Aunque ya tenían la mayoría de edad, los neófitos amantes aún temían mostrarse ante sus padres y oficializar su relación.
En una de las tantas noches que disfrutaban en la clandestinidad fueron descubiertos. Cuando le tocaba a Eren ir a casa de Armin, como ese día, trepaba por una enredadera bastante sólida que daba justo a la habitación del rubio.
- ¡Mí Eren! - Armin se abalanzaba a su cuello antes de que este pudiera poner un pie en el cuarto.
- ¡Espera que me caigo! - advirtió y fue liberado de las tenazas que eran los blancos brazos de su novio - Listo, ahora si puedes abusar de mí - dijo con una sonrisa maliciosa.
Como todas las noches, consumaron el acto de amor hundidos en un frenesí de pasión que les hacía perder conciencia del tiempo y el espacio. Tanto así que los gemidos de Armin se hicieron muy audibles.
- ¡No pares! - Eren había disminuido el ritmo para escuchar mejor.
- Escuché algo...Armin, estás gritando mucho.
- ¡Que va!¡Tu sigue! - y movía su retaguardia contra la cadera de su amante, cuando también escucho el ruido - ¿Que fue eso?
- Tu perro está arañando tu puerta - Eren se separó de Armin y trato de ocultarse - Abrele para que te vea y se calme. O lo ahogamos.
- ¡Eren! - lo regaño enojado y abrió la puerta.
- ¿Aaaaarmiiiin? - era la voz de la madre, que se acercaba prendiendo la luz del pasillo.
- ¡Escondete!¡Ya! - urgió a Eren mientras se ponía el calzón y fingía voz de dormido - ¿Mamá?¿Que pasa?
- Escuché gente gritando, parecía que estaban pegándole a un puerco - Eren, que se escondió debajo de la cama, tuvo que taparse la boca para no soltar una carcajada. La señora Arlert tenía razón, Armin gritaba como puerco en agonía.
- Oh, yo también creí haber oído algo - decía entre avergonzado y ofendido - No habrá sido nada mami, tranquila.
En eso, el perrito se metió a la pieza y empezó a ladrarle a Eren.
- ¡Copito!¡Cállate y sal de aquí!
- Pero parece muy nervioso - replicó la mamá...y entro a la habitación - Copito ven - asió al perro y éste se contorsionó para liberarse e ir a por su presa.
- ¡NO! - grito Armin, despertando también a su padre.
Era demasiado tarde, la señora Arlert se agachó y tuvo una privilegiada vista de las nalgas de Eren.
- ¡Armin!¿Que es esto? - grito histérica y subió la vista hacia el rostro del castaño - ¡Eren!
Le tomo un tiempo resolver la ecuación, pero una vez solucionada, la realidad le pegó en la cara en la forma de los cuerpos desnudos de su hijo y su mejor amigo.
- ¿Que pasa? - se asomó el señor Arlert - ¡Ay, no!¿Que es eso? - se asustó.
- Es Eren.
- Ah.
Después de la bochornosa escena, se reunieron en la sala a conversar. Lo único que les molestaba a los padres de Armin era que su hijo les hubiese ocultado esa relación por tanto tiempo. Ellos sabían que era gay y lo amaban tal y como era. Además que adoraban a Eren. La plática concluyó con un emotivo discurso sobre la confianza y la aceptación, y consejos sobre los métodos anticonceptivos más confiables.
Eren se quedo a dormir en casa de los Arlert, con la promesa de que hablaría con sus papás sobre el tema al día siguiente. Cuando Armin abrazo a su papá en agradecimiento por su comprensión, este solo le contestó.
- Mierda que es feo en bolas tu novio.