MI Novio Falso [Stony]

I

—Rogers, ya te dije que no lo voy hacer—exclamó el castaño, ya se estaba hartando de tenerlo todo el día detrás de él y siempre por lo mismo—Escucha—cerró su locker y se giró dándole la cara al insistente rubio—No pienso engañar a tu familia de esa forma, eso simplemente no se hace...¡es de muy mala educación!—gritó atrayendo varias miradas.

Steve estaba consciente que era mucho pedir, en especial a alguien que no era muy cercano a él y por eso mismo era perfecto.

—Tony, por favor...—Suplicó poniendo esos adorables ojos de perrito que todos amaban— Sólo será la semana que viene, mi familia se irá después de eso, me esperaré unos días y les diré que hemos terminado—Hizo un ademán con sus manos restándole importancia, pero para el castaño era todo lo contrario, le importaba y mucho.

—¿Porqué yo?—Preguntó después de unos minutos—Ni siquiera somos tan cercanos como para...—No acabó su oración porque fue interrumpido por Steve.

—¡Por eso mismo es perfecto!—Respondió muy exaltado—Mi familia no te conoce tanto como para que sospechen que los estoy engañando y nosotros nos conocemos lo suficiente como para llevar esto acabo—Terminó diciendo el rubio, Tony quería ahorcarlo.

—¡Bien! Lo haré, sólo...—Suspiró—Deja de fastidiar, hoy es el último día de clases y lo quiero terminar en paz—Steve asintió repetidamente, sus azulados ojos estaban brillantes, estaba muy feliz.

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Las manos le temblaban de tal manera que ni siquiera podía abrocharse la condenada corbata, necesitó la ayuda de Jarvis para abotonar la camisa, pedirle que le atase la corbata ya sería demasiado pedir. La corbata se le resbaló de las manos al escuchar el timbre, la recogió rápidamente y la puso alrededor del cuello pero sus manos no cedían, terminó lanzándola a su cama, sin corbata será.

Bajó lo más rápido que pudo las escaleras, al pie de ellas estaba un muy arreglado Steve; sus zapatos estaban impecables, al igual que su saco y camisa, a diferencia de Tony él sí tenía una linda corbata de color azul que hacía resaltar sus ojos. Maldito Rogers.

—Hola Stark—Sonrió Steve—¿Listo para irnos? Vamos algo tarde.

—Muy listo—No estaba nada listo, era un manojo de nervios andante—Vámonos Rogers.

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El viaje en coche fue sorpresivamente relajante, tranquilo para Tony quien también sorpresivamente se había calmado, ya no estaba nervioso, estaba listo.

—Es aquí—Se estacionó Steve—Les encanta éste restaurante, a mí me parece de lo más normal, honestamente prefiero cosas hechas en casa—Sonrío a medias para después dejar escapar el aire sonoramente, ahora él estaba nervioso—Vamos.

Tony enserio ya no estaba nervioso, lo juraba por María, su mamá, pero Rogers tenía que tomarle de la mano y arruinar toda su estabilidad emocional, la poca que tenía.

Steve lo miró con el ceño fruncido cuando lo sintió temblar. Se acercó a su oído.

—Oye, soy yo, no tienes que estar nervioso, todo estará bien—Tony tragó duro, el cosquilleo en su oreja no se iba.

Entraron e inmediatamente las fosas nasales de ambos se llenaron con deliciosos olores, a ambos les rugió el estómago y se sonrieron cómplices.

—¡Steven!—Gritó una señora con gran sonrisa y cabellos rubios, era hermosa—¡Por acá!—Era hora del show.

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Cinco días era lo que llevaba conviviendo con la familia de Steve, se sentía bien pero a la vez muy mal pues estaba engañando a todos y ellos eran las personas más dulces y cariñosas que Tony puedo haber conocido.

Después de la comida en aquel restaurante se creó el  agradado mutuo entre sus suegros, Sarah y Joseph, y él, Steve estaba que saltaba de alegría, descubrió una faceta de él que jamás creyó que vería; era muy cariñoso, a cada rato lo llenaba de mimos, no importaba quien estuviera cerca, justo como en ese momento.

—Steve—Susurró Tony.

—¿Mmmh?—Steve dejó de hacerle piojito a esa castaña cabellera.

—Tus primas están enfrente—Volvió a susurrar—Y con sus cámaras apuntando a nosotros.

—¿Te molesta?—Steve se separó dejando la cabeza de Tony en el aire pues antes estaba en su pecho.

—No, claro que no pe...

—Entonces a mí tampoco—Steve lo volvió a atraer hacia su pecho para continuar con lo que antes estaba haciendo.

Trataba de convencerse que la falta de amor de sus padres hacia él era la culpable del repentino gusto que sentía hacia Steve y cualquier cosa que él hiciera, ya estaba acostumbrado a sentir los latidos de su corazón cada vez que lo abrazaba, ya estaba acostumbrado a sentir un cosquilleo en sus manos cada vez que él las tocaba, ya estaba acostumbrado a que su ropa terminara oliendo a su perfume, ya estaba acostumbrado a él, porque al fin descubrió lo que era ser tratado con amor, simplemente ya estaba acostumbrado a la idea que rondaba en su cabeza desde hace algunos días y al fin la aceptaba, estaba profundamente enamorado de Steve y eso era un problema.