Capítulo 3

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Multimedia Sergey Rosberg.

Al llegar a casa fui directo al salón de entrenamiento, necesitaba sacar la furia que había en mí. Sin embargo, mis planes fueron truncados al ver a Drag entrenar, usando sólo unos calzoncillos que se ajustaban a su fisionomía. Decidí darme la vuelta e irme, pero fui pillada en plena huida.

-¿A dónde vas?- pregunta curioso sin dejar de boxear.

-Ah... eh... ¿por ahí?- digo patéticamente. Su presencia había alborotado mis hormonas.

-Déjame adivinar. Peleaste con tu adorado padre y viniste a liberar tensión.-dice con esa arrogancia tan propia de él.

-¿A ti no te puedo mentir?

-Eres mi creación. Aunque es divertido verte intentar mentirme.

-¿Gracias?

-Ven. Sé alguna que otra cosa que puede desestresarte. Aunque podemos ocupar esa energía en algo más productivo.-dice besándome.

Por Dios que este hombre sabe como manipular.

Por suerte alguien más entró al salón interrumpiendo nuestro fugaz encuentro.

-!Aquí estás!-dice Sky entusiasmada- Alex me dijo que quizás te encontraría aquí. Ah hola Drag.

-¿Hola? A ver enana no ves que estás interrumpiendo.-dice molesto Drag.

Yo sólo trato de no reír, verlos pelear es divertido. Porqué cuando estamos en la cama se comportan muy distintos.

¡Qué pervertida!

¡Cállate qué tú también disfrutas!

-¿Qué ocurre Sky?- pregunto para alivianar la tensión.

-¿Cómo que qué ocurre? O sea, estamos en Rusia, es viernes, somos jóvenes, debemos disfrutar. ¿Te parece poco?-dice animada.

-Sigo sin entender-contesto.

-Enana largo-dice obstinado Drag.

-Prometiste ser mi guía particular. Sabes que nunca he estado en Rusia y ya es de noche.-pone cara de borrego.

-Está bien-digo mientras me va sacando del salón.

-Hey, ¿y qué hago con esto?-dice tocando su prominente erección.

-Te tocará Manuela hoy amor-digo sonriendo al salir.

-Me la vas a pagar Samantha- grita.

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-Éste está perfecto para ti-dice señalando un vestido rojo corto, que digo corto cortisimo. Tenía un escote discreto además de que se amoldeba a mi figura como una segunda piel.

-Y éste es perfecto para ti.-señalo otro vestido de la montaña que había sacado. El de ella era la parte superior gris y la parte de la falda negro. Con escote muy pronunciado, pero sin llegar a ser vulgar.

Eso sí, ninguna de las dos nos podríamos agachar a recoger algo, porque al hacerlo se nos vería hasta el alma.

-¡Oh Dios mío! Lo amo. ¿Por qué no lo había visto?

-Ocasión especial.

-¿Y qué ocasión celebramos hoy Sami?

-Qué me salvaste de una buena follada con Drag.

-Ya va ¿qué?-dice confundida. Nunca antes había rechazado a Drag.

-Cosas.

-Ah no. Explícate.

El Renacer de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora