Adᥲm Pᥱtᥱrsoᥒ.

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Aclaraciones:

Narración.

-Diálogo-.

"Pensamientos".

Advertencias:

OC.

Género: Romance | Drama | Fantasía | Angust.

Clasificación: T | M.

Disclaimer: El juego no me pertenece a mí sino a ®Claire Zamora.

Nota de autor:

Aquí está la séptima entrega de esta serie, antes tengo que pedir disculpas porque esto dejó de ser Drabble y paso a OS. Me salió largo...

Hace tiempo que quería escribir esto, desde que vi esa escena deplorable de "reconciliación" en la ruta de Adam, me pareció indignante... En fin, no se molesten, le di otro enfoque porque es lo que a mí me hubiese gustado leer. Aún así espero lo disfruten. Hasta la próxima.

PD: cualquier falta de ortografía o gramática la corrijo luego.

DɾᥲᑲᑲꙆᥱ 7.

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"Amar no significa perdonar".

K. D.

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Layla tenía un enorme defecto, y consistía en su entrañable predilección por los hombres que le hacían daño.

Sí, Adam le había contado su triste historia. Sí, era trágica. Sí, la entendía. Sin embargo, eso no justificaba que usara a los demás a su conveniencia y de manera tan arbitraria. ¡No tenía derecho!

Eso más que enojarla le dolía, nada tenía que ver su orgullo aunque, definitivamente, también había resultado golpeado. Había confiado en él, ¡se había entregado a él!

"¿Cómo pudo...?", pensó.

Suspiró mientras se mantenía de pie como una estatua de mármol en medio de la habitación, observando hacia la laguna verde azulada que eran los ojos de Adam. La única razón por la que se había tomado la molestia de llegar hasta ahí y escucharlo era por Owen, ese hombre era terriblemente insistente y un dolor de trasero cuando quería.

Layla creyó que era un cara dura, no entendía como después de todo ese engaño se atrevía a buscarla. Supuso que la amistad pesaba más que la vergüenza, si es que ese malhumorado la conocía. Tenía su mérito, por lo menos había sido honesto. Todo lo que se podía decir en esas circunstancias...

Tomar la decisión fue difícil.

Por un lado estaba su corazón herido y por otro, su sentido de la rectitud. Lo correcto era escucharlo, saber sus razones, qué lo motivó a llegar a ese punto. Y, aunque todo era malo y una tragedia, ningún argumento era válido para usar y jugar con los sentimientos de una persona.

Lo miró sin parpadear. Su aspecto era el de un hombre que había sido destruido por un vendaval, su corazón se encogió dentro de su pecho. Él no era el único deshecho...

Él se movió buscándola.

- No - dijo parándolo en seco, sabía lo que sucedería si se acercaba más -. Lamento lo que te ha pasado, Adam, pero eso no es suficiente... No para mí - dio dos pasos atrás evitando que su cuerpo reaccionara a su cercanía -. No te has dado cuenta, ¿verdad? - esperó por su respuesta, le vio dudar. Ella negó decepcionada - ¿No tienes idea de a cuántas personas has perjudicado, cierto?

- Sé a cuántas - respondió él con voz ronca, como si llevara días sin hablar. Un escalofrío la recorrió, pero se las arregló para arquear una ceja bruna.

- ¿Ah sí? Lo dudo - replicó -. Me lastimaste, traicionaste mi confianza, pusiste en riesgo mi profesión y mi trabajo - señaló llevándose una mano al pecho que empezaba agitarse -. Y por si fuera poco, pusiste en riesgo mi libertad, ¡pude haber ido a la cárcel por tu culpa! - exclamó, Adam quiso responder, pero no le dio tiempo - ¡Traicionaste a Colin! Tu amigo, ¿cómo pudiste verlo a la cara y mentirle? - reprochó - ¿De qué forma podría volver a confiar en ti, si toda nuestra relación está basada en engaños y mentiras? ¿Cómo? - susurró esa última pregunta con voz quebrada.

- Layla... - musitó él en el mismo tono, ella se alejó más cuando le vio alargar la mano con intención de rozarla.

- ¿Cómo puedo confiar en alguien que pone a los demás por debajo de sus intereses, por muy buenas intenciones que tenga? - negó con los ojos cristalinos, llenos de lágrimas no derramadas -. No puedo...

Estaba agitada, respiraba corto y rápido. El enojo era grande, pero la herida dolía más y verlo frente a ella solo hundía más el puñal incrustado en su corazón. Cerró los ojos, escuchó el roce de la tela al moverse, las baquetas hicieron un ruido sordo al chocar contra el suelo y pronto el calor corporal extra la alcanzó. Unos dedos ligeramente fríos le rozaron la mejilla, tembló. En otro momento hubiera anhelado esa caricia, pero ahora... Ahora le parecía tan vacía...

-Layla... - repitió suavemente él, ella se tragó un sollozo.

- No hay disculpa ni excusa que valga, Adam - musitó en un hilo de voz, abrió los ojos y los clavó en él -. No eres muy diferente de los grandes corporativos que persigues - se alejó -, al igual que ellos, pasas por encima de quién sea para conseguir tu propósito. No te importan las consecuencias, a quien traicionas... ¿Te has dado cuenta de ello?

El baterista trastabilló unos pasos hacia atrás, le miró como si acabase de encajarle un golpe en la boca del estómago. A ella también le dolió, pero así lo veía. Tal vez lo decía por rencor o porque estaba herida, quien sabía.

- Yo no quería lastimarte... Se suponía que no debía suceder así.

- Pero lo hiciste y sabías que saldría herida - replicó -. Estabas consciente de que la posibilidad de que me enamorara de ti no era remota, me utilizaste y lo supiste todo el tiempo. No fue un error, Adam, sabías las consecuencias - quitó furiosamente con el dedo una lágrima que se deslizaba por su mejilla izquierda.

Miró al cielo, no quería llorar. No más y no frente a él. Tampoco quería verlo más, sus palabras lo habían herido. No soportaba más tiempo ahí, debía irse o terminaría derrumbándose. Ya había tenido suficiente, aún le quedaba un poco de dignidad.

Mientras caminaba hacia las escaleras escuchó el chirrido de una silla al ser apartada precipitadamente, se detuvo antes de poner el pie en el primer escalón.

- Layla - la voz de Adam también.

- ¿Qué? - se quedó dándole la espalda.

- ¿Podrás perdonarme algún día?

Ella se quedó en silencio unos minutos. ¿Lo haría? ¿Volvería a confiar en él? ¿Qué le garantizaba que no la usaría de nuevo?

Nada, nada se lo garantizaba. Y no estaba segura de querer apostar por ello otra vez.

- Deberías decirle a Colin lo que has hecho antes de que lo descubra, no se merece esta mentira - soltó sin más antes de subir las escaleras sin mirar atrás.

A lo lejos escuchó un murmullo con su nombre, agrietando más su corazón.

A veces amar no significa tener que perdonar.

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