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Kai tomó las manos de Soohyeon entre las suyas y viéndose a los ojos cerraron el candado lleno de promesas e ilusiones. Él guardo la llave en su bolsillo, recordándose a sí mismo que después tendría que deshacerse de ella, puesto que ese candado nunca se volvería a abrir.

El día era frío y nublado. Soohyeon llevaba puesto un enorme abrigo beige que la cubría casi hasta las pantorrillas. Su gorro era de color hueso, el cual no le gustaba a Kai porque decía que aquel color era muy apagado y sin vida lo que no iba con su personalidad cálida y alegre. Él vestía un abrigo color mostaza y pantalones negros. Ambos tenían la nariz roja a causa del frío, se acercaba el invierno y no faltaba mucho para la primera nevada. Sin embargo, mientras Jong-in pasaba el brazo sobre los hombros de Soohyeon no se sentía la helada tarde.

Normalmente Kai quería parecer más maduro de lo que era a sus veintitrés años, pero había veces en las que Soohyeon sacaba su lado más cursi e infantil y convencía a Kai de hacer sus locuras "de adolescente" como decía él. Como por ejemplo, poner su candado en la torre Namsan. Aunque ella quería tirar la llave allí mismo, Kai insistió en enterrarla o arrojarla en el mar, algo que fuera más memorable.

Ella se puso de puntillas y le dio un beso apasionado tomando sus mejillas entre sus manos mientras él le rodeaba la cintura con los dos brazos.

—Te amo— le susurró al oído cuando sus bocas por fin se separaron—. Y te amaré por siempre.

—Kai, tú eres el amor de mi vida, lo fuiste desde el momento en que te conocí.

Era un momento muy cliché, pero fue perfecto... en lo que duró.

Entre empalagos, besos, abrazos y cariñitos, se dirigieron a un restaurante de atún cerca a la torre Namsan, ya que no habían alcanzado a tomar siquiera un bocadillo.

Al llegar al local, Soohyeon fue directamente al sanitario y Jong-in se adelantó para apartar una mesa. Él ya sabía perfectamente que ordenarle a Soo, así que pidió el platillo y justo cuando el mesero se fue a solicitar su comida recibió una llamada de la hija de un amigo de su padre, la cuál no frecuentaba mucho, así que contestó, extrañado por la repentina llamada.

—¿Hola?—contestó Kai.

—Ejem...hola, Jong-in. ¿Me recuerdas?—respondió una voz dulce, pero ambos sabían que ella no tenía nada de dulce— Soy Jennie, nos conocimos de niños en el campamento de verano en Auckland. Es porque nuestros padres son amigos.

—Claro que te recuerdo. ¿Necesitas algo?— preguntó sin muchas ganas de hacer larga la conversación.

—Uy, ¿qué pasó con el lindo Jong-in que yo tanto conocía y añoraba?— Kai no dijo nada, así que ella siguió con lo que tenía que decir—. Solo quería saber si podríamos... ya sabes... salir o algo; estoy de vuelta en Corea.

—¿Ahora mismo?— inquirió alzando una ceja, mirando en dirección a los baños, esperando a Soohyeon.

—Pensaba en esta noche...

—Lo siento no puedo hoy— la interrumpió—. Es mi primer aniversario con mi novia.

—Bueno... supongo que puede ser otro día.

—De verdad lo siento— se disculpó una vez más Kai.

—No te preocupes Jong-in. De cualquier modo, yo creo que nos veremos más pronto de lo que te imaginas— finalizó y colgó como si supiera algo que él ignorara.

Endless LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora