MY LUNNAH THE ZANGRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRE

"Te voy a desflorar"

Advertencia:
Parece ser que esto no es un fanfic cristiano, pero bueno, advierto que el siguiente contenido es igual de hardcore como el anterior, quedas advertid@.

G: L-Lo siento... -se disculpó, sonrojado y avergonzado hasta que lo siguiente hizo que mi sexto sentido se manifestara.

P-Pero...No pares, ¡No te detengas!... -sus ojos estaban llenos de pasión.

P: - Cargué a Gold en mis brazos, nos levantamos del sofá, subí las escaleras con Gold cargado a lo princesa y lo acosté en la cama de mi habitación, colocándome sobre él y acorralando sus muñecas sobre el colchón de la cama, sujetándolas. Le besé apasionadamente en los labios mientras que las piernas de Gold se enrollaban en mi cintura. En ese beso mis manos sueltas acariciaban todo el cuerpo de Gold sin dejarse ningún lugar, hasta que sin haberlo previsto, ambos nos habíamos quitado entre nosotros la ropa.

P; Gold... Te amo... Y quiero pasar el resto de mis días contigo... no dejaré que nadie nos separe, ni la misma muerte...♡♡

G: Phantom...♡♡♡ Yo también te amo....~~

P: Bueno... ¿estás listo? -sujeté sus caderas con mis manos.

G: Sí...~♡♡

P: -Penetré gentilmente la entrada anal de mi osito, siendo lo más cuidadoso que pude.

G: ¡Aah!

P: ¿Estás bien? -Le pregunté  ( a ver, que sí, que me quería vengar ya que nuestra primera él se había pasado de verga conmigo, pero bueno, no puedo ser malo con mi tontito, a no ser que me pille haciéndome una picky picky).

G: S-Sí - me abraza para sujetarse a mi cuerpo.

P: -continué profundizando hasta acabar de meterla, para luego empezar con las embestidas suaves y lentas, su interior era cálido y no pude evita soltar un grave quejido.
Gold gemía con suavidad y lentitud, pidiendo que fuera más rápido y más fuerte, yo estaba un tanto nervioso ya que no quería hacerle daño, ese sería mi mayor miedo, dañarle, que él tuviera miedo y temor de mí... me lo estuve pensando hasta que decidí sujetarme mejor de las caderas e ir más deprisa, más fuerte, ambos estábamos sudando y gimiendo con fuerza, dios, esto era demasiado bueno, mi cuerpo se excitaba demasiado al igual que el suyo, mi miembro de había endurecido dentro de él y su interior se humedecía demasiado. Los gemidos de Gold pasaron a ser gritos llenos de placer que sentía en su interior, nuestras miradas se perdían entre ellas y se nublaban de la provocación hasta que ambo nos corrimos, con algo de dolor pero satisfechos por lo que acababa de pasar hasta que ambos caímos rendidos uno al lado de otro, abrazados.

Mi corazón se detuvo al escuchar como unas llaves abrían las puertas principales de la casa, ay no, no podía ser verdad...