Capítulo 2: Un segundo intento

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Apenas termina de agregar a su último "vecino de número", la chica se dirige a WhatsApp para así contactar con estos. Ciertamente se hallaba ansiosa por conocerlos, por saber cómo serían.

Su vecino de arriba —según podía verse en su foto de perfil— es un hombre mayor quien tiene, al menos, un nieto. Una nieta, para ser más específicos. Ésta parece tener unos cinco o seis años. A Azul la imagen de estos dos abrazados y sonriendo a la cámara le da mucha ternura y decide no molestar a aquel hombre el cual parece tan buena persona.

Decide proseguir con su vecino de abajo: éste no muestra su rostro en la foto de perfil. En cambio, en ésta puede ver una fotografía con lo que parece ser un establo en una esquina de la imagen y, de fondo, unas hermosas montañas nevadas. ¿Su vecino vivirá en la montaña? ¿O quizá vaya seguido de vacaciones allá? Sea lo que sea, la castaña no puede evitar sentir curiosidad por esta persona.

Su vecino resulta ser, en realidad, una vecina. Una chica cordobesa la cual disfruta de tomar fotografías de paisajes así, sobre todo ama fotografiar lo que puede verse desde la granja de sus tíos. Tienen una charla amena la cual no dura mucho dado a que Camila —así se llama su vecina— tiene otras cosas que hacer. Ésta le promete que, cuando tenga tiempo libre, le mostrará algunas de sus fotos que tiene de los animales lo cual Azul acepta felizmente.

Al acabar aquella conversación, la adolescente torna su vista hacia el reloj de su celular el cual le indica que sólo habían pasado unos cinco minutos desde que había comenzado con aquella travesía. Dado a que no tiene otra cosa más interesante que hacer, decide probar restándole y sumándole dos números a su número de teléfono. Esta vez contactaría con sus vecinos de más arriba y más abajo.

Agenda los números —no sin antes eliminar el contacto de aquel hombre mayor— y se dispone a entrar otra vez a la aplicación de mensajería.

Se decepciona un poco cuando un botón verde con la palabra "Invitar" aparece a un lado del contacto de su vecino de más arriba dado a que éste no cuenta con cuenta en WhatsApp. Es entonces cuando se decide a buscar a su vecino de más abajo.

Su foto de perfil le permite ver que era una vecina, probablemente de su edad sino un poco mayor que ella. En la imagen se la ve sonriendo con quien parece ser su hermana dado al gran parecido que estas comparten. De fondo, puede verse uno de esos clásicos salones de juegos que Azul solía encontrarse cuando se iba de vacaciones a la costa. Tales recuerdos le implantaron una sonrisa en el rostro.

Es ahí cuando decide posar su dedo sobre el contacto de aquella desconocida y comenzar una conversación.

Hola! Soy tu vecina de número!

Hizo una mueca al releer aquel mensaje de introducción ya que le pareció demasiado... ¿alegre? Tampoco se encuentra tan emocionada por conocer a su vecina de más abajo, pero no pudo encontrar otra manera de saludarla sin sonar demasiado seria o fría. No quiso causar una mala primera impresión.

Se queda unos segundos dentro de la conversación a la cual acababa de dar inicio, probablemente esperando que su "vecina" respondiese con la misma velocidad con la cual Azul había mandado su mensaje, hasta que decide revisar si tenía algún mensaje proveniente de otro chat. Afortunada o desafortunadamente los únicos mensajes sin leer provienen del grupo de su curso, donde sus compañeros no hacen más que hacer chistes ridículos y hablar sobre estupideces las cuales no eran de interés para la chica.

Aburrida, apaga la pantalla de su celular a la vez que un suspiro abandona su boca. Sigue estando aburrida por lo que se dirige a la sala de estar para ver un poco de televisión. La pantalla muestra un programa de chismentos donde un grupo de cinco personas sentadas en círculo charla amenamente sobre la vida de las celebridades del momento.

Azul, quien se halla recostaba en el sillón de la sala, nunca le había encontrado la gracia a ese tipo de programas. No criticaba a las mujeres chusmas las cuales se reunían para así hablar sobre todos esos temas, pero sí a la gente que cobrara por ello. Le parecía, además de asqueroso, patético. Una manera horrible de aparecer en televisión, no por tener talento, sino por dedicarse a discutir sobre la vida privada de las estrellas.

Decide hacer un poco de zapping, pero al no encontrar nada que llame su atención apaga la pantalla y se echarse una siesta. Aquel no era el lugar más cómodo para descansar, menos aún teniendo en cuenta que su habitación estaba a tan solo unos pasos, pero deja que la vagancia típica del fin de semana le ganase esa vez.

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2019 ⏰

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