Capítulo V 'Por si regresas'

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Había visto pasar todas las horas en el reloj digital de su mesilla. La noche anterior, al llegar tras el encuentro con Irene, se encontró la casa decorada con unas cuantas velas y la mesa del comedor repleta de una suculenta cena. Al parecer, Xavier había salido antes de lo previsto de trabajar por una cancelación de última hora en su agenda de reuniones y eso le permitió dedicar el resto del tiempo a prepararle una sorpresa. Lo que Xavi no sabía es que Inés no estaba precisamente para sorpresas y se mostró poco receptiva a los intentos de su pareja por tener una velada especial. Estaba cansada y tenía el estómago cerrado pero, por no dejar que los esfuerzos de Xavier fueran en vano, hizo un esfuerzo por sentarse a la mesa y comer algo. Al acabar de cenar se levantó dispuesta a que su mente se quedase en blanco mientras recogía y fregaba la vajilla, mas cuando casi había finalizado en su tarea, Xavi apareció rodeándola por la cintura y girándola sobre sí misma mientras le dejaba besos por el mentón y el cuello. No estaba segura de querer aquello pero de nuevo pensó que lo podría usar como distracción para que el nombre de Irene dejase de repetirse en su cabeza como un mantra. Se dejó guiar hasta el dormitorio y se permitió a sí misma olvidarse de todo y simplemente dejarse llevar.

Cuando Xavi se quedó dormido al terminar, todos los fantasmas que Inés estaba intentando evitar aparecieron de golpe, se sintió mareada y tuvo que levantarse corriendo al lavabo para una vez allí expulsar todo lo injerido en la cena. Cuando ya no quedaba nada en su estómago, levantó la mirada hacia el espejo aferrándose a la fría cerámica del lavabo, viendo en su reflejo los estragos de sus más profundos sentimientos, sin duda volver a saber de Irene le había producido una oleada de sensaciones que no quería permitirse descifrar. Por una parte sabía de buena tinta que estaba muy enfadada por la forma en que su amiga había actuado años atrás, pero por otro lado no podía evitar sentir una felicidad que le inundaba el pecho de solo pensar en que Irene, su Irene, estaba de vuelta. Tampoco estaba segura de que tratarla como la había tratado fuese algo justo o si se había pasado, pero en ese momento no lo pensó demasiado. Dejó que tanto el dolor como la rabia la dominasen y acabó por echarla de su posada sin dejar que ella le diese explicación alguna más allá de que llegaba para vender la casa que la vio crecer. Se lavó la cara con agua bien fría y, adivinado que esa sería una nueva noche de insomnio, a las que ya estaba empezando a acostumbrarse, se dirigió de nuevo a la habitación con un cuaderno y un bolígrafo dispuesta a dejar liberar sus pensamientos. Miraba la página en blanco y, seguidamente, miraba el lado contrario de la cama en el cual Xavi dormía plácidamente dejando escapar algún que otro ronquido. Lo que había hecho hacía escasas horas tampoco ayudaba a esclarecer sus pensamientos. Lo suyo con aquel hombre era cada vez más distante, todo se había convertido en una insulsa rutina que había acabado por desquiciarlos a ambos, los cuales trataban sin éxito alguno, buscar una forma de solventar el abismo que se abría paso entre ellos. Resignada se dispuso a garabatear en el cuaderno todo aquello que campaba a sus anchas por su mente, sus miedos, sus inseguridades y también se permitió expresar la felicidad que había traído Irene a su vida con su vuelta. Así, perdida en su mente recordando años de juventud, de verbenas en el pueblo, de excursiones a la montaña con las chicas, en definitiva, de todo lo que alguna vez la hizo feliz, la encontró el amanecer.

Se levantó dispuesta a ir directamente a ver a Begoña y contarle que Irene estaba de vuelta, igual ella podía darle un consejo sobre cómo afrontar el volver a verla. Xavier tendría un nuevo día ajetreado en el trabajo y eso le daba margen para no tener que dar muchas explicaciones, aunque cuando se trataba de ir a ver a Begoña su pareja apenas se quejaba ya que sabía que esos momentos eran sagrados para Inés.

Se despidió de su pareja y puso rumbo a casa de Bego. Agradecía internamente que su amiga necesitase reposo por su embarazo, ya que eso le permitía poder ir a verla y, con la excusa de darle ánimo cuando esta estaba aburrida, ella podía evadirse en su casa puesto que la mayor no podía ir a ninguna parte que requiriese esfuerzo alguno. No estaba aún de demasiados meses pero este nuevo embarazo le había supuesto mayor riesgo que los dos anteriores y por ello le habían recomendado vigilar los sobreesfuerzos que pudiera llegar a hacer.

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