Jaulas
Solo un emperador entiende realmente lo que es una prisión –eso y todo lo demás--, porque sus anhelos son más profundos que los más lejanos horizontes, porque la jaula de su cuerpo limita su alma al actual universo y porque el dueño de todo lo que es --que únicamente es preso de la sutil e infinita red del tiempo-- solo puede desear lo que no está, lo que no es aun, o lo que fue.
Así que cuando el mejor fruto de la quinta generación descendiente del fundador de la dinastía que nos gobierna aún, supo del pájaro que imitaba la orden de abrir la puerta este de la ciudad celestial, decidió darse el placer –usualmente solo acostumbrado por poetas y científicos-- de tratar de aprisionar la realidad en signos, e hizo llevar ante su presencia al pájaro, a su dueño, a los guardias de la mencionada puerta y a su corte plena de sabios y profetas.
Los profetas predijeron que el pájaro quedaría ciego por el resplandor de la libertad, que sería aniquilado por la luz del sol y la del emperador, o que regresaría asustado a la comodidad de su jaula.
Los científicos escribieron una fórmula en la que la distancia del pájaro a su jaula es directamente proporcional a la relación de las probabilidades de encontrar comida y agua afuera y la de encontrarla en ella, multiplicada por el porcentaje de incertidumbre (Phihat) acostumbrado en estos casos.
Los libertarios de la secta de los poetas apostaron a que el pájaro volaría lejos, se aseguraron de que ni una sola pluma le faltara a su vuelo y lo alentaron con los cantos de sus más anarquistas poemas.
El anterior dueño del pájaro anhelaba que este se posara en su antebrazo derecho.
Los guardias deseaban que se quedara en su jaula para poder llevarlo de nuevo a su puerta y lucirlo como una distinguida insignia.
La favorita del emperador quería otro pájaro para su jaula, que era la ciudad eterna completa y exigió que este llevara -- como todos sus pájaros-- en una de sus patas, una cinta con el sello real.
Todos sabemos que el emperador no desea, él ordena y selecciona lo que aprecia.
Todos esperaron cuando se abrió la puerta de su jaula, una vez que el pájaro imitó la orden de abrir la puerta por donde entra el sol cada mañana, a la ciudad que nunca dejará de ser sembrada con la semilla más fina de la gente más excelsa.
El pájaro les dio gusto más allá de las expectativas a todos.
Durante la curva de más de 100 lunas nuevas el pájaro entró y salió de su jaula, voló por casi toda la ciudad eterna, le cantó a su reina, visitó frecuentemente la puerta este, a su regimiento, se posó en ambos antebrazos de su anterior dueño, los científicos pudieron comprobar la exactitud de su fórmula y ajustar su constante (Phihat) con una exactitud de 5 decimales y cuando el pájaro falleció a los pies del emperador --después de una agonía de casi un día-- los profetas pudieron comprobar que falleció de exceso de libertad.
El poema que fue ganador del concurso, llamado para tratar de aprisionar en signos --para la posteridad-- los hechos de ese famoso pájaro, se atribuye aun a Lin Tao, aunque hayamos algunos que dudamos.
Abrid la puerta
Que todos somos prisioneros
De nuestros pasos, época, recursos, vicios, amores, deseos…
Por favor sigan ustedes enumerando
Para nadie es extraño
En este universo
En el que ya casi todo ha sido escrito
Y lo que queda es solo repaso
Para que los lerdos asimilen
Se ha dado un pájaro
Que ha ordenado
Sea abierta su jaula
No sabíamos si para salir o quedarse en ella
Y por orden del emperador
Ha sido abierta
Y ha salido y regresado a ella varias veces
Más que suficiente para que quede demostrado
Aquí en la ciudad eterna
Un pájaro marcado con el sello del emperador
Con el de la preferencia de la reina
Ha sido su compañero de celda.
VABM sábado, 20 de noviembre de 2010
http://vbueno.wordpress.com/2010/11/21/jaulas/