The Spectre ❉ Jikook

T h r e e .

—Disculpen, con permiso, voy pasando, ¡Con más cuidado, animales!— fue lo último que dijo antes de ver cómo su cara hacia un zoom exagerado del suelo, sintiendo el efecto de la gravedad en su cuerpo contra el mismo antes de que pudiese reaccionar. Los estudiantes seguían pasando agrupados en una turba a su lado e incluso por encima de él, ¿Por qué siempre se desesperaban de sobremanera al momento de salir? No es como si hubiese mucho que hacer después de clases, o bueno, por lo menos él no tenía algo importante que hacer después de eso.

Mientras en su mente creaba suposiciones sin parar durante su estadía en la hirviente cerámica que recubría el suelo, otro cuerpo cayó encima del suyo gracias a que sus pies se habían enredado bajo sus piernas al intentar caminar, «fantástico, ésto era lo que faltaba», pensó. Escuchó un quejido por parte de la otra persona que aún mantenía su peso sobre él, por lo que hizo el intento de levantarse, mas en ese instante no lo logró.

—Ugh, eso dejará una marca— dijo mientras acariciaba sus codos y su barbilla, ignorando que había caído sobre una almohada increíblemente mullida, hasta donde creía.

El chico que anteriormente había acariciado sutilmente el piso con su cuerpo carraspeó —¿Hola?— canturreó— No eres el único al que le quedará una marca.

—Oh, lo siento— se puso de pie como le fue posible entre las personas y le tendió la mano al otro chico —Estuve buscando a un compañero, aunque supongo que ya se fue— una vez que el contrario tomó su mano y se impulsó para levantarse, intentaron no volver a caer gracias a los empujones propiciados por sus compañeros y estudiantes de otros grados.

—Gracias. Por cierto, pesas más que una embarazada— puso en blanco los ojos, mas no tardó en mostrar una sonrisa cuando el contrario hizo una mueca con la cara, indicando una leve molestia ante el comentario —me encantaría quedarme a conversar, pero creo que no estamos en el mejor lugar para hablar sobre lo ocurrido.

—Tienes razón. Y por favor, intenta no hacerle más muestras de afecto de ese tipo al suelo, tal vez la próxima persona que caiga sobre tí no te ofrezca su ayuda— ambos rieron un poco gracias al comentario del chico pelinegro más alto.

—Bien, espero no hacerlo. Nos vemos... ¿Luego?— cuestionó con la duda notándose a leguas.

—No lo sé, no te conozco, pero espero que nos veamos luego— sonrió un poco —¡Adiós!

Observó cómo el contrario desaparecía entre la gente y se dispuso a regresar a cumplir su objetivo principal, salir de la institución vivo. Luego de hacer lo posible por no volver a caer, vio la luz, pero no una muy agradable; definitivamente el calor que proporcionaban los rayos solares veraniegos y él no serían los mejores amigos nunca, sin embargo, salir de vez en cuando para observar como cambiaba su alrededor con el paso de cada estación le resultaba relajante.

Tan pronto como tuvo el camino libre, emprendió su camino a casa. Ese día contaba como uno más del calendario, sus amigos —más compañeros de clase que nada— le habían invitado a ir con ellos al Arcade del centro comercial que se encontraba próximo a la estructura, pero negó su asistencia y por su parte, prefirió llegar a su hogar, tomar una ducha y preparar algo de comida antes de tomar asiento para comenzar a adelantar tareas. A veces deseaba salir tanto como lo hacían sus conocidos, a fiestas, festivales, incluso comer una pizza de doble queso con piña en el césped de un parque estaría bien, pero no parece genuinamente divertido cuando se realizan esas actividades solo.

El realidad, tenía a un alguien con quien hacer boberías de vez en cuando, un mejor amigo que lo amaba y cuidaba tanto como si de su hermano menor se tratara, aunque él fuese mayor por meses, para el castañito de sonrisa cuadrada sólo eran números, él siempre sería su bebé. Decidido a romper con la rutina como en ocasiones hacía, tomó el celular y marcó el número de su perdición personificada hermosamente.