El cálido sol se esconde tras la sierra mientras recojo las hortalizas que planté en otoño. Cris y John juegan en el campo felices y sin preocupación alguna. Todo es aparentemente perfecto, sin embargo, algo en mi interior me advierte de horribles presagios: guerras, sangre, muerte. Intento olvidarlo aunque me es imposible. Sé que algo se está fraguando en el Capitolio y temo por mis hijos, son demasiado jóvenes para vivir lo que su padre y yo tuvimos que atravesar.
– ¡Cris, John, es hora de cenar, entrad en casa!- les avisa Peeta desde la cocina.
Una vez acomodada la mesa, comenzamos la cena escuchando las increíbles historias que nos cuentan Cris y John.
–¡Mamá, hoy casi cazo a una ardilla con el arco que me hiciste!- relata cris emocionada.
–A ver si vas a superar a tu madre...no le haría ninguna gracia.- bromea Peeta.
–Me alegro mucho, cariño. Y recordad, mañana empezáis la escuela, así que idos a dormir que mañana será un día largo.
Cuando los niños abandonan la sala dirigiéndose a sus respectivas habitaciones, le cuento a Peeta mis presentimientos sobre el desencadenamiento de una posible rebelión en el Capitolio. Él cree que el clima de tensión política constante no ayuda al asentamiento de la democracia, además, los grupos radicales del distrito dos se han hecho con el poder local y han sometido a la población civil.
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Los Juegos del Hambre: La verdad.
FanfictionEn esta breve historia se resume lo que realmente pasó tras la finalización de la guerra civil entre el Capitolio y los distritos.