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Su mente le estaba comenzando a carcomer el cerebro, no debió haberlo dejado allí sin decir nada, aunque sabía perfectamente que él puede haberle hablado a su madre para recogerlo. Pensamientos peligrosos inundaban su mente pero la realidad le cayó como un balde de agua fría, debía aclarar lo que sentía, haberse sentido bien al besarlo no era nada ¿verdad? Sólo una reacción de su cerebro a un contacto más profundo con alguien.

Al final de todo, Yoongi creía no poder aceptarlo. Por más que su corazón latía y pedía por el otro chico, no quería sentir nada.

Había pasado un día después de eso y ninguno de los dos recibió una llamada, ni de Hoseok a yoongi, ni de yoongi a Hoseok. No sabían que decirse, solo que Hoseok estuvo pensado toda la noche el porque lo había dejado allí, sabía y sentía que le correspondía de la misma manera. Así que después de toda una noche larga estuvo preparándose para ir a buscar a yoongi a la cafetería.

Cuando ese momento llegó algo en yoongi se emocionó. Notando como el chico que ayer le robó un beso se encontraba sentado leyendo un libro con tranquilidad, un lindo libro que había tomado de allí mismo, pues, días después de haber conocido Yoongi le dio una grandiosa idea a su jefa, el colocar libros para ciegos en la estantería.
Miro desde la ventanilla a Hoseok, pero un pequeño susto lo desespero una vez más, su amiga le decía que debía ir a entregarle un café a su amigo ya que había ordenado uno.

Sin protestar tomó las cosas y se acercó a él, pero sin pronunciar ninguna palabra, colocando las cosas en la mesa. Pero se distrajo por un segundo al mirar que Seok poseía lentes de sol de color dorado, algo que se le veía muy bien, pero no pensaba decir nada. Tal vez era sínico de su parte estar allí, a su lado, sin disculparse por lo de ayer.

– Te estuve esperando para decirte que me gustaría verte a la misma hora y lugar de ayer, quiero hablar sobre lo que pasó. – Relamia sus labios haciéndose el tonto como si supiera que no estaba hablando pero segundas palabras salieron de su boca. – No me ignores, sólo quiero hablar. No pretendas que no eres tu Yoongi, sólo tú hueles a menta.

A yoongi le erizo la piel al  escuchar esas palabras, saliendo de allí casi corriendo, de la misma forma que el otro día. No sabía ya lo que estaba haciendo, sólo se alejaba y dejaba al otro hablando.
Sin pensarlo más de dos veces dejo su delantal de trabajo encima de una mesa diciéndole a su amiga que no se sentía bien y que no creía poder terminar por ahora. Ella sólo le miró confundida el por qué se lo decía con las mejillas tan rojas como un loro de corella amarillo ¿tan mal se sentía?

Pasaron horas desde aquella situación en donde demostraba que era todo un cobarde. Yoongi se había ido sin decir segundas palabras y con la mente llena de líos.

Y ahora allí, un Hoseok sentado con un libro en manos, esperando por el pelinegro. Lo que leía era un libro de aventura pero parecía todo lo contrario, pues agua cristalina comenzó a invadir sus mejillas y un rosa pálido de igual forma. ¿No vendría? Quería seguir engañándose, seguir hanelando algo que no era para él y nadie.
Había estado más de medía hora fingiendo que todo estaba bien, que su lindo y pequeñito corazón seguía latiendo de esperanza para que llegara el otro, pues, Hoseok siempre era persistente.

¿Por qué demonios tenía que enamorarse? ¿Había oportunidad de que alguien se enamorará de él? Alguien en que pueda estar seguro que le enseñaría todo lo lindo del mundo, en el que sentía. Quería que alguien fuese sus ojos, que le tomé de la mano y le ayude acariciar las flores de algún prado mientras se la describía, deseaba que fuese Min Yoongi, por que su corazón latía cada vez que le tomaba de la mano. Y aunque no lo podía ver, su mente era tan creativa que podía imaginárselo, sonriendo como un pequeño chico en el cual está disfrutando el amor y lo lindo de la vida, en como sus ojos brillarán al contacto de los sutiles rayos amarillentos del sol, fijados en todo su rostro, acostados en el pasto siendo tocados por el ardiente sol y con las manos tomadas, como si requerían ese tacto para seguir existiendo.

Pero solo era una ilusión demasiado remota, quedándose sentado con las manos cubriéndole el rostro mientras se tranquilizaba para no seguir derramando una sola lágrima.

En ese momento Yoongi reaccionó, con un sobre salto. Se había quedado dormido, descifrando y escribiendo lo que sentía. Miro su reloj y eran casi dos horas desde que había pasado de la hora acordada, llegaría tarde. Se frustró tirando al suelo el diminuto reloj, doblando rápidamente la carta que estaba en su escritorio con la cara ardiendo de furia de si mismo, no sabía con exactitud si la había terminado pero aún así se fue, si no antes de alistarse rápido.

Su cuerpo lo apresuraba como si solo le hiciera caso a su corazón, por poco casi se caía pero siguió adelante con el deseó de verlo allí sentado. Llegando en un abrir y cerrar de ojos.

¡Sentidos! [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora