únic.

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Feliz, estaba feliz.

La gente empezaba a colocar sus maletas y subir al coche, dejando el pueblo más que vacío por las vacaciones, dejándome a mí y a mi familia sola con la gente mayor.

En los pequeños pueblos para gente promedio cerca de Annyang, solía vivir poca gente y cada vez que había vacaciones la gente huía de sus casas para irse a Seúl o Daegu. Pero debido a todas mis operaciones, no nos podíamos permitir ir a ningún sitio.

Nací con una deformidad que hacía que las facciones de mi cara estuvieran irreconocibles, por lo cual siempre llevaba mi máscara; una máscara que me regaló mi abuela después de mi octava operación a mis escasos trece años.

Desde ese día, solo he pasado una vez por quirófano, haciendo que mi boca no quedara hundida y, permitiéndome así que pudiera hablar bien.

Feliz de saber que me encontraría más que solo en el pueblo, otra vez, me fui a mi habitación para matar el tiempo libre.

El aburrimiento me invadía por completo.

Mi pasatiempo favorito era dibujar y pintar, así que me puse a ello en el viejo escritorio marrón que tenía. Desde pequeño era mi rincón favorito para desarrollar mi creatividad, la cual nadie solía apreciar.

Lo mejor es dibujar jardines; es relajante y entretenido. Además de que siempre tuve predilección por ellos. Mis favoritos son los de rosas.

Siempre comparaba mi alrededor con eso. Las rosas rojas era la gente del pueblo, gente amarga y grosera que le gusta hacer daño a los demás sin siquiera empatizar con sus sentimientos; como mis compañeros del instituto.

Yo era la rosa diferente. La que siempre pintaba apartada de los otros, pero esa rosa era azul, por eso las rojas la despreciaban, era distinta y ellos no lo aceptaban.

Yo me sentía una rosa azul que renacía.

Últimamente todo lo relacionaba con eso. Cuando iba por la calle, bajo mi máscara, claro, solía clasificar a la gente después de observarla bastante tiempo.

Solían ser rosas rojas, pocas eran como yo. Pero las azules, al fin y al cabo, acababan convertidas en este tipo de flor corriente.

Si la gente supiera lo que hago, pensarían que tengo algún tipo de trauma psicológico, pero realmente lo tengo, mi apariencia me ha llevado malas experiencias que quizá nunca llegue a superar.

Siempre estoy absorto en mis pensamientos, imaginando en qué haría si fuera una rosa roja, cómo sería convivir como todos y qué le haría a la rosa azul. En muchas ocasiones puedo estar hablando con mi madre, que es por desgracia una roja, y estar pensando en mi preciado jardín; lo riego y lo cuido.

Me cansé rápido, como de costumbre, así que decidí dar un paseo.

Me puse una camiseta nueva, la que llevaba necesitaba un lavado urgente, y salí de casa absorto en mis pensamientos.

Me dirigía hasta el parque que había en una plaza principal del pueblo. Cada rincón estaba desierto. La poca gente que había me miraba extrañada, como si fuera un completo desconocido, aunque ya sabían quién era, porque obviamente, solo hay un Kim Seokjin en el pueblo. Todos tenían mi nombre en boca.

Pasé por la calle principal y divisé a una familia que se estaba mudando. Por suerte llevaba mi máscara, así no podrían verme el rostro.

Menos mal que en ese momento no estaba pensando en mis cosas, sino probblemente ni me hubiera percatado de la chica que estaba cogiendo unas cajas del suelo, seguramente habrían posters de grupos o cosas de esas. Era muy bonita, pelo castaño con mechas rubias debido al sol, un vestido azul con topos y una sonrisa apagada, ¿qué clase de rosa era? No conseguía descifrarlo.

Love&Live | k.seokjin ‹ OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora