Capítulo 21

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Nos quedamos en el apartamento de Kitsu solo hasta que ella decidió firmar una serie de papeles que aseguraran que esa misma tarde gran parte de mi dinero estaría de regreso. Jonah parecía contento y satisfecho; por eso yo también traté de imitarlo, aunque no me sintiera así en lo absoluto.

Luego de despedirnos de una forma bastante formal y breve, nos dirigimos al auto. En todo ese frío camino él no me dirigió la palabra, ni siquiera se aseguró de que yo lo siguiera por la espalda. Fumé para tranquilizarme, pues Jonah en definitiva estaba enojado por lo que casi arruiné. Pensé en alguna excusa para defender mi estupidez, pues no quería que esta incomodidad mutua se prolongase.

Él no solía molestarse durante días. A veces solo me dejaba de hablar por minutos u horas y después de que todo se aclaraba, volvíamos a ser los de siempre. Crucé los dedos para que este comportamiento terminara igual que los demás, que me recordase lo idiota que era y, una vez que lo aceptase, seguir con nuestra amistad sin ninguna marca que cambiara las cosas.

Abrió el auto, entramos casi al mismo tiempo. Jonah dejó los papeles en el asiento trasero antes de encender el motor para irnos. Manejó con bastante normalidad, no apartó la vista del camino y tampoco abrió la boca durante las primeras calles de trayecto. Yo lo miré por el rabillo solo para asegurarme de que él no estuviese tan molesto como lo sentía por el ambiente.

Y justo cuando quise disculparme por mi atrevimiento en casa de Kitsu, él se me adelantó con su reproche.

—¿En qué demonios estabas pensando, Luke? —Juntó las cejas, siguió mirando al camino—. ¿Regalarle el dinero?

Solté un suspiro, me encogí en mi asiento y fingí que veía hacia la ventana para que mi vergüenza no se notara tanto. No quise quedarme en silencio esta vez, quería defender mi punto antes de asumir por completo que era un idiota.

—Lo necesita más que yo. —Bajé la ventana para que el calor de mi rostro no se sintiera tan pesado.

Vi cómo se aferró con ligereza al volante. Por lo demás, siguió luciendo tan tranquilo como era habitual. No solía manifestar con mucha notoriedad lo que le pasaba por la cabeza mientras estas cosas fuesen malas o negativas. Pero cuando era feliz, sin dudas lo expresaba.

—Estoy preocupado por ti y también quiero ayudarte —dijo, relajando un poco más las facciones de su rostro serio—. Solo que a veces lo vuelves complicado.

Me disculpé en voz baja. Él continuó explicándome y resaltando todos esos beneficios que traería consigo recuperar al menos un porcentaje de lo que me pertenecía. Me mudaría, recuperaría mi vida, seguiría en mi trabajo y llegarían nuevas oportunidades. Ya no tendría que rebajarme de nuevo a los barrios empobrecidos, compraría un auto y podría frecuentar los clubes otra vez para divertirme en privado después de salir de ellos.

—Por fin te alejarás de Moon-jae.

Eso era algo que me tranquilizaba e inquietaba en partes iguales. Ya no lo vería más si me iba de aquel edificio. Ya no discutiríamos ni me estresaría por sus estúpidos problemas. Pero tampoco volveríamos a empezar como tanto creí que lo estábamos haciendo en días recientes.

Jonah, tan perceptivo, pudo leer a través de mis gestos lo que pensaba sobre eso.

—No olvides lo que te hizo, Luke. —Trató de que mi raciocinio rebasara a mis sentimientos.

Desde que visité a Kitsu y dejé que Jonah hablara por mí, tuve tiempo suficiente para pensar en todo ese desastre. Mi enojo para con Moon no hizo más que incrementar por una cantidad de razones que debía hablar con él, lejos del Jonah que cuidaba cada una de mis palabras.

El balcón vecino [BL-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora