La carta.

6 1 0
                                    

Me han dado una pluma con una miserable cantidad para escribirte, pero hoy mismo no sé quién es más miserable, si la tinta de la pluma o yo, estoy en un escritorio sin poder soportar bastantes cosas, como un gran peso encima de mí que estorbaba siempre al querer avanzar. No soportaba que no querías ni hablarme o acercarme a ti ni a mi pequeña hija si quiera a medio kilómetro, entiendo que lo que hice no tiene perdón pero aquel hombre tampoco lo tenía. No tenía ni el perdón de Dios.

Tengo veinticuatro horas y no quiero despedirme porque jamás me gustaron las despedidas, lo sabes bien, no llores en cuanto leas este pedazo de papel que no necesita un mar encima de él. No quiero que vengas a verme cuando la inyección letal esté en mi venas consumiéndome, porque no fue la única sustancia que me había consumido, ni la única persona en la que podría poner mi vida en sus manos, no quiero que mi hija vuelva a sufrir algo así de nuevo, pero tómalo con calma, aquel maldito ya no estará ansioso de consumirla y lo único que hice fue abrirle una puerta al infierno y no dudo de volver a encontrarlo allá mismo.

Contigo siempre: Ném

LA CARTA DE UN SENTENCIADOWhere stories live. Discover now