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Las rigidas cuerdas de una guitarra sonaban en un bosque de hojas secas, la canción tenía una melodía suave la cuál era acompañada por una voz juvenil. Una letra de una canción antigua, y que el significado de la letra era un misterio. Pasan las horas y  finalmente Mee deja la guitarra en el suelo con delicadeza, tomó un cuaderno y una pluma que tenía a su lado, el cuaderno estaba escrito en su mitad, todo con distintas letras e idiomas, ella finalmente termina de escribir y deja el cuaderno a un lado. Mira la nieve a su alrededor y nota que apenas se derritió, esto ya era un avance. Su gente, al no poder controlar sus llamas, encontraba hábitos las cuales logren calmarlas. En su mayoría eran tics o un simple crujimiento de dedos. ¡Quién diría que el de la princesa del reino de fuego sería algo tan poco frecuente en su pueblo como lo es tocar un instrumento!

-¡Mee! ¿Estás ahí?

La voz de su prima le hace salir de su trance y se da vuelta a ver a la pelirroja quién la llamó. 

-¿De nuevo estás tratando de descubrir el significado de esa canción?

La niña se sienta como indio al lado de la princesa la cuál sonríe sin mostrar los dientes.

-Es interesante que la traducción a otros idiomas le de otro significado, la hace única.

-¿Único? ¿Que es para ti algo que sea único?-Preguntó mirándola fijamente.

-La gente lo titula como algo que no tiene comparación, pero algo que es único creo que puede ser aquello que todas las personas tengan su distinto punto de vista. 

Gnist hace una cara de confusión al oírla y se rasca la cabeza lo que causó la risa de la mayor.

-Deberías dejar de leer tanto-. Dice Gnist levantando los brazos- Tienes una cantidad así de grande de libros, a tu padre no le gusta eso.

Mee niega con la cabeza sonriendo.

-Padre siempre quiso que sea una guerrera pero...no es lo mío.

La niña enloqueció.

-¿Estás bromeando?- Dijo levantando los brazos nuevamente y agitándolos-. Solamente levantando los dedos hiciste muchísimo Kaboom, Poom y Bam- Gritaba haciendo ruidos con la boca entusiasmada.

Mee no pudo evitar reír por los gestos de su prima y se sentó de la misma manera que ella, cruzando las piernas.

-Sabes la violencia a la cual mi padre está acostumbrado. Pero es un buen hombre y de buenas intenciones, bueno al menos eso me dijo tu padre.

Gnist puso una mueca triste y apoyó su cara en sus brazos.

-Mi padre era un buen hombre ¿Verdad?.

-De los mejores que conocí.- Sonríe acariciándole la cabeza a la menor.- ¿Vamos a casa?.

-Vamos.

La princesa tomó de la mano a su prima y ambas caminaban por el bosque nevado derritiendo la nieve que se encontraba bajo sus pies.
Mee observaba los arboles tranquilamente con unos pasos suaves, mientras que su la menor quería aumentar la velocidad con pequeños saltos. Gnist preguntaba ansiosa cosas sobre el bosque y Mee respondía con muchísima calma. Ambas se detuvieron cuando luego de caminar   trecientos metros se toparon enfrente de una gran muralla. Un guardia del lugar, al verlas e identificarlas, las hizo pasar. Detrás de las murallas se encontraba la ciudad conocida como Eldsted la cual era todo lo contrario al bosque donde estuvieron ambas damas. Un lugar el cual imponía respeto mires donde lo mires, con altas e imponentes torres las cuales buscaban intimidar. Mientras caminaban los interceptó Galileo, un mensajero del padre de Mee.

Reino de fusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora