Tres

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Riki

—Entonces tienes 20 años y vives solo —habla él después de hacerme un par de preguntas.

—Y tú tienes 17...

—Casi cumplo 18 —interrumpe.

—Okey, entonces chico casi legal que vive solo porque sus padres se divorciaron y lo emanciparon —él asiente.

—Ambos estamos solos —dice sonando un poco triste.

—No —niego con la cabeza —ya no más porque tú me tienes a mí y yo a ti.

—¿Es suficiente? Quiero decir, es suficiente para mí pero...

—Eres más que suficiente para mí —soy sincero pero él se sonroja.

Llevamos bastantes días conociendonos, él y yo.

No hay día en el que Joel no llegué a verme a la heladería ni noche en la que yo no lo acompañe a su casa, o fines de semana en el que nos sentemos en la acera de una calle desconocida a hablar.

—¿Al fin me contarás a quien amaste tanto y que aún no haz olvidado?

Bajo la mirada rápidamente porque aún me cuesta hablar de eso.

Supongo que Joel nota mi tristeza porque vuelve a preguntar —¿Tan importante fue él para ti?

—¿Él? —cuestiono.

—¿Ella? —pregunta sorprendido.

Yo comienzo a reír porque puedo notar sus celos.

—Eres muy malo —se limita a decir formando un puchero en sus labios.

—Es ella, si —confirmo y él me mira casi boquiabierto.

—No sabia que también te iban las mujeres.

—No me gustan las mujeres.

—Pero... —frunce el ceño ya un poco irritado —lo acabas de decir... —resopla con molestia —Si no quieres contarme no lo hagas —desvía la mirada.

Todo él es lo más tierno que he visto en mi vida.

—Tenía 13 y ella 30... —comienzo a relatar.

Joel voltea a verme perplejo pero aunque es obvio que quiere decir algo prefiere guardar silencio y yo se lo agradezco.

—Yo la amaba demasiado y ella a mí —suelto un suspiro —quizás ella me amó mucho más, pero yo habría hecho todo por ella, incluso morir... tan sólo porque ella estuviera ahora aquí —siento como un nudo va formándose en mi garganta.

—La amaste mucho... —susurra.

—Tenia 13 cuando me detectaron cáncer en los ojos... —digo mirando un punto fijo en el suelo porque no quiero ver el rostro de Joel. Sé que voy a llorar —el cáncer ya había avanzado y fui perdiendo la vista poco a poco. Ella hizo todo lo posible para que yo me curara... incluso morir.

—Riki... —murmura con pena y me acurruca entre sus brazos.

—Yo no quería eso, estaba bien si yo moría pero ella simplemente lo hizo —un sollozo escapa de mis labios y me doy cuenta que estoy llorando —Mi mamá se mató, Joel, para donarme las córneas. Me devolvió la vista y la vida.

Joel se mantiene callado pero me pega más a su pecho. Acaricia mi cabeza, puedo sentir su cariño.

—Papá me botó de nuestra casa, él me odia porque cree que yo la maté y aveces pienso que es cierto.

—No —habla seguro —tú no tienes la culpa de nada. No vuelvas a decir algo así —me regaña con la mirada.

—E-es que ella era aún joven, pudo haber tenido otro hijo, puedo vivir recordandome, pudo cumplir su mayor sueño.

—El amor nos hace dar todo por el otro. Tú hubieras hecho lo mismo por ella —me dice Joel acariciando mi espalda.

Yo lo miro directamente a los ojos y siento calidez. Es maravilloso sentir estas burbujas estallando en mi interior.

Siento que lo conozco de toda la vida.

Tal vez no de esta pero en alguna vida pasada lo amé.

Él sujeta mi nuca y pega su frente con la mia, acaricia una de mis mejillas con su suave mano.

—Riki, mi querido Riki —susurra —debió dolerte tanto, pasaste por tanto dolor tu solo, pero ya no más, yo estoy aquí —pronuncia cerca de mis labios, puedo sentir su fresco aliento —mi Riki.

Mis lágrimas aún resbalan por mis mejillas y cierro los ojos cuando Joel une nuestros labios.

Esa muy fría y poco triste noche, el único hombre que amé me besó por primera vez.

RIKI •Joerick •RikelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora