Miénteme.

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Haru está casado con Makoto. Su boda fue un poco después de ir juntos a estudiar en Tokio, toda su vida habían estado juntos y en aquel entonces ambos tenían un profundo amor hacía el otro, nadie conocía a dos personas que se amaran tanto. Cada uno sabía como se sentían con sólo mirarse a los ojos, ¿Díganme si eso no era amor?

Se querían tanto.

Sus primeros años de matrimonio fueron llenos de cariño, respeto, comprensión. Perfecto sin duda pero a partir del quinto año todo fue bajando. Haru consiguió ser un gran nadador profesional que viajaba por el mundo y era sumamente ocupado.

Makoto por otra parte se volvió entrenador de una escuela de natación reconocida y su tiempo libre ésta la consumió. Con aquellos trabajos era de esperarse que poco a poco se dejaran de ver.

Era una suerte que durmieran en la misma cama dos noches seguidas.

Las peleas por el poco tiempo de verse se empezaron a formar, las discusiones, malentendidos, todo comenzó. Lo que alguna vez fue amor ya no sabían que era. Sus amigos notaban aquello y les dolía verlos así. Todos trataban de que volvieran a amarse pero entonces se dieron cuenta de algo horrible, de la persona que menos se esperaban llegó un golpe fatal.

La infidelidad.

Makoto fue el primero en caer. Quedó engatusado por los "encantos y mentiras" de un compañero de trabajo. Lo peor de aquello era que Nanase lo sabía. Las pocas veces que se veían en su casa el castaño traía chupetones, mordidas en la espalda, rasguño, olía mal incluso.

A Haru se dolía aquella traición, ¡Todavía sentía algo! ¿¡Cómo mierdas esperas que la única persona que has amado te traicione!? Nadie quiere pasar o volver a pasar por eso.

Sientes que el corazón se te hace pequeño, los ojos te arden, sientes rabia, dolor, angustia, te preguntas en que momento hiciste algo mal para que eso pasara, quieres partirle la cara. Simple y sencillamente tu mundo se quiebra.

¿Qué si había pensado en el divorcio? ¡Claro que sí! Pero su corazón se lo negaba, porque se sentía atado a las promesas y palabras que en algún momento lo unieron con Makoto, porque lo perdonó sin decirlo, porque lo seguía haciendo, aun quería a su infiel marido.

¿Él había sido infiel? ¡Claro que no! En su boda hizo votos, los cuales aún pensaba ser leal pero ganas no le faltaban. Quería que el ojiverde se sintiera tan mal como el se sentía en las noches que dormían juntos, volteados de lado diferente para no tener que mirarse a la cara. Ya ni siquiera le daban ganas de hablarle. De algún modo, aus miradas resultaban desconocidas para ambos y ellos se preguntaban.

"¿Qué fue la persona con la que me casé?"

¡Les dolía tanto! Pero era el pelinegro a quién más le dolía.

En las últimas noches ambos coincidieron en vacaciones y por obvias razones estaban en la misma casa. Veían televisión juntos pero incluso la pelea por el canal favorito de quien empezaba. Al final de cada discusión Makoto se largaba y Haru se ponía a llorar.

¡Como deseaba no saber que el castaño le era infiel! Anhelaba volver a aquella época donde eran unos adolescentes de preparatoria sin preocupaciones, donde sólo temía no estar junto con su amado. Ahora el verlo le fastidiaba. Sin embargo, hoy ambos amanecieron de buen humor. Se hablaron, sé rieron, incluso hubo abrazos y algún beso.

Tenían meses sin siquiera tocarse las manos.

Estaban felices.

Pero los dos sabían que no duraría mucho. Era de noche y Makoto había salido a comparar pan para acompañarlo con un rico chocolate caliente. De pronto el pelinegro escuchó en zumbido de la mesa y pensó que fue su celular pero era imposible porque lo tenía descargado. Se acercó para ver y vio que era el su esposo. Lo tomó y lo encendió para ver que tenía un mensaje. Lo abrió y comenzó a leerlo.

"De: Fulanita*

Para: Makoto.

Hey, no vas a venir esta noche? Vamos amor, te extraño y me siento solita. Te espero ;)"

Su corazón se quebró, lágrimas brotaron con fuerza y cayó al piso adolorido. Gritó de frustración, quizo romper el aparato en mil pedazos pero se contuvo. Eliminó el mensaje, dejó el teléfono en su lugar y corrió al baño a lavarse la cara. No quería que su "marido" lo viera en mal estado cuando llegara. Escuchó la puerta abrirse y el salió normal. Indiferente como siempre. Cenaron juntos y se durmieron juntos. En la noche ambos volvieron a encontrar el cuerpo del otro, parecía como si se estuvieran despidiendo, cosa que no era así porque lo sabían a la perfección, que ninguno estaba bien sin el otro.

En la mañana Makoto se tuvo que ir al trabajo ya que sus vacaciones eran menos pero salió temprano esa tarde. Salieron por la plaza en una cita, como cuando eran enamorados. Entonces pasó algo. A el ojiverde le llegó una llamada. Salió al baño a contestar (puesto que estaban comiendo en un local) pero Haru sabia quien era pues el mismo todo era de la chica con la que le era infiel.

Nanase se molestó, se sentía como tonto por depender tanto de alguien a tal punto de perdonarlo sabiendo que siempre te hará daño.

El castaño regresó y le pidió disculpas por tardar. Salieron del restaurante a ir por unos helados y Haruka se atrevió a hablar sobre la llamada.

-¿Quién era en la llamada?

Makoto se tensó pero trató de hablar tranquilo.

-Una compañera de trabajo.

-Ya veo...

Ninguno tocó el tema otra vez.

Después de aquello todo fue tranquilo, el problema vino en la noche. Makoto tuvo que salir a visitar a un compañero porque se le olvidaron unos papeles. Haru enfermo de celos y antes de que se fuera lo besó, le quiso dar a entender que no quería que se fuera, que lo dejara por otra. Que lo perdonaba y que podían empezar de cero, sin embargo, el castaño partió a "estregar" los papeles.

Llegó a la una de la madrugada y a esa hora lo esperó. No le reclamó nada, no le dijo nada. Se encerró a llorar en el baño porque su amante apestaba a perfume de mujer y traía consigo marcas nuevas. Sentía que ya no podía soportar aquello, pero no hizo nada al respecto.

Lo amaba tanto.

Cuando tuvo que irse a nadar en otra parte del mundo se despidió de él con un beso y le susurro dulce al oído unas palabras que dejaron a su marido sorprendido.

"Sabes, cada vez que me mientes de que vas a ver a un compañero logras que de alguna manera te crea a pesar de que son mentiras. Vamos, miénteme un vez más como siempre para vuelva a quererte. Porque te amo."

Se alejó de él y fue a donde lo llamaban para subir a su vuelo. Ansiaría saber las nuevas excusas que le pondría ahora que regresara. De verdad, era un tonto por perdonarlo.

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Dedicado a Shipshin.

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