Parte única.

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La curiosidad se había instalado en su pecho mientras más lo observaba encontrarse perdido en la nada mientras compartían un breve momento de silencio entre ellos, uno que realmente no era algo usual para el par de héroes pero a pesar de eso nunca...

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La curiosidad se había instalado en su pecho mientras más lo observaba encontrarse perdido en la nada mientras compartían un breve momento de silencio entre ellos, uno que realmente no era algo usual para el par de héroes pero a pesar de eso nunca se había sentido un ápice de incomodidad.

Y ese instante no era la excepción.

Pero aún así se sentía intrigada ante el brillo que aquellos ojos felinos tan expresivos mostraban, pues para Ladybug esos extravagantes a la vez que fascinantes ojos eran un extraño manuscrito de emociones que con el tiempo había aprendido a leer gracias a esos cortos instantes donde el silencio sólo podía ser cortado por sus respiraciones o incluso por los sonidos de la ajetreada ciudad.

Chat Noir parecía estar pasando por un conflicto interno, y más que la curiosidad inicial que experimento al examinar su mirada perdida en el cielo que poco a poco comenzó a teñirse de azul; ahora también existía preocupación instalada en ella.

Llevó su vista hasta las manos de él, donde un helado a medio terminar se encontraba derritiéndose lentamente.

Helado que hacía no mucho el señor Ramier se había ofrecido a regalarles luego de que los héroes le salvaran del vecino del hombre, quien por una u otra cosa del destino habia terminado siendo akumatizado con el fin de deshacerse de la nueva mascota que habia adquirido por recomendación del mismísimo Chat Noir.

Estuvo tentada a preguntar, pero ella sabía que quizás aquello sería entrar en terreno personal, entonces se limitó a extender su mano lo suficiente para alcanzar su cabeza dándose la libertad y la confianza de hundir sus dedos en su cabello, otorgándole una suave caricia; una llena de cariño y camadería que había compartido muchas veces con él.

Y con esa simple caricia Ladybug le daba a entender a Chat Noir que estaba para él en un gesto lleno de complicidad que él al principio respondió con un pequeño brinco de sobresalto quizás olvidando que se encontraba ahí, para después sonreírle como sólo sabía hacerlo para ella.

— Estoy seguro que pensaste que el gato me había comido la lengua ¿No es así? — pregunto con un tono burlón y una amplia sonrisa que mostraba ligeramente sus colmillos.

Ladybug atinó a rodar los ojos divertida a la vez que desordenaba aun más el cabello de Chat Noir, quien soltó un suave ronroneo ante la acción.

Un sonido que al principio había sido realmente extraño para ambos, pero que con el paso del tiempo se había vuelto en algo usual; una marca personal en él como solía pensarlo ella.

— Sí, una razón para preocuparme — hizo una pausa, tomando una cucharada del helado derretido que tenía él en sus manos para poder mostrársela —. Pero esto puede ser el helado que derramó el vaso, siempre terminas tus helados casi de un solo bocado — y aunque aquel juego de palabras hizo que ambos sonrieran, la preocupación quedó palpada en las últimas palabras de ella, quien dejo descender su mano hasta la mejilla de él, limpiando con cuidado un rastro de helado de chocolate.

Crecer [Miraculous Ladybug Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora