Me encontraba de nuevo en la cama con él, llena de sus besos por mi cuerpo, sus manos y todo lo que había hecho conmigo y allí estaba, diciendo que me amaba y nunca sería infiel de nuevo. Yo lloraba y lloraba, por dentro ,pero lloraba y quería que mi vida acabase ahí, no podía permitirmelo de nuevo pero tampoco podía dejarlo ir, sentía la presión en el cuello, solo quería gritar y algo me lo impedía.
-¡Joder!
Fue mi primera palabra del día.
Suspiré y miré el reloj de mesa y solo quedaban 20 minutos para la alarma.
Otro maldita pesadilla más, cada noche que pasaba se multiplicaban como cucarachas. Me había intentado convencer a mí misma de que tarde o temprano se irían, pero llevaba ya 3 meses así. No tenía una economía que me pudiese favorecer ir a un psicólogo y mamá siempre decía que todo está en la mente y tenemos la fuerza suficiente para cambiar quién somos. Tal vez no ocurriese con todo tipo de personas.
Otro día nublado en Londres, otro día sola. Mis ojeras cada vez más grandes, mis cucharadas de café cada vez más cargadas, mis paquetes de tabaco cada vez se agotaban antes.
Lo único que me mantenía con felicidad si se le podía llamar así era mi trabajo.
Aquellos niños con energía y positividad cada mañana me hacían sentir como una madre orgullosa por todo lo que conseguían a diario. Aunque no todo fuese sobre ruedas no podía quejarme estando en mi lugar. Echaba de menos a mis amigos, a mi familia pero aquel año estaba sirviendo para crecer en muchos aspectos. Si es cierto que algo en mi estaba oscureciendo en mi interior,pero no quería preocuparme demasiado, al menos no por el momento.
Cada noche llegaba a casa después de organizar las tareas del día siguiente y lloraba sin algún motivo al cerrar la puerta. La soledad me invadía y ni si quiera aquellas compañeras de trabajo que tomaban el café conmigo por la tarde eran suficiente. Ni las llamadas por teléfono, de las que nadie tenía tiempo desde la otra orilla.
Últimamente rechazaba abrir cualquier revista del corazón en la que las parejas restregaban su amor, de hecho ya ni creía en él ¿por qué gastar dinero en algo que no era real?
Y otro día más que pasaba en el calendario.

ESTÁS LEYENDO
Celeste Oscuro
Lãng mạnComo toda joven mujer a sus 20 Celeste está abierta a todo en su vida, moverse a ciudades nuevas, su primer empleo, conocer gente nueva...y no tan nueva. Cuando todo parece ir marchándo bien la depresión y la ansiedad invaden a Celeste, pero entonce...