Multimedia Sergey Rosberg.
Al llegar a casa fui directo al salón de entrenamiento, necesitaba sacar la furia que había en mí. Sin embargo, mis planes fueron truncados al ver a Drag entrenar, usando sólo unos calzoncillos que se ajustaban a su fisionomía. Decidí darme la vuelta e irme, pero fui pillada en plena huida.
-¿A dónde vas?- pregunta curioso sin dejar de boxear.
-Ah... eh... ¿por ahí?- digo patéticamente. Su presencia había alborotado mis hormonas.
-Déjame adivinar. Peleaste con tu adorado padre y viniste a liberar tensión.-dice con esa arrogancia tan propia de él.
-¿A ti no te puedo mentir?
-Eres mi creación. Aunque es divertido verte intentar mentirme.
-¿Gracias?
-Ven. Sé alguna que otra cosa que puede desestresarte. Aunque podemos ocupar esa energía en algo más productivo.-dice besándome.
Por Dios que este hombre sabe como manipular.
Por suerte alguien más entró al salón interrumpiendo nuestro fugaz encuentro.
-!Aquí estás!-dice Sky entusiasmada- Alex me dijo que quizás te encontraría aquí. Ah hola Drag.
-¿Hola? A ver enana no ves que estás interrumpiendo.-dice molesto Drag.
Yo sólo trato de no reír, verlos pelear es divertido. Porqué cuando estamos en la cama se comportan muy distintos.
¡Qué pervertida!
¡Cállate qué tú también disfrutas!
-¿Qué ocurre Sky?- pregunto para alivianar la tensión.
-¿Cómo que qué ocurre? O sea, estamos en Rusia, es viernes, somos jóvenes, debemos disfrutar. ¿Te parece poco?-dice animada.
-Sigo sin entender-contesto.
-Enana largo-dice obstinado Drag.
-Prometiste ser mi guía particular. Sabes que nunca he estado en Rusia y ya es de noche.-pone cara de borrego.
-Está bien-digo mientras me va sacando del salón.
-Hey, ¿y qué hago con esto?-dice tocando su prominente erección.
-Te tocará Manuela hoy amor-digo sonriendo al salir.
-Me la vas a pagar Samantha- grita.
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-Éste está perfecto para ti-dice señalando un vestido rojo corto, que digo corto cortisimo. Tenía un escote discreto además de que se amoldeba a mi figura como una segunda piel.
-Y éste es perfecto para ti.-señalo otro vestido de la montaña que había sacado. El de ella era la parte superior gris y la parte de la falda negro. Con escote muy pronunciado, pero sin llegar a ser vulgar.
Eso sí, ninguna de las dos nos podríamos agachar a recoger algo, porque al hacerlo se nos vería hasta el alma.
-¡Oh Dios mío! Lo amo. ¿Por qué no lo había visto?
-Ocasión especial.
-¿Y qué ocasión celebramos hoy Sami?
-Qué me salvaste de una buena follada con Drag.
-Ya va ¿qué?-dice confundida. Nunca antes había rechazado a Drag.
-Cosas.
-Ah no. Explícate.
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El Renacer de la Muerte
БоевикSegunda parte de El Ángel de la Muerte. Seis años han pasado. El rumor de la asesina a sueldo Ángel de la Muerte va tan rápido cómo el viento. Todos le temen pues saben que es pareja del Diablo y dicen que ella es peor. Tanto que una pareja de polic...