenía claro la regla #3 : Nunca digas tu nombre completo.
Para eso ella tenía presente un nombre que jamás hubiera podido olvidar.
-Mi nombre es Ana Stell.
- ¿ves? Es fácil , ya no somos desconocidos.

Ambos sueltan una risa nerviosa que pronto sería un silencio incómodo.

-Dime Ana que te trae por aquí, un lugar  tan pequeño , una muchacha como tú no debería andar sola. Contesta Mike con una sonrisa coqueta.

Pensamientos de Ana:
La frase más vieja para coquetear con una mujer , este hombre es todo lo que yo no quisiera , de seguro ha de ser igual con todas.

- Solo busco un poco de paz y tranquilidad en un pueblo alejado de malos entendidos, un señor muy sabio una vez me dijo que solo necesitas 20 segundos de valentía para poder lograr lo que quieras.
- ¿Vas a un lugar en específico? Yo podría ayudarte.
-Buscó la calle Walker 1678.
-Es raro porque yo vivo por esa calle. Respondió él rascando su cabeza con la mano izquierda.
- ¿Es una coincidencia muy rara no lo crees?
- en verdad que si , pero permíteme ayudarte con tu maleta.

Para ese momento "Ana Stell" había desobedecido la mitad de las reglas.