Hazlo, porfavor

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Con cada segundo que pasaba, que aquellas sus feromonas se fusionaban con las mías, quería más. ¿Dónde estaba mi lado cuerdo? No lo sé, mi atención estaba centrada en el sabor de su boca y de cómo paseaba sus manos por todo mi cuello como si yo fuera su helado de sabor favorito. Se detuvo, me contempló por dos segundos con la respiración agitada mientras que de mi corazón no emanó latido alguno y cuando menos me lo esperaba tumbó de mi cuerpo con fuerza hacia el mueble que estaba cerca.

Se acercó lentamente a mi cuerpo tumbado acomodando sus piernas a cada lado de este y se inclinó hasta mi cuello para comenzar a besarlo desde un ritmo lento hasta uno rudo y agresivo. Luego yo fui la que poseyó su boca subiendo mis manos hasta su cabello para empujarlo más adentro el momento era completamente inefable. Existían unas ondas de corriente que conste pasaba el tiempo teniéndolo a centímetros de mi piel aumentaban, despertaban a cada segundo el mismo deseo que el tenía de mí. Podía persibir cada una de las sensaciones del tacto de las yemas de sus dedos recorriendo mis hombros como si escribiera sobre mi piel. Como si tallara su nombre repetidas veces antes de envolverme en su deseo carnal. Conforme se apoderaba de lo más profundo de mi boca comenzó a desabotonar mi blusa con un ritmo etéreo retirándola al instante para dejar mi abdomen al descubierto de sus ojos. Y con una extremada elocuencía habló—Me encantas, mujer dulce, esquicista, eres perfecta.—

Y su mirada pasó a el inmenso bulto que había sobre mi pecho, no lo pensó dos veces cuando aquellas manos se acercaron a desabrochar con lentitud la última pieza rojiza que traía. No me dió tiempo a ver dónde la lanzó porque al instante se pegó a uno de mis senos saboreándose su areola y los jadeos en mi garganta no tardaron en liberarse. Con una de sus manos mientras devoraba uno el otro lo masajeaba en un ritmo ademán. Mis párpados sin intensión alguna se contraín y pasé de sostener su cuello a agarrar su camisa y arrancársela del cuerpo en un movimiento involuntario y largo en que terminé dejándolo bajo mi sombra. Me quité la falda que llevaba puesta en un movimiento sensual denotando como mordía sus labios apretando el agarre en mis caderas. Había sudor en su frente como si ya tuviera suficiente tensión en sí mismo. Seguido hice lo mismo con los shorts que se traía, al instante viendo cómo ahora solo un gris pedazo de tela estorbaba sobre su miembro. Con una sonrisa llena de placer comencé a acariciar todo su pecho varonil increíblemente marcado.

Me acerqué a su pelvis sentándome de modo que su miembro quedase debajo de mi zona, y acomodando mis piernas a cada lado de su cuerpo me comencé a mover lentamente sintiendo como al instante aquella cosa que sin haberla visto se notaba de gran tamaño crecer y palpaba contrá mi zona en donde los músculos de su interior se contraían al mismo ritmo que las facciones de su rostro por el placer y la tensión que teníamos...

H-hazlo, porfavor.—Su frente se contrajo repetidas veces en un jadeo que soltó.

Libérame—Suplicó en un tono desesperado. Exactamente lo que yo quería.

Tus deseos son órdenes para mí.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2019 ⏰

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