Capítulo 22

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Tuve un mal presentimiento, pero lo preferí ignorar. No quise preguntarme qué pasó ni cuánto tiempo llevaba Moon-jae tirado en el piso. Lo que menos deseaba para esa noche eran preocupaciones innecesarias y más problemas, así que regresé a mi hogar en cuanto el cigarrillo se acabó.

Hice la rutina nocturna. Merendé y me fui directo a buscar trabajo por internet. Leí decenas de vacantes mal pagadas o lejos de mi ubicación, pero apenas las analicé. Era muy probable que me hubiera saltado una buena oportunidad gracias a la distracción. Así estuve durante una hora, fingiendo que me concentraba, pero con la mente afuera, en el balcón.

Antes de cerrar todas las páginas para largarme a la cama, se me ocurrió abrir el blog. De nuevo había notificaciones, no tantas como antes, pero casi todas preguntándome por la chica que dormía y desapareció. La foto continuaba almacenada en mi computadora e incluso en la cámara, pero también se hallaba en la sección de "eliminados temporalmente" de mi blog.

Entré a ese apartado y examiné de nuevo la imagen, aunque esta vez con cierta seriedad y hasta molestia. Si a él no le importaba nada de lo acontecido a su alrededor, entonces poco iba a importarle que de nuevo yo me atreviera a publicar su fotografía.

Así que lo hice sin impedimentos. Volví a dejarla visible para aquellos que entraran a mi blog. Pero además, subí otra foto para saciar la curiosidad de todos esos visitantes.

Aparecía sentado frente a su mesa, con la ventana y las cortinas abiertas de par en par durante una fría mañana. Su rostro no era tan visible por la distancia, pero resultaba obvio que era el mismo de la foto durmiendo.

Casi todo el tiempo tenía buenas oportunidades para volver de la cotidianidad de Moon un arte. Me entristecí un poco cuando pensé en que pronto ya no podría hacerlo. Para estos últimos días de estadía en el edificio, me propuse fotografiarlo de cerca.

No pasó más de media hora para que recibiera un par de comentarios tanto en la nueva foto, como en la vieja. Los extraños se leían emocionados por ver a mi vecino otra vez. Insistieron en que subiera más fotos porque él era todo un modelo, pero no les contesté. Iba a tomarme mi tiempo.

Apagué la pantalla, con una media sonrisa en el rostro, y me levanté para ir a dormir. Y justo cuando destendía las cobijas y acomodaba las almohadas, el reciente recuerdo de la mano de Moon-jae saltó a mi mente. De eso trascurrió poco más de una hora; era probable que ya no estuviera ahí.

Solo por curiosidad decidí acercarme de nuevo al balcón y comprobarlo. Abrí la ventana y fingí que iba a fumar, incluso encendí el cigarrillo y caminé hasta el barandal. Me recargué con ambos codos y miré hacia enfrente, pero pronto conduje la vista hacia la casa de Moon.

La mano seguía exactamente en la misma posición, sin cambios ni siquiera en el desorden de la casa. Sentí una ligera presión en el pecho que me puso ansioso y quizás preocupado.

—Oye, ¿cuánto tiempo más piensas quedarte ahí? —exclamé con el volumen suficiente para que escuchara a través del cristal.

El coreano ni se inmutó.

Seguí llamándolo, esta vez por su nombre. Insistí por un par de minutos, pero paré al poco rato porque temí molestar a los otros vecinos. No movió ni un dedo.

Después de que el cigarro se terminó, entré a mi apartamento lo más pronto posible. Fui al lavaplatos y tomé la escoba para golpear su ventana con ella. Algo no parecía estar bien, mi subconsciente me lo decía.

Toqué varias veces sin parar, pero las cosas adentro continuaron siendo las mismas.

—Moon-jae, abre la ventana —alcé la voz, sin dejar de tocar.

El balcón vecino [BL-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora